‘Autómata’ el nuevo trabajo protagonizada por Antonio Banderas nos transporta a un futuro distópico, donde la humanidad sobrevive en un planeta condenado y se extingue lentamente en un medio ambiente hostil. Serviles robots llevan a cabo todas las tareas pesadas, y muchas de las más sencillas. La humanidad está estancada y la evolución puede estar buscando otro camino.
Las películas de ciencia ficción sobre robots o inteligencias artificiales siempre han jugado con la idea de seres que puedan algún día rebelarse, que puedan querer sustituir a sus creadores. ‘Yo Robot’, ‘Terminator’, ‘Matrix’, jugaba con esas ideas, otras como ‘2001 una odisea en el espacio’, ‘Alien o ‘Blade Runner’ trataban a los organismos electrónicos como seres que deciden por sí mismos y se rebelan como parte importante de la trama. Son las opciones más conocidas aunque existan muchas películas o historias, la literatura fantástica está llena de ellas. Pero todas tienen una base, el miedo. El pánico a que construyamos algo que nos pueda superar, o que compita con nuestra supremacía. ‘Autómata’ toma muchas de las ideas de la ciencia ficción moderna, las leyes son cercanas a las creadas por Asimov, y de la fantasía más clásica; la creación que toma conciencia de ‘Frankenstein’, el Prometeo moderno de Shelley o ‘Pinocho’. Brandon Sanderson, escritor de ciencia ficción y fantasía de éxito, decía que para escribir no necesitas ideas geniales, sino tratamientos correctos y trabajo. Eso es ‘Autómata’ a nivel de historia. Construye un mundo y te cuenta una historia dentro del mismo. La idea no es original pero está trabajada buscando un enfoque diferente.
La historia se escenifica en 2044, las erupciones solares han hecho la superficie de la Tierra radiactiva y diezmado a la población. Los supervivientes han construido robots, llamados peregrinos, para ayudarles a reconstruir en ambientes hostiles. Estos robots tienen dos protocolos inalterables: deben preservar la vida humana, y no pueden modificarse a sí mismos. Pero cuando no pudieron detener la destrucción del planeta fueron relegados a la mano de obra y la servidumbre doméstica.
Jacq Vaucan trabaja de inspector de reclamaciones en la compañía que fabrica los robots. Está a punto de ser padre en un mundo implacable y tiene una nueva asignación. Wallace, un policía drogadicto y corrupto, afirma haber destruido a un robot, que se estaba reparando a sí mismo rompiendo sus protocolos. Jacq descubre que el robot escondía una batería nuclear miniaturizada. A partir de ahí la curiosidad de Vaucan le lleva a perseguir la idea de que los robots pueden pensar y evolucionar, siguiendo la pista de las piezas, y siendo investigado por ello por su propia empresa.
La trama es lineal, sin que existan demasiadas sorpresas, trata con detalle la creación de los peregrinos, y como de una historia de cine negro llena de personajes moralmente corruptos avanza. No es hasta el segundo acto cuando el espectador asiste al cambio, el cazador pasa a ser cazado, el precio de saber demasiado. El tercero es el definitorio para la historia, donde la reflexión es la protagonista, ¿puede crearse una especie?, ¿puede algo qué empezó siendo inerte convertirse en un ser vivo?, ¿qué es un ser vivo?
Gabe Ibáñez dirige con soltura pero con un ritmo pausado, es una historia densa y exige esfuerzo. No es una película de acción, tiene elementos de cine negro, pero es una historia de ciencia ficción pura y dura, donde lo importante es la imaginación. No destaca Ibáñez como un realizador que se exceda en florituras, y se queda corto en muchas escenas que cuentan lo justo. Muestra poco, supongo que por exigencias de producción, pero eso también influye en su modo de narrar, hay momentos que la acción transcurre de tal forma que no le afectan los cambios, y sin cambios el ritmo se vuelve pesado.
El desarrollo de ‘Autómata’ es sobrio y busca la contención. La producción aprovecha todos sus recursos durante el principio de la película, efectos CGI y escenarios futuristas. El ambiente catastrófico envuelve todo el mundo humano, sucio y oscuro, es el claro ejemplo de un organismo moribundo en sus estertores finales. El resto del mundo es un erial radioactivo que solo los autómatas pueden visitar, es más luminoso, quizás más esperanzador para un nuevo comienzo. Una vez la humanidad deja su cascara, en la persona de Vaucan y su forzado exilio al exterior, tiene que enfrentarse a lo que puede llegar, su extinción, su sustitución, de una forma clara que contrasta con la oscuridad del mundo humano. Se vacía todo de elementos innecesarios y pasamos a escenarios solitarios e incómodos para una persona. La importancia del nacimiento del hijo de Vaucan y el paralelismo con el nacimiento del primer retoño mecánico está infrautilizado, pero él no profundizar también lo hace más valorable, como un recurso que se sugiere más que presenta.
‘Autómata’ cuenta con un reparto de lujo para una producción española, con coproducción búlgara.
Está rodada en inglés, y sin ninguna duda su mercado comercial es el internacional. Pero es un proyecto con sangre de nuestra tierra. Antonio Banderas contaba en una entrevista a RTVE.es que esta película era, desde el punto de vista financiero, su proyecto más difícil, “porque estuvo a punto de morir varias veces antes de nacer». El actor malagueño lleva 4 años relacionado con ella y los problemas han sido constantes, como anécdota podemos contar que la primavera árabe produjo que no se pudieran utilizar los primeros escenarios elegidos en Túnez. Aún después de todos esos problemas, Gabe Ibáñez, director, y Banderas, actor y productor, siempre se han mostrado muy contentos. Y las cuatro dominaciones al Goya que ha recibido la películas, son en palabras de Ibáñez, «el reconocimiento a la audacia de haber sido capaces de hacer una película tan diferente de lo que se suele hacer por aquí».
Antonio Banderas encuentra en esta película algo a lo que no nos tenía acostumbrados, una actuación contenida y poderosa. Es uno de los mejores trabajos del andaluz, que se rapo el pelo y desmejoró su aspecto en esta actuación, alejándose de su imagen más conocida y elegante. Destaca Dylan McDermott y su pequeño papel como Wallace, es el ejemplo del mundo y lo que crea, un defensor de una ley que se muere y de un planeta que no le importa nada. Una humanidad cuya meta es sobrevivir. El norteamericano se presenta como un tipo duro y sin moral, siendo la antítesis de Banderas cuando este decide que quiere saber qué ocurre. Es el mundo en el que viven, sólo le interesa el hoy, y conservarlo como está. Robert Forster como mentor, casi como padre adoptivo de Vaucan es la única figura positiva que tienen el protagonista, y Forster cumple con esa imagen paternal y también con la de traidor, es un veterano y no desluce, pero tampoco es su mejor papel. Birgitte Hjort Sørensen como la esposa de Vaucan y madre de su hijo, y la ex mujer de Banderas, Melanie Griffith, completan el reparto.
Una película destacable por ser un género que no se trabaja en España, arriesgada en su planteamiento y en su puesta en escena. No es perfecta pero cuenta con detalles que le dotan de atractivo. No se puede hablar de una gran obra de ciencia ficción pero si destacarla entre las ultimas estrenadas más cercanas a la space opera o al cine de acción. Su mayor atrevimiento es el plantear preguntas, su mayor problema es que son preguntas que se responden de forma vaga y quizás siguiendo las líneas clásicas, sin novedades en un campo tan abierto como el filosófico-científico. Pausada y densa la película exige esfuerzo y no muchos espectadores se lo darán. Un gran paso para convertir el cine español en una industria más abierta y seria.
Dentro de poco podremos ver ‘Chappie’ de Neill Blomkamp, y supongo que surgirán las comparaciones. De hecho una que podría ser muy dañina sería decir que es ‘Yo robot’ pero sin dinero. Y ni siquiera pretende acercarse, la temática es cercana pero no tienen ni la misma intención. Además que la película de Will Smith es más un film de acción que de ciencia ficción pura, como lo es ‘Autómata’. No sería justo porque Autómata es una historia sobre el destino, la evolución, y la lucha por la supervivencia. Es la ciencia ficción que Darwin podría haber escrito.