‘Searching’ (2018), la primera película de Aneesh Chaganty, ha sido una grata sorpresa gracias a su inteligente narrativa de intriga.
El lenguaje cinematográfico ha ido variando desde los inicios del séptimo arte hasta el presente. Es difícil encontrar películas en cartelera que no exploten algún que otro concepto muy manido, tanto en narrativa como en producción. Es más: es difícil encontrar películas en cartelera que no sean superproducciones que nos han pisado el cerebro semana tras semana con teasers, tráilers, tv spots, pósters, carteles promocionales y un largo etcétera de marketing y publicidad comercial del filme. Hablamos de películas que tengan una mentalidad ambiciosa y un propósito de pasar varias semanas dormitando en las salas de cine de todo el planeta. Para ser sinceros, ‘Searching‘ (2018) no ha inventado nada. En este texto no encontrarás una frase del tipo «esta película lo ha cambiado todo» o «ha descubierto una manera de narrar nunca antes vista en el cine«. No, no es así. ‘Searching‘, insisto, no ha inventado nada. Pero sí ha dado un paso de gigante en una narración que emplea recursos muy diferentes a los que estamos acostumbrados.
Sorprendente, enigmática e intrigante, ‘Searching’ expande y profundiza en los medios que hay actualmente en el lenguaje cinematográfico para ofrecernos una historia que atrapa desde el primer momento y que aborda una de las grandes asignaturas pendientes de los padres en la actualidad: el mundo digital.
A través de un ordenador, un smartphone, cámara digitales y demás aparatos electrónicos con potencial audiovisual, ‘Searching‘ encuentra un hueco para contarnos una historia de intriga, un thriller complejo y bien escrito por el director y guionista novel Aneesh Chaganty que, a partir de la desaparición de una niña de 16 años (Michelle La), intenta explorar el lado más complicado de la paternidad y pinta la cara de más de un progenitor que observa, impaciente, preocupado e incluso culpable, la gran pantalla preguntándose que le diferencia de las ojeras que aparecen en el rostro de un John Cho (flaco favor le hace el doblaje en castellano al protagonista) que se va agotando con cada minuto que pasa lejos de su hija. ‘Searching‘ no tiene fuegos de artificio, ni escenas de acción, ni siquiera un argumento enrevesado si te paras a pensar en lo que has visto cuando se encienden las luces en la sala. Pero el guion de Chaganty (junto a Sev Ohanian) está tan medido y el trabajo de Juan Sebastian Baron en el apartado fotográfico es tan activo que es imposible no entrar. Cuando quieres darte cuenta pasas de la indiferencia por un lenguaje cinematográfico ya explotado al más profundo interés por una historia realista, sincera y moderna.
Quería abordar una cuestión sobre el filme que no parece sobresalir a simple vista, pero que tiene una importancia esencial para el funcionamiento de la historia de ‘Searching‘: la banda sonora original de Torin Borrowdale. El trabajo musical del compositor es irregular, pero no en el mal sentido de la palabra. Borrowdale soporta la trama con una partitura que va de menos a más y vuelve al menos (de ahí de lo de irregular), siempre ajustándose y adecuándose a lo que Aneesh Chaganty quiere decir y dándole más relevancia y profundidad a la interpretación de John Cho. Es fascinante comprobar cómo, sin ser casi consciente de ello, la música de Torin Borrowdale crea una impronta en el espectador subiendo y bajando las notas, haciendo que nos aferremos a los brazos de las butacas para dejarnos las uñas ahí y provocando que nos relajemos durante unos minutos, creyendo que todo se va a resolver de un momento a otro y que todavía hay posibilidad para David Kim. Y así, constantemente. Una banda sonora que, en definitiva, no luce por el apartado musical pero sí por lo rítmico y por el empleo que el montaje de esta co-producción de Stage 6 Films y Bazelevs Entertainment, distribuida por Sony Pictures y Screen Gems, que tanto ha sorprendido. En definitiva, ‘Searching‘ merece la pena. Lo merece porque es una historia que atrapa y educa una parcela de la paternidad que a veces descuidamos: el mundo digital.
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