Con ‘Dolor y dinero (‘Pain & Gain’)’, Michael Bay saca músculo al demostrar que no necesita de grandes presupuestos para entretener al público y que la mezcla de acción y comedia es la única que ha llegado a dominar a lo largo de los años.
Bay ha vuelto por sus fueros, a aquellas historias de acción con altas dosis de humor negro de las que disfrutamos con la saga de ‘Dos policías rebeldes’. En ‘Dolor y dinero’, el buen ritmo que marca Bay está sostenido por un llamativo reparto encabezado por Mark Wahlberg, Dwayne Jonson y la testimonial aparición de un Ed Harris entrado en años.
El filme está basado en un artículo del ‘Miami New Times’ de 1999 que relataba cómo tres culturistas pasados de esteroides habían secuestrado y extorsionado a un acaudalado empresario de la zona. Es la historia de tres forzudos con pocas luces que se encuentran entre la vigorexia y la sobredosis, ya sea de cocaína o esteroides. Su meta consistirá en alcanzar el sueño americano y conseguir un hueco entre la élite de EE. UU., “el lugar más musculoso del planeta”. Es curiosa la relación que guardan los protagonistas de ‘Dolor y dinero’ con Mark Wahlberg, quien ha ido ganando peso a lo largo de su carrera, y Dwayne Johnson, cuya meteórica y musculosa transformación es claramente parodiada en el filme.
A pesar de la originalidad del punto de partida de la película y de las altas dosis de acción y humor de la misma, Bay no consigue esconder sus limitaciones. El director californiano tira constantemente de sus escasos recursos, estos son: fotogramas a ralentí, ‘travellings’ circulares y multiplicidad de voces en ‘off’.
Lo mejor: el brillante y trepidante inicio del filme.
Lo peor: pensar qué habría sido de la película si la hubiera llevado a cabo otro realizador con más talento que Bay.
La frase: “Jesucristo me dio muchos dones, entre ellos, la habilidad de noquear a la gente”, Paul Doyle (Dwayne Jonson, “The Rock”).