Suspiria, estrenada recientemente, nos narra la historia de una joven que viaja a Berlín para cursar danza. Allí, una alumna muere asesinada y desata una atmósfera de terror.
Dirigida por el aclamado Luca Guadagnino, Suspiria, ya era una gran película de terror y en este 2018 nos han traído este remake, que es más reboot que remake, pero que aún así es muy disfrutable.
Esta versión tiene algo más oscuro en su interior, donde tus ojos no podrán parar de mirar, de sentirte incómodo con lo que ves, pero que a la vez podrás disfrutar con las escenas que plantea la película.
Tiene la parte técnica, lo que quiere mostrar Luca Guadagnino con el tema de los ritos, pero también, el conflicto interno que existe, eso al menos lo he percatado en el personaje de Tilda Swinton, destacar al máximo su papel en los ambos bandos que hizo, pocas actrices son capaces de hacer algo con esta magnitud.
Dakota Johnson se sale
Luego, tenemos lo bello del terror que eso se encarga Dakota Johnson, una extraordinaria interpretación, ofreciendo uno de los giros de guion más impactantes que he visto en cintas de terror.
La parte negativa de la película sería la alargada duración que ocupa unas dos horas y media superando casi en una hora entera a la original. Además, han añadido alguna trama bastante inútil.
Por último, hay que hacer una mención especial a los guiños a la cinta original. No pasan desapercibidos, son de agradecer para aquellos enamorados de la nostalgia de Dario Argento. Guadagnino ha sido muy respetuoso y hace ese homenaje sin que chirríen en su propio film. Ciertas luces y colores recuerdan al cuadro bohemio que se realizó en su momento. Y solo comentar un nombre: Helena Markos. El director de Palermo otorga a la mitología de esta figura originalidad y una novedad que no se espera en primera instancia.
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