La nueva película original de Netflix, ‘Nosotros en la noche’, reúne por última vez a dos leyendas del cine: Robert Redford y Jane Fonda.
La noche ha caído. Un anciano Louis Waters (Robert Redford) apura los últimos latidos de otra jornada más en la vida de un jubilado. A solas con su pensamiento y su rutina hogareña, una anciana Addie Moore (Jane Fonda) aparece en el domicilio de Louis de manera inesperada. Se la ve cansada, pero lúcida. Tan lúcida como puede ser una persona de su edad. Arrastra una mirada perdida y una sombra inquebrantable tras de sí. Es la soledad. La soledad que conlleva una vida demasiado larga, llena de pérdidas y fluctuaciones. Ahora, el movimiento acompasado de esa soledad le ha llevado a la puerta de Louis. Una proposición se escapa de sus labios, sin temblar. Que ambos duerman juntos, sin tener sexo. Como si Michel Houellebecq hubiera pintado la escena dejando de lado su abyecta visión del amor carnal entre adultos.
Así, y no de otra forma, empieza ‘Nosotros en la noche‘ (2017). Bajo la sombra de Houellebecq. La nueva película original de Netflix volvía a reunir a Robert Redford y Jane Fonda. Aunque esta vez, para un film de pequeña pantalla. Una cinta romántica con dejes de nostalgia y tristeza solapados en torno a ese romance. Un romance que podría evocar a los de Plataforma o Las partículas elementales. No por la edad ni por el sexo. Sino por el amargo regusto a romance fingido e interpuesto por una soledad desbocada. Esa soledad que asfixia y ahoga al hombre moderno y que tan bien retratada está en las obras del polémico novelista francés.
Da igual el tiempo que pase. ‘Nosotros en la noche’ vuelve a demostrar que la química entre Jane Fonda Robert Redford es inamovible, palpable y plausible.
Tanto Ritesh Batra (‘El sentido de un final’), director de ‘Nosotros en la noche‘, como los guionistas Kent Haruf y Scott Neudstadter, han puesto la película al servicio de Redford y Fonda. O más bien de sus miradas. Da igual los años que pasen: la química entre ellos es extraordinariamente palpable. Y plausible. Si bien es cierto que, en el juego de restar dramatismo a una cinta poblada de tristeza, el intercambio de diálogos entre ellos acaba resultando paródico y los propios actores se ven incómodos en esas escenas en las que el sexo debe estar presente. Como si los ancianos y los adolescentes compartieran un mismo tabú a la hora de hablar sobre ello.
Es evidente que ‘Nosotros en la noche‘ tiene muy poca ambición narrativa. Y también es evidente que la película de Netflix nunca da la sensación, como en otras producciones originales similares, de ser un producto cinematográfico en lugar de un telefilme. ‘Nosotros en la noche‘ es sutil, profunda y nostálgica. Triste. Pero también es un homenaje perfecto para Robert Redford y Jane Fonda. Una película que se ve con el corazón, aunque la sombra de Houellebecq sea alargada y pinte de negro los balcones del alma con el color de la soledad.
