Llegamos al cuarto tomo de la recopilación, en formato Biblioteca Marvel de tapa blanda y a todo color, de la colección clásica de Daredevil. Panini Comics encarga un puñado de togas para vestir de gala en un juicio que solo se detendrá cuando el juez decida golpear con fuerza su mazo para anunciar la sentencia.
No fueron sus mejores momentos
Este Daredevil dirigido por Stan Lee no se cuenta entre los comics en los que demostró la mayor de sus inspiraciones, las lagunas son importantes y algunos escenarios no hay quien los comprenda. Muchas veces parece que nos encontramos ante el típico pez fuera del agua. Eso no tiene que ser necesariamente mal, de vez en cuando hay que salir de la zona de confort, tanto en nuestra vida diaria como en las representaciones literarias.
Este no es uno de los casos en los que podamos dictar un veredicto favorable, utilizando la terminología jurídica tan cercana a Matthew Murdock. Pero a pesar de ello hay momentos que agradecemos muchísimo, sobre todo esa coherencia de enlazar todo lo que va sucediendo alrededor del abogado ciego.
No nos limitamos a números autoconclusivos en los que cada vez se enfrenta a una nueva amenaza cada vez más descabellada sino que podemos apreciar un hilo conductor que nos conduce a uno de los momentos clave en la vida de un superhéroe, cuando alguien cercano es capaz de sumar dos y dos y poner en riesgo el secreto de la identidad oculta tras la máscara.
Aunque para conocer como se terminó resolviendo toda esa trama tengamos que esperar a la siguiente entrega de esta Biblioteca Marvel del “Cuernecitos”. Pero el camino se disfruta igual que el resultado así que antes hay que pasar por el asado para poder degustar la pieza de carne en su jugo y perfecto punto.
Algunos de los enemigos clásicos de Daredevil
Aun hoy hablar de alguno de estos nombres evoca momentos importantes en distintas etapas de Daredevil, incluso todavía forman parte de la plantilla activa de hampones peligrosos y recurrentes que de vez en cuando hacen acto de presencia por las páginas de la colección. Hemos contemplado como el tiempo incluso ha llegado a ofrecerles oportunidades de redención. Sí, igual estáis pensando en Gladiador y estaríais en lo cierto. Pero no es el único que va a pasarse por aquí, los demás no tienen su misma condición, ni siquiera han llegado a dudar acerca de sus intenciones criminales en ningún momento de su existencia de ficción. El de mayor renombre es sin duda El Búho, pero no el único.
Daredevil tendrá enfrente al Merodeador Enmascarado, dentro de un plan orquestado para liderar esa organización del hampa con claros orígenes italianos, ¿la Mafia?, no, claro, Stan tampoco iba a ponerse una diana en el pecho para que cualquier spaguetti de gatillo fácil lo acribillase en una esquina de Madison Avenue. Mejor le quito la f y le meto dos g, para que no se note mucho. ¿Maggia?, por supuesto, nadie se dará cuenta de esa brutal muestra de ingenio. Esto sí es de aplaudir, no la ocurrencia, que bueno, visto de manera responsable no está nada mal, sino enlazar una historia río que nos va a llevar hasta la conclusión demoledora de este volumen de tapa blanda.
El invitado especial y los espectaculares ilustradores
En la aventura que cierra el tomo nos encontramos con una aparición que no era nueva para Matt Murdock / Daredevil, se trataba de Ka-Zar, ese hombre que en la menor de las veces respondía al nombre de Lord Kevin Plunder. Su hábitat habitual se encuentra en la Tierra Salvaje, ya sabéis, ese sitio en el que es más fácil encontrarse con un dinosaurio de dientes afilados que hallar un McDonalds con un simple vistazo a Google Maps.
Esta vez no vamos a ver al bueno de Ka-Zar (de hecho lo tendremos en un modo desatado más cercano al salvajismo irracional) en su entorno sino más cerca de su lugar de origen, los fríos páramos de Gran Bretaña. Juntos terminarán por salvar el día ante la amenaza de el Saqueador, el hermanastro de Ka-Zar.
Mientras el Sonriente Stan hacía de las suyas, el trabajo sucio de dibujar aquellas historias recaía en John Romita, todavía sin el Sr. Pero su etapa tocaba a su fin, no por nada malo, se podría considerar un verdadero ascenso ser el encargado de dibujar la colección Amazing Spider-Man. Todavía podemos disfrutarlo en el primer episodio de los aquí contenidos, del 19 al 24 USA del primer volumen de Daredevil, antes de que Gene Colan tome el relevo, con unas tintas de Frank Giacoia que le sientan fenomenal.
Dos verdaderos maestros de los que muchas colecciones de la época no pudieron presumir. Podemos decir sin ánimo de equivocarnos, que la parte gráfica superó a la argumental con mucho margen de diferencia. Unos números que no marcan al personaje pero que se disfrutan plenamente… aunque estemos a punto de ver como Matt queda al descubierto. Pero como se dice muchas veces, eso es una historia para otro capítulo de estas reseñas.