Mañana se estrena en los cines españoles The Mule (Mula), la película dirigida y protagonizada por Clint Eastwood.
The Mule (Mula): Nos cuenta la historia de Earl Stone, encarnado por Eastwood. Un octogenario que está en quiebra, solo, y que se enfrenta a la ejecución hipotecaria de su negocio. Se le ofrece un trabajo aparentemente fácil: solo requiere conducir. Pero, sin saberlo, Earl se convierte en traficante de drogas para un cártel mexicano, y pasa a estar bajo el radar del agente de la DEA Colin Bates, interpretado por Bradley Cooper.
Empezaré por lo esencial: la narración es brillante
Nos topamos con una narración de estilo clásico. Es decir, principio, nudo y desenlace; algo que se estaba perdiendo en los dramas y películas de acción. Está desarrollada en capítulos y cuenta con un final colosal en que aparece la artillería de la película: el reparto, que hacen grande a Eastwood. El guion es de corte periodístico escrito de manera muy inteligente evita la descripción de procesos laborales (lo cual creo que es un acierto), pero muestra las consecuencias de sus cambios.
La película avanza al igual que el protagonista, que se va involucrando en el mundo del narcotráfico, un mundo al que es ajeno, que, a su vez le está convirtiendo en un delincuente marginado y perseguido por la ley. Por otro lado, describe a través de pequeños detalles sutiles, pero brillantes, la marginalidad creciente, una situación económica que genera pocos puestos de trabajos en el margen de la legalidad y a su vez genera más en el lado ilegal. Toda una crítica y reflexión muy inteligente.
El protagonista es un luchador, que afronta todo lo que viene con optimismo y al que le importa un bledo que la sociedad lo margine. Clint Eastwood está de sobresaliente, al igual que el ritmo de la película y la sencillez de la película, que logran enganchar desde el primer momento convirtiendo a Mula como una gran película.
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