Divertida película ‘¡Piratas!’.
‘¡Piratas!’ es sin duda una pequeña obra de arte dentro del género. La animación en ‘stop-motion’ desprende una magia especial, quizá debido a su factura artesanal. Los estudios Aardman han conquistado a los aficionados al género por medio de sus diseños de plastilina e historias rebosantes de creatividad, como corroboraron en ‘Chicken Run. Evasión en la granja’ o en ‘Wallace y Gromit. La maldición de las verduras’. Meses después de estrenar con éxito de crítica ‘Arthur Christmas. Operación regalo’, enmarcada en el estilo de animación preponderante en la industria, la compañía británica regresa a sus orígenes con ‘¡Piratas!’, una gozosa aventura de corsarios que destaca por su ritmo narrativo, las sonrisas que despiertan sus bromas y el brillante apartado técnico, con una cuidadísima atención al detalle.
Desde hace años, el Capitán Pirata (voz de José Coronado en la versión española) sueña con ganar el premio al pirata del año, galardón que se le resiste porque el gremio no le tiene demasiado respeto. Solo le queda el apoyo de su fiel (y peculiar) tripulación. Sin embargo, tras conocer al naturalista Charles Darwin, se le ocurre una delirante estrategia con la que confía en alcanzar el reconocimiento que tanto anhela. El plan pasa por ir a Londres, ciudad en la que los piratas no son precisamente bien recibidos.
Al margen de su estética, ‘¡Piratas!’ brilla por las sorpresas de la historia, cuya estructura cambia de forma constante. El sentido del humor británico es palpable en cada fotograma y en el retrato paródico de personajes de la relevancia del citado Darwin (con la imagen de un científico perdedor y enamoradizo) y la reina Victoria, quien rezuma odio hacia los piratas. El filme, dirigido por Peter Lord (uno de los hombres clave de Aardman), tiene una clara vocación de entretenimiento familiar. Los pequeños se quedarán con las peripecias de los corsarios y el colorido del conjunto, mientras que los adultos apreciarán mejor la ironía detrás de algunos chistes y guiños.