ECC Ediciones publica ‘Batman: Ciudad del crimen’ con guión de David Lapham y el dibujo de Ramón F. Bachs
«Dicen que no hay nada aquí, en la oscuridad, que no esté también bajo la luz. No es cierto. En la oscuridad hay miedo. En la oscuridad hay monstruos (…) No hay piedad. Ni esperanzas. En la oscuridad una ciudad grita«. Batman es oscuridad. Su origen es oscuro. Su lucha requiere oscuridad. Gotham City, la ciudad del crimen, también lo es. La editorial ECC Ediciones publica en un solo tomo ‘Batman: Ciudad del crimen’ (2006) con guión de David Lapham y el dibujo del catalán Ramón F. Bachs.
Gotham City suele ser un personaje más de las aventuras de Batman, pero en este cómic lo es especialmente. Una ciudad con un fuerte carácter y vida propia: «Sus raíces se hunden en el mismísimo infierno. Un laberinto serpenteante de estrechas calles y callejuelas atrapa cada pecado, cada vicio, cada pensamiento y acto criminal. Los mantiene ocultos para que se enconen, se pudran y crezcan. Los amontona hasta que llegan tan alto que, a veces, esta ciudad, fundada sobre el emplazamiento de un manicomio, parece aliviada al consumirse. Y risueña mientras lo hace. Está muy enferma, necesita una cura. Una medicina. Él es esa medicina. Aun así, la ciudad es astuta no se la tomará por voluntad propia (…)».
Acostumbrados a ver a un Batman que resuelve todos los retos que le presenta su ciudad natal, en ‘Batman: Ciudad del crimen’ se muestra a un héroe que tiene que elegir sus objetivos y que es consciente de que no puede salvar a una ciudad entera. Él mismo es conocedor de sus limitaciones: «No puede estar en todas partes. Ni saberlo todo«. De hecho, vemos a un Batman que acepta dichas limitaciones pero pagando un precio muy alto: el saber que mucha gente no podrá ser salvada esa noche, ni tampoco la otra ni la siguiente, tiene que elegir continuamente quién tendrá la suerte de cruzarse en su camino.
En esta obra el Hombre Murciélago va «de caza. La imagen de una chica muerta le empuja a seguir. El nombre de su asesino marca su propósito«. Todo comienzo con una red de tráfico de bebés, una madre que llora y la muerte de seis adolescentes y la desaparición de una peculiar chica. Pero esa es una pequeña pieza de un gran entramado donde se mezclarán violencia, sinsentido, política y corrupción.
Batman mostrará en esta historia su lado más detectivesco. No es casualidad que uno de sus mayores enemigos, Ra’s al Ghul, le llame El Detective ni tampoco que esta obra se publicara en Estados Unidos en la edición Detective Comics del 800 al 808 y del 811 al 814. A lo largo de la novela gráfica intentará ir un paso por delante de sus enemigos, que no se lo van a poner nada fácil, a través de mentiras, trucos y engaños.
La tópica frase «no todo es lo que parece» cobra especial importancia en esta obra, donde Batman tiene que enfrentarse a algunos de sus contrincantes más conocidos como el Sr. Frío o el Pingüino, pero su mayor y peor enemigo se va revelando error tras error, fracaso tras fracaso, pista tras pista. Este se esconde en esta inmensa ciudad, que se muestra en todo su esplendor violento y como cuna de las peores pesadillas. Algo a lo que el Hombre Murciélago tendrá que enfrentarse. De nuevo, luchará contra sus peores pesadillas y recuerdos como también lo harán Robin y Jim Gordon y algunos buenos e inocentes hombres que conocerán el mismo terror.
Los creadores de esta envolvente obra son el ganador del premio Eisner de 1996 como mejor guionista y dibujante en la categoría de drama, David Lapham (‘Balas perdidas’ y ‘Mátame’), quien debutó en DC Comics con este relato. Lapham presenta un Batman sombrío y decidido a seguir su camino contra el crimen. Algo a lo que ha ayudado mucho el dibujo de Ramón F. Bachs (‘Batman: Juegos de guerra’ y ‘Star Wars Tales’). De hecho, la oscuridad en el rostro de Batman es lo que predomina en el trabajo de Bachs, quien crea algunas de las imágenes más épicas de las realizadas sobre el Caballero Oscuro, como la que aparece con la luz en el cielo que avisa a aquellos que deben temerle.