Straight Outta Compton llega en el que, al parecer, es mejor momento para reivindicarse contra la brutalidad policial, vivida en numerosos barrios de Estados Unidos.
De esta forma ‘Straight Outta Compton‘ narra la historia de cinco raperos que, gracias a sus rimas, cambiaron la dinámica musical y, con ello, la estructura política de los guettos norteamericanos. Una película de la que se puede omitir la imagen, pero jamás el sonido. Transmite los valores que, de manera atemporal, Dr. Dre, Ice Cube y compañía, trataron de inculcar al resto del país, como herramienta de unión y entendimiento entre los que divagan sobre la situación, y los que la viven.
La cinta dirigida por F. Gary Gray, a pesar de narrar una de las verdades más incómodas para los intereses internos de Estados Unidos, se equivoca en el planteamiento. Trata de desmitificar a los Dr. Dre, Ice Cube o, en menor medida, Eazy E, DJ Yella y MC Ren, pero no lo consigue. No consigue acercarse a la empatía, sino que les presenta, desde el inicio, como genios de las rimas y pioneros, casi sin querer, de una de las escuelas más representativas del rap norteamericano; Gangsta Rap.
Al estar basado en un suceso real, director y guionistas están limitados por las barreras cronológicas y de veracidad pero, de ese punto a reconvertir Straight Outta Compton en la épica de cinco chicos de los que no sabemos su recorrido pretérito, ni tan siquiera sus pensamientos internos, se antoja falto de imaginación. Al igual que con la fallida desmitificación, Gary Gray trata de salvaguardar las espaldas del contexto, con secuencias pseudo-políticas y policiales que denuncian lo que instigó a los integrantes de N.W.A a relatar su vida, mediante una sinceridad brutal.
De un tema poderoso a una narración pobre. La falta de profundización se hace latente durante los 147 minutos de metraje, donde es inevitable apreciar los momentos que, en favor de la propia pieza, podrían haber sido omitidos o aprovechados de otro modo. Un modo más sesudo, sí, pero que dejase huella. Y, en ese aspecto, la huella es efímera.
Andrea Berloff y Jonathan Herman, guionistas de la pieza, cometen otro error, casi más grave que los anteriores; enmarcar Straight Outta Compton en las fórmulas del docufilm es aceptable, pero convertirlo en un tributo a Eazy E, empañar la historia del grupo con tantos minutos de relación entre el rapero y Jerry Heller (Paul Giamatti), no ayuda a la compresión del objetivo que Gray quiere mostrar.
Comprensible la dificultad de rellenar casi dos horas y media con la historia de un grupo de cinco años de vida (1986 – 1991), por lo que he ahí uno de los pilares que hace tambalear a todo el bloque; el excesivo arco narrativo que Gray elige para relatarnos la historia.
Romper una lanza en su favor sería ensalzar los valores que promete implícitamente, sería disfrutar del sonido producido por Dr. Dre, de los temas escritos por Ice Cube, del ascenso y caída repentinos de los N.W.A, pero, por encima de todo ello, sería mover las manos al son de la revolución que estos chicos (ahora no tan chicos) provocaron en la música y en la cultura popular.
El trabajo de caracterización es realmente convincente (sin mencionar al de Oshe’a Jackson Jr., quien interpreta a Ice Cube, su propio padre). Corey Hawkins, como Dr. Dre, y Jason Mitchell, en el papel de Eazy E, cumplen con sendas actuaciones, sin llegar a provocar verdadera empatía hasta los minutos finales, donde Gray decide mostrar una parte del alma de los personajes.
Lo mismo ocurre con los personajes de Aldis Hodge (MC Ren) y Neil Brown Jr (DJ Yella). Paul Giamatti, interpretando a Jerry Heller (fundador de Ruthless Records, junto con E), vuelve a demostrar que el papel de burocrático podría llevar su nombre bajo la solapa. Reparto con una correcta puesta en escena, aunque sólo aporta más piezas a la cáscara del núcleo.
A pesar de contar con no pocos errores de enfoque, Straight Outta Compton no es más que un docufilm adaptado a las normas de la épica hollywoodiense, contado con rabia, veracidad y, sobre todo, respeto. Valoraciones narrativas a parte, es de visión obligada para los amantes del rap, en todas sus facetas, quienes disfrutarán del desafío que experimentaron cinco de los ídolos más grandes del género gangsta.