Cameron Díaz está de vuelta. Después de más de una década lejos de las cámaras, la actriz regresa con Back in Action, una comedia de acción que coprotagoniza con Jamie Foxx. Para los fans de los años dorados de Díaz, cuando brilló en títulos como La boda de mi mejor amigo o Algo pasa con Mary, este regreso era motivo de emoción. Pero, tras ver la película, surge una pregunta inevitable: ¿logra Díaz recuperar su antigua magia, o Back in Action se queda en una fórmula que ya no sorprende?
Cameron Díaz. El regreso de una estrella
En 2014, Cameron Díaz decidió dar un paso atrás en su carrera cinematográfica. Después de varios proyectos decepcionantes, incluidos títulos como Sex Tape y el remake de Annie, la actriz se retiró del foco mediático. Durante más de diez años, Díaz centró su vida en su familia, en sus proyectos personales y en su marca de vinos orgánicos. Su retorno a la pantalla grande, anunciado por Netflix como un evento, generó una gran expectación entre aquellos que crecimos disfrutando de sus interpretaciones.
Back in Action se presenta como un vehículo ideal para su regreso: una comedia ligera de acción que no requiere demasiado esfuerzo pero que permite a Díaz volver a conectar con su público. Y en algunos aspectos, cumple con ese objetivo. Es innegable que Díaz sigue siendo una actriz carismática, con una presencia que atrae al espectador. Junto a Jamie Foxx, con quien ya trabajó en Annie, logra establecer una química que le da a la película algunos momentos disfrutables.
La trama: familia, espías y un MacGuffin predecible
El argumento de Back in Action es sencillo y efectivo en su planteamiento inicial: Emily (Cameron Díaz) y Matt (Jamie Foxx) son dos antiguos espías de la CIA que deciden abandonar esa peligrosa vida cuando Emily queda embarazada. Durante más de una década, viven una existencia tranquila en los suburbios, criando a sus hijos y dejando atrás su pasado. Pero, como era de esperar en este tipo de historias, su nueva vida se ve comprometida y deben regresar al mundo del espionaje, esta vez con sus hijos a cuestas.
Lo que sigue es una serie de situaciones que combinan acción y comedia, desde peleas en discotecas que se vuelven virales en redes sociales, hasta persecuciones por las calles de Londres. El conflicto central gira en torno a un dispositivo conocido como la “clave ICS”, un MacGuffin de manual que sirve como excusa para poner a los protagonistas en peligro y justificar el regreso a sus raíces de espías.
Un guion que no está a la altura
Si bien la premisa promete diversión, el desarrollo de la trama deja mucho que desear. El guion de Back in Action se siente perezoso, confiando en exceso en los clichés del género. Las bromas son predecibles, los diálogos carecen de chispa y los personajes secundarios están poco desarrollados. Esto no sería un problema si las escenas de acción y las interacciones entre Díaz y Foxx fueran lo suficientemente fuertes como para sostener la película. Lamentablemente, no es el caso.
Un aspecto especialmente frustrante es cómo la película desaprovecha a su talentoso reparto secundario. Andrew Scott, conocido por sus papeles complejos y carismáticos, aparece aquí como un villano insípido y olvidable. Glenn Close, que interpreta a la madre de Emily, tiene un par de momentos interesantes, pero su papel no trasciende el mero arquetipo. Incluso Jamie Demetriou, que podría haber añadido un toque único con su peculiar humor, queda atrapado en un personaje que no logra dejar huella.
La acción y la estética
En cuanto a las secuencias de acción, Back in Action ofrece algunas escenas bien coreografiadas, pero pocas de ellas destacan realmente. El director Seth Gordon, conocido por comedias ligeras como Horrible Bosses y Identity Thief, no consigue fusionar de manera fluida los elementos de acción y comedia. Muchas veces, las escenas de combate o persecuciones parecen insertadas sin un propósito claro, más como relleno que como parte integral de la narrativa.
El uso de música clásica y soul para acompañar las secuencias de acción, aunque inicialmente curioso, se vuelve repetitivo. Canciones como “Ain’t That a Kick in the Head” o “L.O.V.E.” de Nat King Cole se emplean para generar un contraste entre la violencia y la ligereza del tono, pero la ejecución resulta forzada y poco inspirada. En lugar de añadir profundidad o ironía, estas elecciones musicales terminan reforzando la sensación de que estamos viendo un producto genérico.
En definitiva, Back in Action es una experiencia mixta. Para los fans de Cameron Díaz, puede ser una oportunidad de verla nuevamente en pantalla, recordando los buenos tiempos. Pero para el público en general, es difícil recomendarla como algo más que una distracción pasajera. No es una película que quede grabada en la memoria, ni un ejemplo de lo mejor que el género puede ofrecer.
Es posible que este sea solo el primer paso en el regreso de Díaz, y quizás en futuros proyectos tenga la oportunidad de mostrar todo su potencial. Por ahora, Back in Action es una recordatorio agridulce de lo que pudo haber sido un regreso triunfal y se quedó en un esfuerzo tibio. Esperemos que la próxima vez no tarde tanto en regresar, y que lo haga con un guion a la altura de su talento.
¿Has visto ya Back in action? ¡Déjanos tu comentario! Queremos saber qué te ha parecido el esperado retorno de Cameron Díaz.