Escuadrón Suicida de David Ayer es un filme disfrutable, ligero y a su vez efímero.
Aplaudido es, entre los mortales, el empeño que tienen los dos grandes estudios del momento (Marvel y DC, en ese orden) por proclamarse amos y señores -sí, aún más- del Hollywood vanguardista. Ese que apuesta por el maridaje entre un ejército de superhéroes cuya esencia -con residencia fija en las viñetas donde se gestaron- parece perdida, el ruido de millones de fuegos artificiales sonando sin compás y las tramas más pulp que la cultura pop haya dado en sus últimos años de existencia. Y en ese mercado que quiere conquistar al fan desde las víscera y rabia, han llegado David Ayer y Warner Bros. con Escuadrón Suicida, un blockbuster de acción que le debe más a The Dirty Dozen (Robert Aldrich, 1967) que a la trama construida por John Ostrander en el cómic original.
Ayer -aunque, en realidad, son las personas con las que se reunió el director de ‘Fury’ en la sede de la compañía en Burbank, California- ha tenido en sus manos las herramientas, los colores y la predisposición para pintar un cuadro que, por encima de cualquier aspecto, guardase las formas de a quienes estaba destinado a retratar. Sin embargo, el experimento, más propio de un laboratorio farmacéutico o, incluso, ortopédico, ha resultado un producto fabricado de manera irregular, incongruente consigo misma. Y es que sí da la sensación de creerse el dispositivo perfecto para llamar a todo fan que se precie, no obstante no se salva del delirio de grandeza que muchos han proclamado llenando de prejuicios -buenos y malos- al cine de superhéroes.
Escuadrón Suicida se lanza al vacío con una narrativa abigarrada hasta tal punto de aturdimiento que, aunque con distintos valores estructurales, la ponen a la altura de la recién vilipendiada Batman v Superman. Quizá sea un problema de concepto o, simple y llanamente, que quieren reformular la entraña de unos personajes sin ninguna carga moral hacia algo que no se sabe muy bien por qué -mentira categórica, la demanda hace del mundo un lugar peor- encuentra paralelismos con el enfoque de Marvel. Lo cierto es que no parecen haber entendido que este gigantesco grupo de villanos es la rotura completa de los esquemas, sin conciencia, sin preguntas ni concesiones, pero con un calado psicológico y un contexto socio-político que va más allá de las conversaciones de bar, la chulería natural del Deadshot de Will Smith o el grandioso esfuerzo de Margot Robbie por estar a altura de Harley Quinn.
La película ‘Escuadrón suicida’, entretiene como cualquier otra película en la que el ritmo seco, forzado hasta el límite de estallar, precede no a un festival de buenas nuevas floridas, sino a una suerte de refresco para la oscuridad en la que parecen haberse sumergido las adaptaciones de los cómics de DC. Ayer diseña a sus personajes haciendo que pierdan cualquier significado, tomando del gag clásico la oportunidad para convencerse de que ya no los protagonistas, sino la trama en general, tienen algo que ver con lo que realmente llevan dentro: el antiheroismo que regresa del infierno para -y porque más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer- salvar al mundo sin grietas ni aristas perdidas por el camino.
Esa oportunidad creada por Ayer sustituye a la que ofrece un proyecto como Escuadrón Suicida: liberar la inconsciencia de psicóticos y asesinos de masas dispuestos a redimir al ser humano estándar de su falta de perspicacia. Al ritmo de clásicos ochenteros y un rap metalizado último modelo -del que adopta la estructura, pero no el mensaje-, la película avanza con demasiada rapidez, dando brochazos donde debería haber trazos finos, construyendo un relato brutal y desmembrado cuando buscaba la armonía del conjunto. Su punto fuerte, a pesar de no llegar a ser lo que pretende desde su pretencioso primer acto, es que no deja de ser disfrutable, ligera y a su vez efímera, gracias precisamente a ese ritmo con el que Ayer ha imprimido la que hasta ahora -y junto con Deadpool, aunque ésta sabe mantener su carácter canalla sin desfallecer- es la película más irreverente de superhéroes jamás creada. Con ella se (super)pone de manifiesto que a pesar de tener aptitudes, la actitud es una herramienta que no vive sus días felices estando supeditada al fan service.
Esperamos vuestros comentarios acerca de ‘Escuadrón suicida’, mientras tanto disfrutar del temazo de la película ‘Sucker for Pain’ que ha contado con Lil Wayne, Wiz Khalifa & Imagine Dragons w/ Logic & Ty Dolla $ign ft X Ambassadors.