Una revisión del clásico de Mary Shelley, narrada a través de un nuevo personaje.
La historia es contada en primera persona por Igor, (Daniel Radcliffe) un payaso de circo jorobado y maltratado día a día en los espectáculos. Sin embargo, tiene un secreto—es un amante de la ciencia y la medicina-. Una habilidad que le es útil cuando, un día, su amor platónico, la trapecista Lorelei (Jessica Brown Findlay) sufre un accidente. El jorobado logra salvarla a tiempo, un acto heroico del cual Victor Frankenstein (James McAvoy) es testigo y que por ello que decide rescatarlo.
Frankenstein no tarda mucho en convertir a Igor en su asistente y en contarle su gran experimento de dar vida tras la muerte. Algo que en un principio a Igor le asombra, pero poco a poco irá descubriendo las ambiciosas intenciones de su amigo.
El nuevo giro que se le da a la ya conocida historia de Mary Shelley profundiza mayormente en los personajes, especialmente en Igor, -ya que es un personaje inexistente en la novela original-; un hombre de alma noble y que aporta grandes dosis de emotividad a la cinta.
Por otra parte, se nos muestra a Victor, como un hombre con un pasado trágico, alguien que ha dejado de creer en dios y que, a través de sus actos, trata de compensar las pérdidas que ha sufrido en su vida.
Ambos actores, dejan ver una buena química entre ellos con unas actuaciones bastante notables así como una buena recreación del Londres victoriano por parte del director.
Mención importante también, es el monstruo creado por Frankenstein, muy similar a los recreados en las películas anteriores aunque con un toque algo más moderno. Sin embargo, su aparición en pantalla es algo más breve ya que en esta película se centra más en el doctor que en su propia creación.
La confrontación entre ciencia y religión es un tema constante en la película y que además queda perfectamente reflejada en el personaje de Victor – representando la ciencia- y en el inspector Turpin- fanático religioso que trata de detener a Frankenstein por atentar con el orden natural de las cosas-.
A pesar de ser una historia muy vista, la cinta entretiene bastante y aporta dosis de acción y en las consecuencias de jugar a ser Dios. Además, con el nuevo giro que el director le da con Victor, nos muestra una visión más profunda del “hombre” –Victor Frankenstein- y no tanto del monstruo.