Está claro que en los 80 nacieron muchos clásicos del cine, entre ellos las dos películas de Cazafantasmas. En 1984 y 1989 llegaron a nuestras pantallas esas dos películas protagonizadas por un grupo de amigos que se dedicaban a cazar y a deshacerse de fantasmas con una pistola de protones, metiéndolos en una spirit Box. Cualquiera diría que los cazafantasmas no han mejorado su método de caza en 40 años, pero ¿sigue siendo efectivo? La respuesta es clara: un rotundo SÍ.
Aunque lo que verdaderamente es destacable de estas películas es el trabajo en equipo de los incansables cazafantasmas originales.
La primera parte de estas nuevas entregas nos dejó con una familia que parecía unirse al legado de Egon Spengler aceptando su papel como cazafantasmas. Egon fue interpretado por el actor Harold Ramis , que falleció en 2014. La primera entrega de esta nueva saga fue dedicada a él.
Y al inicio de esta nueva entrega, los Spengler al completo se han mudado a Nueva York, donde se recuperan escenarios icónicos de las primeras entregas. La familia se ha adaptado bien a esta nueva vida. Junto con el profesor Gary Grooberson (Paul Rudd) , pasan sus días persiguiendo y cazando a estas criaturas sobrenaturales que se dedican a sembrar el caos en la gran manzana. Todo marcha bien, hasta que un día, los destrozos son más graves de lo que esperaban. Es entonces cuando los cazafantasmas tendrán que tomar una dura decisión que tal vez no sea plato de buen gusto para ellos.
Hay un poco de Queerbaiting*…
*El queerbaiting o reclamo LGTBI es una técnica de mercadotecnia que consiste en promocionar la inclusión de personajes o tramas del colectivo. Consiste en sugerir una posible trama LGTBI sin que esto llegue a ocurrir finalmente. Esto hace que se mantenga una representación mayoritariamente heterosexual en sus personajes.
Es una subtrama bonita en la cual podemos ver a Phoebe (Mckenna Grace) conectar de forma muy especial con el personaje que Emily Alyn interpreta, Melody. Melody es un fantasma de 16 años que murió en un incendio. Esta joven se muestra compresiva y atenta hacia Phoebe, que no lo está pasando demasiado bien con la decisión que le han obligado a tomar tras el incidente.
El «quieren-y-no-pueden» y la palpable tensión durante la película hace que estos dos personajes nos traigan un ejemplo de lo que el Queerbaiting es y como se desarrolla para dejarnos con ganas de que estos personajes sean felices en cualquier plano de la realidad de su mundo.
De nuevo, los clásicos nunca fallan Cazafantasmas
En esta nueva entrega no podían faltar los cazafantasmas originales, y nos han traído momentos de comedia muy entretenidos. Los chistes no han sido excesivos, y hacen muchas referencias a lo diferentes que eran las cosas en los 80. Una de estas es que no han vaciado un deposito de fantasmas en 40 años, porque «nadie pensaba en el futuro en los 80» o que no entienden por que hay que dar tantas explicaciones a lo que se hace.
Tenemos el regreso de Janine Melnitz, que no estuvo en la última entrega, y que una vez más, demuestra ser de las pocas que puede poner a los cazafantasmas en su sitio, siendo el cerebro de algunos de sus planes. Es un personaje que trae mucho dinamismo y que ha sido una de las partes más destacables de la película.
Con más sustos, mas momentos bonitos y divertidos y nuevas relaciones, «Cazafantasmas: El imperio helado» promete ser uno de los blockbusteres del año.
Dinos que te ha parecido cuando la veas. Y recuerda, si ves algo raro en tu vecindario, o si hay algo extraño y no se ve bien… ¿A quién vas a llamar? ¡A los cazafantasmas!