Dirigida por Benito Zambrado, El Salto es una película prácticamente perfecta. Es en todo los sentidos real, desde sus personajes, acontecimientos, historia y cinematografía han sido pensados para transmitir el mensaje, que para muchas personas esto es la realidad.
El Salto cuenta la historia de Ibrahim, un inmigrante de Guinea, que tras ser deportado hará todo lo posible para volver con su mujer y su hija nonata. Aunque la historia se revuelve en torno al viaje que Ibrahim realiza, siempre somos recordados de su meta del reencuentro, con llamadas a su mujer, que dan la esperanza que mantiene cuerdo al protagonista. Esperanza que también es necesaria para el espectador.
Al espectador no se le deja olvidar que es una situación catastrófica y un viaje muy duro. No hay pausa entre desgracia y desgracia, cada evento de la película pasa seguido uno de otro, sin redundancia en los diálogos ni en la historia. Haciéndola una narrativa fluida, lo que es necesario, ya que es un no parar de desgracias. Pero nunca se hace pesado ni leve.
Ibrahim es una figura estoica, que nunca se rompe bajo presión ni se rinde, pero nuca es un frío pilar de mármol. Vemos como es afectado por cada desgracia y como es herido por cada una de ellas. Es una persona que toma decisiones difíciles, se levanta después de caerse, cuida de sus amigos y siempre sigue hacia delante.
Poco se le puede encontrar flojo a esta película. Sus personajes son dramáticos, pero se les permite por su realismo, su historia es dura pero siempre conmovedora. Pero al principio sí que es culpable de redundancia en los primeros diálogos.
En el primer acto, al ser deportado, Ibrahim y todos los personajes que se refieren a él, repiten la frase “es una buena persona”, “no le ha hecho nada a nadie” o alguna variación de estas.
Y aunque estos diálogos son cruciales para el mensaje de la película, resulta muy pedante oír la misma frase, ser repetida cinco veces en diez minutos. Incluso para un tono tan realista, en el que es verdad que los personajes dirían esto, pero da la sensación de forzado que se repita tanto, una o dos veces habría sido suficiente.
Pero eso es otra gran característica de la película, su realismo. Todo está en favor del realismo que lo hace de manera que recuerda a esas viejas películas italianas en blanco y negro que representan al protagonista girando al rededor de la historia en lugar de la historia al rededor de él y finales abiertos.
Incluso la manera que los personajes hablan es realista. Los personajes hablan varios idiomas y hay periodos de la película que son en varios idiomas diferentes, desde el español al árabe.
Incluso el personaje de alivio cómico es realista, en el sentido que en vez de ser una caricatura de un personaje tonto es solo una persona con sentido del humor que intenta animar a sus amigos. En total, esta película es cine con toda sus letras, y aunque sea una película realmente dura, es una de las películas de este año que hay que ver.