Crítica de la película de espías Inmersión.
Wim Wenders es el director que entrega joyas cinematográficas, desde hace más de cuarenta años, como ‘El amigo americano’, ‘París, Texas’, o ‘El cielo sobre Berlín’, pero desde hace mucho viene alternando grandes documentales como ‘Buenavista Social Club’ o ‘La sal de la tierra’ con ficciones más flojas. Esta ‘Inmersión’ pertenece a ese último grupo.
‘Inmersión’ narra el romance entre un espía del MI6 británico (James McAvoy) y una biomatemática (Alicia Vikander) que comparten unos días en un hotel de Somalia y luego separan caminos. Si bien la primera parte mezcla con acierto el misterio del espionaje con una historia de amor creíble y emocionante, eso son solo los primeros 30 minutos de película. El resto nos limitamos a ver unos personajes que sufren mucho pero hacen poco, y como hacen poco te acabas aburriendo. El problema quizá esté en que la cinta apunta a metas más altas con esos primeros minutos y luego no se llega a un clímax satisfactorio. Sea como sea la peli no termina de arrancar y te deja con un regusto a mediocridad.
La trama se mueve entre dos mundos separados tanto geográficamente (Somalia y la profundidad del océano Atlántico) como temáticamente (el terrorismo islámico y los descubrimientos científicos) y en eso se resiente la película al tener al espectador de un lado a otro sin que saber muy bien el porqué. La lectura sobre el terrorismo es tremendamente superficial y en ningún momento llegas a sufrir una tensión dramática o algo parecido a la adrenalina. Y la parte de los descubrimientos científicos… digamos que la mayor parte supone ver a Alicia Vikander mirando un móvil sin cobertura.
En definitiva es una película que no termina de arrancar pese a una primera media hora realmente bien contada. Poca cosa.