Pensamientos sobre el mundo del cómic.
No hace mucho tenía una conversación en la que mi interlocutor opinaba que los que trabajan en el mundo del cómic están un poco locos. Y yo le respondía que sí, que a los autores, en vista de la industria que hay en este bendito país, para dedicarse a los tebeos les hace falta mucha vocación (y agallas, pensé).
Y sin embargo, pensando un minuto, se me ocurren al menos media docena autores que trabajan (¡¡ e incluso se ganan la vida !!) en el mundo del cómic, sólo en Zaragoza. Pero eso sí, la mayoría trabajando para EE.UU. o Europa (el resto de Europa, claro). Pienso en gente como Fernando Blanco (The Phantom, Marvel Zombies, Thunderbolts), David López (Espiral, Catwoman, New Mutants), David Daza (Transformers, Star Wars) o el mismo Jesús Saiz (The Brave and the Bold, Birds of Prey) quien el día que firme por la editorial americana Marvel Comics no cabe duda de que será anunciado como fichaje estrella.
También hay honrosas e impresionantes excepciones que triunfan en la industria de aquí. El ejemplo más actual de autor de moda que triunfa merecidamente en su propio país es Paco Roca. Y tras la adaptación de su Arrugas a la gran pantalla de forma brillante, y los premios cosechados (incluyendo un Goya), parece que se va a seguir hablando de él incluso fuera de los círculos exclusivos del mundo editorial mucho tiempo. Calidad y talento le sobran.
Sin embargo, el día a día editorial es terco y se empeña en demostrar que es mucho más factible (lo que no quiere decir que sea sencillo) para los autores de aquí ganarse la vida con los editores extranjeros. Dolmen Editorial acaba de publicar la traducción de la obra de éxito en Francia La Manoir del Murmures (La Casa de los Susurros), una muy buena obra de género fantástico, realizada por… autores españoles: Muñoz, Tirso y Montes.
Entonces, si los autores de aquí tienen calidad para triunfar fuera, ¿Por qué diantre les es tan difícil ganarse las judías «en casa» a quienes se dedican al cómic? Porque la realidad es que las librerías de cómic están llenas de traducciones de obras foráneas, ya sean americanas (en su mayoría), europeas (como digo, bastantes relizadas por autores de aquí) o japonesas.
No todo está perdido, supongo: Editoriales como De Ponent (por citar sólo una) apuestan por lanzamientos en muchos casos calificables de comercialmente arriesgados (como mínimo), realizados por nuestros autores. Pero lo cierto (o al menos lo que se deduce de hablar diez minutos con casi cualquier autor) es que aquí vivir del cómic está al alcance de muy poquitos. Así que me temo que los meritorios intentos de mimar al autor español pueden acabar sirviendo simplemente de cantera de los editores extranjeros. Y supongo que si es así lo será por alguna razón. ¿Resultará más barato comprar derechos y traducir que pagar lo que se merece un artista consolidado pero que todavía no es estrella?
En fin. Supongo que ponerme a divagar así hoy es fruto de un simple ataque de celos. Lo cierto es que cada vez que uno viaja a Francia y ve las estanterías de las tiendas de cómic de allá repletas de obras realizadas por autores galos, no puede evitar preguntarse qué es lo que falla para que entre las decenas de tebeos que recibimos en la librería cada semana haya tan poquitos de autores españoles publicados por editoriales de aquí. ¡ Qué malo es viajar !