Crítica de El retrato de Dorian Gray

David Larrad 01 de Junio de 2013

Análisis de la película El retrato de Dorian Gray.

El retrato de Dorian Gray es una película que se queda en medio del terror y el drama. Cuando un joven Dorian Gray (Ben Barnes, más conocido por su papel de príncipe Caspian en la saga de Las Crónicas de Narnia). De extraordinaria belleza y gran ingenuidad, llega al Londres victoriano, se ve arrastrado a un torbellino social por el carismático Henry Wotton (Colin Firth). Así que inicia a Dorian en los placeres hedonistas que ofrece la ciudad. Basil Hallward (Ben Chaplin), artista de sociedad y amigo de Henry, pinta un retrato de Dorian con el que pretende captar toda la fuerza de su juvenil belleza. Cuando se presenta el cuadro, Dorian realiza una frívola afirmación: Daría cualquier cosa por permanecer tal como aparece en el retrato, hasta su propia alma.

Alentado por Henry, Dorian sigue adelante con sus alocadas aventuras pero, mientras él parece seguir tan inocente y hermoso como siempre, su retrato, ahora guardado en el ático, se va volviendo más feo y horroroso con cada maldad que comete. Parece que ahora puede satisfacer cualquier deseo prohibido sin consecuencia alguna para sí mismo. Pero, cuando Basil insiste en ver el retrato, Dorian se ve obligado a asesinarlo y huir del país.

Crítica

Nueva versión del clásico de Wilde, que se adapta a nuestros tiempos para mostrarnos lo que la adaptación de 1945 dirigida por Albert Lewin, no se atrevía, hay muchas diferencias entre la clásica y la actual, las más evidentes es mostrar todas las tórridas imágenes de sexo y homosexualidad de sus personajes. En cuanto a la historia pese a su duración tiene dos tramos, el primero avanza muy rápido sin apenas desarrollar la relación entre los personajes principales, cómo llega Basil Hallward ha plantearle a Dorian pintarle su retrato. Cosa bien solucionada en la clásica que comienza en estudio del pintor pintado ya a Dorian, tampoco llegan a desarrollar el pacto que queda como algo testimonial y que hace del personaje de Firth, como un mero representante del diablo, por poner varios ejemplos.

Y aunque la versión del 45 cambiaba muchos detalles era más fiel a la obra original de Wilde que está nueva versión. Algo lamentablemente demasiado de moda en los guionistas de cine, que no les vale con adaptar una novela sino que además sienten la necesidad de hacer algo de su propia cosecha, no entendiendo entre adaptar y escribir un guion original.

Conclusión

La historia no llega a enganchar al espectador, aunque se salva de la quema gracias a las interpretaciones de Colin Firth, Ben Chaplin y sobre todo de su protagonista Ben Barnes, que sabe transmitir a la perfección todos los procesos por los que pasa su personaje desde la ingenuidad e inocencia de un joven inexperto hasta el alma atormentada por sus propios pecados. En definitiva una nueva versión innecesaria e intranscendente.

David Larrad

Estudió Realización Audiovisual de Espectáculos y televisión en Fundación para la enseñanza Audiovisual. Realizó Master de Diseño gráfico y de 3D.

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