Captain Fantastic, escrita y dirigida por Matt Ross, y protagonizada por Viggo Mortensen junto a los jóvenes George MacKay, Samantha Isler, Annalise Basso, Nicholas Hamilton, Shree Crooks y Charlie Shotwell, se estrena este viernes 23 de septiembre en las salas españolas. Con motivo de su visita a Madrid para promocionar la película, Cinemascomics.com tuvo la oportunidad de hablar con el director y el actor principal sobre los entresijos de ésta fábula materno-filial.
Ben, maoísta y padre de seis hijos, ha pasado 10 años viviendo en plena naturaleza, concretamente en los remotos bosques situados al noreste del Pacífico, donde ha educado a sus descendientes en la cultura profunda, en la vida a través de los libros y la adquisición de múltiples lecciones y técnicas de supervivencia para conocer el mundo, aunque no exactamente en el que habitan actualmente. Sin embargo, un día la familia debe abandonar su modo de vida y regresar a la civilización, donde tendrán que asimilar su nueva situación y adaptarse a la sociedad moderna, aunque no les va a resultar una tarea sencilla.
Captain Fantastic abraza el subjetivismo new age para llenar de subtextos un relato sobre el amor materno-filial, sobre la variabilidad de recursos que posee el ser humano cuando debe escapar al dolor. Ross pulsa las teclas correctas para que el público no sólo tenga la oportunidad de identificarse ideológicamente, sino que empatice con los personajes desde su lado más salvaje hasta el detalle más inocente. Son ellos, como le sucedió a Jonathan Dayton y Valerie Faris en Pequeña Miss Sunshine, los que mantienen viva a una película ante todo emotiva -si bien con algunas trampas previsibles, pero sin dobleces-, una fábula sobre el respeto a la cultura y a la educación en un mundo caótico, en estado crítico.
Después de una historia como ésta, ¿habéis llegado a una conclusión sobre qué modelo educativo es mejor?, ¿cuál es el mejor camino para los niños de hoy en día?
Matt: No sé cuál es el camino correcto, realmente hay muchos caminos, más de los que se muestran en la película. Lo que provoca Captain Fantastic es que, de una forma u otra, invita a pensar en multitud de posibilidades, en ningún momento se revela como la respuesta a esa pregunta. El personaje principal llega, en cierto modo, a un equilibrio, y eso es lo que plantea.
Viggo: Ciertamente, lo que me gustó del guión es que no es lo que parece en un principio: un modelo de familia de extrema izquierda que se enfrenta a otros modelos [de familia], como el que tienen los abuelos, que es más conservador. Es decir, que la historia avanzase hasta que la familia saliese de la naturaleza para enfrentarse al enemigo. Pero la película va más allá, aporta matices más complicados. Juega con el suplemento argumental de que todos tienen razón hasta cierto punto y que a su vez todos están equivocados hasta cierto punto. Como en el mundo real, no hay ni un padre ni un modelo perfecto de familia.
Con su modo de vida, inclinado hacia la naturaleza y al aprendizaje de cualquier aptitud, ya sea musical o literaria… ¿Cuánto ha aportado de sí mismo al personaje, Viggo?
Viggo: La ilusión. Evidentemente, hay ciertas cosas que me iban mejor que otras, por ejemplo, vivir en el bosque me encantó, incluso ayudé a montar la zona del jardín y a colocar el decorado. El público, cuando ve a los actores hacer su trabajo digamos correctamente, no se cree que estés interpretando a alguien. Piensa que somos así en realidad. Pero lo cierto es que en ésta película había varios aspectos que no había desarrollado en mi vida real, como tocar la guitarra, la gaita, escalar… Mi forma de hablar con mis hijos tampoco era la misma con la que Ben habla a los suyos. Pero si la gente cree que soy así después de ver la película, significará que he hecho un buen trabajo.
Sobre el mito de «no trabajes con animales ni con niños»… Usted ha trabajado con nada menos que seis, por tanto, ¿desmiente la segunda parte del dicho?
Matt: (Risas). Por supuesto. No obstante, es realmente complicado porque son pequeños, pero eso no significa que no sea alegre trabajar con ellos. Una de las partes positivas es que ellos no tienen la presión de hacerlo perfecto a la primera sí o sí, porque no son conscientes de eso. Vienen y hacen lo que tienen que hacer. En ese sentido, los niños aplican lo que en inglés sería un juego de palabras con el verbo ‘play’. Éste se emplea para ‘jugar’, ‘tocar un instrumento’ y ‘actuar’. Y eso el que hacen los niños, mezclan todas las connotaciones, de manera que trabajan jugando mientras tocan un instrumento o actúan. Es una de las cosas que más me gustan como director, explorar, que no esté todo premeditado, que sea natural. Eso los chicos lo hacen sin querer, aunque normalmente tienes que acabar enfocándoles a su trabajo diario porque hay cantidad de veces que llegan con la cabeza inmersa en su mundo y están desorientados dentro del ‘set’. Pero es absolutamente fantástico trabajar con ellos.
En la película se aprecia que el elenco ha superado sus propios límites físicos y emocionales… ¿Fue un rodaje complicado?
Matt: Sí, sin duda. Toda película tiene sus obstáculos, como cumplir con el calendario o con el presupuesto. En Captain Fantastic lo más complicado fue tener en cámara a seis niños con Viggo, en cada escena, y pretender captar la esencia de todas las frases. Eso es imposible desde un punto de vista emocional. A eso se añade la dificultad de las localizaciones, ya que viajamos entre dos Estados distintos, los dos números musicales que hay en la cinta, las dos escenas de acción, el ciervo… Demasiadas cosas. Emocionalmente me sorprendió la reacción de los niños porque tuvieron una conexión emocional mucho más profunda de lo que yo me hubiera esperado. Creo que entendían de verdad el guión.
Viggo: El principal problema era encontrar a seis niños capaces de llevar a cabo estos diálogos, de entender intelectualmente el guión o al menos que lo pareciese… Y también capaces de entregarse físicamente como hacen los personajes. Estaba convencido de que íbamos a hacer una buena película porque el guión era demasiado bueno para no hacerla, pero una cinta excelente como creo que es ésta sólo era posible si encontrábamos a seis niños muy especiales. Y lo son.
¿Los niños entendían los diálogos?
Viggo: Sí, si los más pequeños hablan de política, venían cada día con una sorpresa. Por ejemplo, el más pequeño vino un día y me dijo que había compuesto una obra sinfónica para piano. Le pregunté qué cuándo y me respondió que el día de antes… ¡Y lo mejor de todo es que cuando la tocó no estaba nada mal, era bastante larga! (Risas).
Matt: Y ahora está escribiendo una novela, no sé si será buena, pero… Hacen de todo.
¿En qué se basó para construir unos personajes tan atípicos? Tengo entendido que usted [Matt] aconsejó que no usaran móviles, que Viggo se fue al bosque…
Matt: La idea para el guión reside en mi propia experiencia, ya que de pequeño viví con mi madre y con mi hermano en una especie de comuna, no exactamente igual pero el entorno era parecido. Trabajé mucho con el director de producción para investigar sobre las personas que llevan este tipo de vida, y después de escribir el guión conocí a un hombre que vive exactamente igual que Ben y sus hijos lo hacen en la película. Nos enseñó su casa, cómo conseguía comida, leche, etcétera. A raíz de esto, tuve muchas conversaciones con Viggo para ir definiendo al personaje.
Además, para que sobre todo los niños se adaptasen a su nuevo estilo de vida, el equipo construyó una especie de campamento militar antes de comenzar a rodar. Allí todos, y digo todos, aprendimos a sobrevivir en mitad de la naturaleza, a cazar y a llevar otro tipo de alimentación. Hubo algunos que se atrevieron a matar a una oveja para comprobar cómo se cazaba lo que luego iban a comer. Los chicos también aprendieron a tocar instrumentos, artes marciales, leyeron todo tipo de géneros literarios… No pretendía que ninguno dominara todas éstas habilidades, era sobre todo para crear un ambiente familiar en armonía, para que tuviesen una conexión emocional y también para que considerasen a Viggo como mentor, padre y amigo… Lo que después se iba a plasmar en la película.
La película posee numerosos subtextos, pero… ¿Por qué eligió la muerte como pretexto para criticar todos los pilares de occidente?
Matt: Realmente no emplee la muerte como pretexto para criticar occidente, sino para que la narrativa funcionase. En la mayoría de las películas tiene que haber una ruptura, un gran cambio en los primeros treinta minutos y eso es lo que provoca que el viaje del personaje principal. No recuerdo muy bien el porqué de elegir a la muerte de la madre como detonante, pero en todo caso no fue para criticar durante el trayecto sino para que la película funcionase correctamente. Pero igualmente me alegra que invite a reflexionar.
Y usted Viggo, ¿considera a la muerte como respuesta definitiva a todas las preguntas que plantea Captain Fantastic?
Viggo: La muerte o cómo reaccionar ante ella, y también qué se hace con el muerto, es sólo una de las muchísimas costumbres en las que discrepan el modelo de familia de Ben y sus hijos con otros modelos. No creo que la muerte sea el eje de la película… Si hay un eje, que realmente no sé si lo hay, diría que es el amor por la madre. Es lo que da pie al viaje y lo que provoca las diferencias de opinión con los abuelos. Aunque es un personaje que no vemos mucho, en el guión sólo se hace referencia un par de veces y en un sueño…
Matt: Que la madre no aparezca en la película más que dos veces viene de la idea principal, que era mantenerla fuera de la misma. Sin embargo, después de terminar el guión, concretamente en la primera semana de rodaje, nos dimos cuenta de que debíamos incluirla, un plano en el que apareciese su cara en silencio, sin mencionar palabra. Le hicimos una prueba a una actriz amateur en Seattle y dio la casualidad de que se había leído el guión, no sé cómo lo consiguió…(Risas) El caso es que [ella] mantuvo una conversación con Viggo a las tantas de la madrugada en la que hablaron sobre sus familias, sus vidas… Y tuvieron una conexión tan especial que Viggo terminó llorando de emoción. En ese momento me pareció algo precioso y por eso decidí incluirlo.
En el título… ¿había una motivación hacia el superhéroe?
Matt: No quería confundirles con el título, pero todos sabemos que la cultura actual de los Estados Unidos está absolutamente dominada por películas de superhéroes, y por supuesto que es intencionado el título, aunque no buscara la confusión. Como bien dice Viggo, podríamos añadir perfectamente un signo de interrogación al final del mismo, para darle un sentido más reflexivo; ¿Lo es? ¿No lo es? ¿Por qué? Cuestiones que, al fin y al cabo, indican una metáfora con la paternidad, porque realmente casi todos los padres son superhéroes.
A colación sobre la muerte de la madre como artificio narrativo… Hay algo en su figura que no es improvisado: la enfermedad. Eso tiene muchísimo que ver con las indecisiones y la incertidumbre con la que vivimos ahora. ¿Tiene algún tipo de relación o la enfermedad también fue una casualidad?
Matt: No lo había hecho con la intención de establecer un paralelismo con la sociedad, sino más bien como un acercamiento a las familias que tienen que vivir con que uno de sus integrantes sea bipolar. En la mía, por ejemplo, hay una persona que es bipolar, por lo que me baso en la experiencia para mostrar cómo es enfrentarse a una situación así. Pero, igualmente, la tuya me parece una muy buena idea, mejor que la mía (Risas). La verdad es que es muy bueno que la película provoque eso, que construyas algo y la gente lo interprete de un modo distinto, cada uno desde su perspectiva, con más profundidad de la que tú como guionista habías tenido intención o también con menos. Es algo precioso.
Viggo: Deberíais trabajar juntos en el próximo guión (Risas).
Pero la película en realidad nos retrata un poco el caos del mundo actual…
Viggo: Hay mucha polarización. Lo normal no es que el público la entienda de forma más profunda, a no ser que sea un guión realmente bueno, una historia que estimule. Lo que nos ha sucedido con Captain Fantastic es que, después de estrenarla en Cannes, Sundance y otros festivales, el público normal, ni críticos ni periodistas, se quedaban después de las proyecciones, no para conseguir un autógrafo o hacerse una foto, sino para hablar sobre lo que les había resultado la película, para comentar similitudes entre la familia de Ben y las suyas propias. A veces dicen «es obvio que…» y nosotros pensamos «¡qué buena idea!» (Risas). La película crece, y eso es algo magnífico.
En cuanto a la música… ¿Por qué eligió versionar Sweet Child Of Mine? Pero sobre todo… ¿Por qué incluyó la canción original de Titanic?
Viggo: Es bipolar (Risas).
Matt: Incluí la canción de Titanic porque incluso años después de estrenarla en los cines, esa maldita melodía seguía sonando en todos los supermercados, en todas las farmacias, centros comerciales, en todos los establecimientos que puedas imaginar. ¡Llegué a pensar que me perseguía, se había hecho un hueco en mi cabeza! (Risas) Era absurdo, y me hacía muchísima gracia, por eso decidí incluirla. Tengo que decir, ya que lo preguntas, que la canción que suena en la hoguera, al principio, la escribió Viggo.
Con respecto a la de Guns N’ Roses, además de considerar la más apropiada para que la niña la entendiese, por la letra, la elegí para buscar el contraste con el propio grupo. La banda tiene un sonido fuerte, sucio, con garra, y versionarla con un estilo más independiente, bonito por así decirlo, y encima con los niños como artistas fue una decisión que tomé y creo que resultó en unas secuencias muy bonitas y especiales, completamente diferente a lo que espera el público cuando suenan los primeros acordes. He de decirte que antes de Sweet Child Of Mine tenía pensado incluir dos canciones de Prince, que por aquella época todavía no había muerto y estaba empezando a ceder los derechos de casi todas sus canciones para utilizarlas en las películas. Sin embargo, las dos que yo quería –Little Red Corvette y When Doves Cry– no estaban en esa lista, por lo que no pude usarlas finalmente.