Caballero Oscuro: “Batman es mi Señor, Frank Miller su profeta y a Christopher Nolan no lo echaría de mi cama”. ¡LOS COJONES diría yo!
La trilogía del Caballero Oscuro según Mark Novoa. Esta afortunada frase no es mía, sino de un blog que sigo habitualmente llamado Vicisitud y Sordidez (Paco Fox Approved) que al leerme otra vez un artículo sobre la BRUJA de Ayn Rand por décima vez, me hizo gritar en mi casa: ¡Y UNA MIERDA COMULGO CON ESA FRASE!
La historia de la que voy a hablaros es la de la mayor estafa que nos ha colado entre los muslos la Warner (aparte de ‘V de Vendetta’, ‘Watchmen’, y subproductos varios del palo) durante décadas, y no es otra que meternos por enema rectal toneladas de basura audiovisual de Batman para luego reírse de todos nosotros por consumirla, y todo para que al final los palés de dinero mal ganado se lo acaben gastando en putos y cocaína. Ahora la mayoría creéis que Nolan es el puto amo de lo oscuro y lo sublime, pero no tiene ni puñetera gracia que convierta a Batman, un personaje con una trayectoria impresionante lleno de matices que le hacen tan tridimensional como a un ser humano de carne y hueso (y eso que no me gusta el personaje ni gota), en un comemierda quejica y llorica que considera que la forma más cómoda para vivir la vida es la de la posición fetal por las esquinas de la Mansión Wayne. La mejor manera para definir a Nolan y su malsana relación con Batman es decir que es un arrogante, presumido, pretencioso hijo de Satanás, fanfarrón, tramposo de la escritura de guiones y con grandes delirios de grandeza que tiende a justificar sus debilidades con toda clase de ocurrencias y pretextos para encubrir su cobardía e incompetencia, prefiriendo pensar directamente que los espectadores somos gilipollas y que no hemos entendido una mierda del “mensaje” del film, para que al final el director siga en sus trece. Pero la culpa en el fondo no es suya, es VUESTRA por encumbrarlo como vuestro nuevo mesías del cine y no daros cuenta de que es un cretino hasta las cejas de crack.
ASÍ QUE OS JODEÍS.
Pero no va a ser el único que va a sufrir esta fogata de proporciones apocalípticas, porque Tim Burton y Joel Schumacher también se merecen una buena ración de hostias en pepitoria por la terrible violación a la que han sometido a Batman y que nadie tuvo las narices de impedir. También avisaros que no todo será malo en este artículo, y de vez en cuando soltare algo bueno sobre alguno de ellos solo para equilibrar la balanza. Pero creo que se quedara equilibrado en el lado malo seguramente. Si no os gusta no lo leáis.
Así que al meollo.
Solía pensar que los productores eran unos siervos de nuestro señor Lucifer que joden activamente las obras de los guionistas o directores con talento, porque son así de “joputas”. Pero de vez en cuando, se puede decir que no se necesitan a los productores para estos menesteres porque para eso ya hay gente que sabe auto-sabotearse continuamente. El ejemplo perfecto es Christopher Nolan, un tipejo que convierte a Batman en un peñazo de “cágate lorito” y en una oda a la degeneración en la cual nadie tiene huevos a toserle, ni a decirle que “La cosa esta llegando demasiado lejos” para que recorte un poco el film, porque si no, no hay huevos de estrenar esta película la “hostia de larga y raruna”. Ha pasado de ser un director decente al puto amo del cotarro, y aunque he de decir que no es un director nefasto, tampoco es que sea el mejor de la historia universal y eso se nota en su trilogía del Caballero Oscuro. Todo esto es debido a que a medida que pasan los años este hombre hace cosas cada vez más psicótico-maníaco-depresivas, pierde el norte continuamente demostrando que esta ebrio de poder, y que los productores no le quieren poner freno porque están demasiado ocupados masturbándose con lijas en el glande, todo gracias al dinero mal ganado por este abyecto ser.
Pero esto no solo será una crítica a la trilogía del Caballero Oscuro de Nolan y su putita David S. Goyer, sino que será una crítica sobre todo el cine de Batman que NOS HA DADO POR EL CULO A TODOS y que nadie tuvo huevos a decir ni mu. Así que vamos a retrotraernos un poco y si esto os ha parecido terrible, lo que viene es MUCHO peor.
Batman es el héroe definitivo que querríamos ser todos. Un tipejo tan rico como el Tío Gilito que se puede permitir mirar por encima del hombro a todos los ciudadanos de Gotham City porque tiene más pasta que ellos ya que gana infumables cantidades de dinero con las industrias Wayne sin dar un palo al agua, y que decide empezar una cruzada contra el crimen por puro egoísmo (venganza por la muerte de sus padres) y todo porque puede financiarlo con lo que se encuentra en los bolsillos de sus trajes “Dolce y Gabana”, haciéndonos creer a todos que su decisión es la más correcta posible. Y también, seamos realistas, porque se la pone dura eso de hostiar a los “malos”. Pero eso se debe a que su inexplicable riqueza y poder le permiten tener “libre albedrío” para poder realizar el Sueño Americano y poder conseguir sus objetivos perfectamente egoístas y demostrarnos a todos nosotros ya de paso, estúpidos seres humanos, que si no actuamos así es porque no nos da la real gana. En principio el personaje de Batman es de traca derechista, y puedo confirmar que tras varios reinicios de la DC y reinterpretaciones varias no ha mejorado mucho, solo que se ha ido volviendo más gótico, más dark y llegando a los límites de parecer su vida un relato de angustia vital. Así pues (obviare varios seriales de Batman de los 40 y la Serie de Adam West porque es una obra de arte) que la DC quiso sacarle más rédito a Batman y meternos este despropósito de sopa espesa de alboroto de criaturas de la noche para atragantarnos y dejarnos bastante jodidos del estómago. Por supuesto la maquinaria descuajeringada de Hollywood no tardó mucho en ponerse manos a la obra para empezar a llenarnos los ojos con diarrea de ‘Godzilla’.
Tras el despiporre de la película del 66 protagonizada por el Semidiós de la interpretación Adam West, la cosa no estaba como para tirar cohetes. Los muy cafres de los productores habían tirado en esta película ingentes cantidades de dinero por el W.C como si fuese papel higiénico y por lo visto ni siquiera lo habían usado para limpiarse el culo o el glande. Los muy listos habían pagado cosas tan “chic” como utillería con el símbolo de “zorrita” de Batman, coches pintarrajeados de negro sesentero, helicópteros de cartón y goma recauchutada y demás bizarradas por el estilo, lo que había hecho replantearse a más de uno de aquellos pioneros, el por qué estaban reventando analmente el mito del Hombre Murciélago. Con un tono cómico, agradable, muy divertido y nada pretencioso, nos ponen en las aventuras del Batman del mítico Adam West con su “Barribat” a juego (Si, barriga cervecera. Nada de trajes musculados de latex) y enseñándonos lecciones vitales para la vida como que jamás hay que pegar a las personas que llevan gafas, que se puede gatear y “Chiquitear” a la vez cuando subes edificios por la pared exterior, que siempre debes llevar un “Bati–repelente” para los tiburones de goma explosivos que te encuentres mientras te haces un ‘Sharknado’, y que cuando te pregunte algún zumbado vestido de verde con interrogaciones como motivo decorativo, ¿Que escribe como un bolígrafo y tiene forma de plátano?, sepas contestar que es un Plátano-bolígrafo y no decir que es un pene que eyacula tinta.
No fue el exitazo del siglo, ya que primaba más la comedia que otra cosa, pero al menos dejo un buen gusto a todos los aficionados que admiramos a Adam West y su Batman no canónico. Pero la cosa empezó a partir de aquí a irse de madre.
Michael Uslan era un seguidor PRO de Batman de los de toda la vida, que en el 75 consiguió los derechos para explotar (es más de un sentido) el personaje en el cine y se puso manos a la obra. Fascinado por las historias de Bob Kane y compañía, un día logró recuperar el control de su mano derecha para escribir un guion que simplemente tituló “Return of The Batman”. Pero nadie lo quería por lo visto (al guion, no a él), porque faltaban muchas patitas almohadilladas de comadreja por todo el libreto y todos sabemos que son necesarias cuando quieres presentar algo a una productora sin alma. Tras diversos portazos en la tocha de varios estudios, no tenían ni puñetera idea de que hacer, pero pronto encontrarían a un salvador: Tom Mankiewicz (Y no Jesucristo como algunos os pensabais). Este buen hombre lo había dado todo en la película de Superman del 78 y no tardaron mucho en pasarle el marrón a ver que podía hacer con esa cosa tan pastosilla. Lo contrataron en el 80 pero el tío se lo tomo con calma y con pinzas y no lo termino hasta el año 83, bajo el más que sugerente título de “The Batman”. Mientras el guion seguía siendo desarrollado por Mankiewicz, Michael Uslan todavía intentaba vendérselo a otros estudios infructuosamente y la cosa no pintaba muy bien. En un golpe del destino como muy pocos, la Warner comenzó en ese momento su cruzada personal para acabar con el mito de Batman y decidió unirse a este grupo de gente desconocida. Pero parece ser que en algún momento de la reunión se les olvido decir que querían actualizar la película como Frank Miller había hecho con el cómic, cosa que por lo visto no sentó nada bien a Michael Uslan y sus acompañantes de relleno. Pero al final se decidió por consenso hacer una cosa a medio camino entre el Batman de Adam West y el de Frank Miller, y la cosa quedo curiosa.
Como primera decisión, la Warner fue a buscar a Tim Burton para que se encargarse del proyecto. La leyenda cuenta que se lo encontraron en su casa dentro de un armario durmiendo cabeza abajo junto a sus colegas murciélagos, ya sabéis, esos que viven normalmente en el campanario que Burton llama pelo. Burton acepto, pero explico que necesitaba un departamento entero de FX para crear sus murcielaguitos, sus muchas gárgolas góticas y el estilo que tanto le molaba y que al resto a estas alturas ya nos apesta bastante. Pudieron decirle que no, pero el chico siguió pidiendo por su boquita de “piñón” y el resto siguieron consintiendo sus caprichos. La cosa al final fue así: un Bruce Wayne/Batman interpretado por Michael Keaton alias Bitelchus haciendo un buen papel aunque estuviese tan limitado en el acting por la capucha del traje, Kim Basinger haciendo de la chorba tontorrona que no se entera de nada en el mundo, Billy Dee Williams alias Lando Calrissian el hermano más negro de toda la Galaxia interpretando a Harvey Dent alias el futuro Dos-Caras del Bronx, y Jack Nicholson pasando al Olimpo del cine por ser el mejor Joker posible. Con mejor Joker me refiero al que más se parece al del cómic y con ello me refiero a que es un bromista, un “jachondo”, que hace las cosas que debe y que es malo porque es un antagonista de verdad que no necesita explicar al público porque lo hace. Eso sin contar que no tiene multitud de traumas para justificarse como…bueno la quema contra Heath Ledger vendrá después, aunque ¿para qué esperar? El Joker de Tim Burton y los cómics es un psicópata y un asesino de masas que no necesita justificación porque es un cabrón y punto, y que gracias a Ledger se ve reducido a un mero lunático con verborrea diarreica, al que vemos ejecutar sumariamente a más delincuentes que personas inocentes. Eso sin contar el uso de armas automáticas para solucionar sus problemas personales, las gilipolleces que se casca durante el metraje y todo ello es debido a que ni Ledger ni Nolan (ni su putita Goyer) se leyeron el cómic para nada, o como mucho miraron unas cuantas viñetas y se leyeron las notas a pie de página (True Story).
Aun así el Batman de Burton recaudó más de 400 millones de dólares teniendo en cuenta que costo poco más de 40, y sentó las bases del genero súper heroico para los anales de la historia. Por supuesto todo esto hizo que Batman volviese a la vida y nos diésemos cuenta de que estaba allí, y que podía llegar a ser prostituido por gente sin alma. Pero la dama fortuna es una verdadera furcia y se estaba fraguando el comienzo de la degenerativa carrera de Batman en el mundo del cine, y nadie nos lo vimos venir.
En los tórridos noventa los productores dieron luz verde para financiar otra película de Batman, ya que el personaje lo petaba y ellos necesitaban más dinero para poder pagar a sus “queridas”. Así que Tim Burton volvió a la carga, y destruyo todo lo que había logrado en su primera película, igual que un elefante suelto por una cristalería de esas tan “chic”. Esta vez le dio un tono más cómico-ridículo de vodevil que solo logro convertir a la franquicia en un montón de detritus humeante. En la secuela vuelve Michael Keaton haciendo a veces como que actúa, y añaden a gente como Michelle Pfeiffer “interpretando” a una gatita de peleas de barro encuerada hasta los piños (nada de mostrar carne), a Danny DeVito como la versión caricaturesca y paupérrima del Pingüino y a un Christopher Walken de bajón haciéndonos recordar que estuvo mejor en aquel video de Fatboy Slim. No hay por donde pillarla, en serio. Historias de depresiones del Pingüino que acaban con pingüinos de animatronics inmolándose como hacen las personas en Terroristan, una Catwoman loquísima que no tiene ni puñetera idea de lo que pinta en el film (al menos no es tan mala como Hale Berry, aunque esta última saca mucha más chicha en su “película” de Cat Encuerada), Christopher Walken completamente eclipsado por el personaje y tara máxima del Pingüino que no sabe dónde esconderse para no ser humillado, y un Batman que solo le falta que le pague el psiquiatra a todos ellos porque no tiene sentido nada de lo que hacen. Todos van a permutaciones durante la película y a veces interpretan sentimientos como el hambre, el sueño, la mala hostia y cosas del palo, pero no es suficiente para darle verosimilitud al conjunto. En resumen, es una cagada. Especial comentario sobre el Bat-Movil, que demuestra que puede comerse la interpretación de cualquiera de ellos y sobre Danny Elfman que parece que siempre hace el mismo tipo de música para todo quisquí.
Burton por supuesto quiso hacer una tercera película, más que nada para resarcirse del barro acumulado por la anterior, pero la Warner le hizo un sonoro corte de mangas y fueron a por alguien que no tuviese la identidad sexual tan confusa como el bueno de Tim, y eligieron en una ruleta rusa (al menos eso cuenta la leyenda) al respetado por mí por solo una película (Jóvenes Ocultos): Joel Schumacher. Y aquí es cuando comienza la épica historia del desfile del orgullo gay que se casco este elemento en las dos películas que hizo sobre un “Supuesto Batman”. Este film se hizo famoso por dejar completamente reventados a varios villanos importantes de la franquicia de marras, en este caso a Enigma interpretado por el Rey de la Mueca fácil y desencajada Jim Carrey y Dos Caras, este último bajo el control de Tommy Lee Jones intentando competir en subnormalidad profunda con Jim Carrey y sabiendo todos quien perdió la batalla (Jim Carrey por supuesto). Como chica para todo aparece la “rubia de bote, chocho morenote” Nicole Kidman, que perfectamente podría haber sido sustituida por un babuino subnormal borracho vestido de seda, ya que se supone que “interpretaba” a una mujer inteligente y dura como el acero y no se le dio pero que nada bien. Pero estos no serían los únicos en convertir estas dos películas en una vergüenza fílmica de proporciones bíblicas, también introdujeron a dos estériles personajes como eran Robin con el físico nada escultural de Chris O’Donnel y Alicia Silverstone (en la siguiente película) como Bat Girl demostrándonos finalmente que no hizo ningún bien al mundo audiovisual y que está mejor dedicándose a informar al mundo de paparruchas pseudocientíficas como que está en contra de las vacunas porque, y cito literalmente: «Aunque no hay ningún estudio concluyente de los efectos negativos, cada vez son más los médicos que reciben llamadas telefónicas de los padres que alegan que su hijo ya no es el mismo después de recibir una vacuna. Yo, personalmente, tengo amigos cuyos bebés fueron afectados drásticamente de esta manera» (piradaaaaaa), que los tampones llevan químicos para blanquear el algodón que te dejan estéril (quimiofóbica), y recomendarte encarecidamente que la comida debe ser premasticada para tus hijos como si fueses el Pájaro Loco (All True Story). Pero esto no sería lo único y la deserción de Michael Keaton (aun ofreciéndole 15 millones de pavos) cambiándolo por un incompetente Val Kilmer en el papel de Batman (que solo cobro un millón de pavos), unido a las pocas ganas del director de filmar esta cosa, elevaron a la cinta y a su leyenda a la categoría de mierda compacta. La película está llena de diálogos de besugos, aderezados con música “Soft Jazz”, con una iluminación y colores estridentemente epilépticos de puticlub y sacando por fin los tan comentados trajes con músculos de gomaespuma y pezones masculinos de Schumacher. Todos sabemos que mereció un hostión en taquilla de proporciones espacio tiempo imposible de eludir, pero la Warner decidió continuar con el carnaval de locazas este, y dio luz verde a la siguiente parte para que la rodase de nuevo el frenopático de Schumacher. Lo que se nos avecinaba era que nos dejasen el culo como el medievo.
Lo primero es que Val Kilmer abandono indignado el proyecto (¿qué más da?) y se pensó en contratar a David Duchovny (alias Mulder de ‘Mulder y Scooby’ o ‘Expediente X’, a vuestra elección) pero al final llamaron al canoso más jovial de Hollywood: George Clooney, un actor que ya nos había demostrado que sabía lidiar con la caspa ficción y esto queda demostrado cuando tomo posesión del papel protagonista en “El Retorno de los Tomates Asesinos”, recordándonos de paso que alguna vez tuvo el pelo negro como el azabache. Pero la degeneración para elegir actores no solo acabo con el rol del protagonista, sino que para Mr. Freeze se barajaron nombres de gente tan épica como Hulk Hogan (el capitán bigote de la WWF), Anthony Hopkins, John “Cienciólogo loco” Travolta, Patrick Stewart y alguno que otro más. Pero al final acabo en las zarpas del Chuache, que por más que lo pienso no recuerdo películas buenas de él tras ‘Terminator 2’ y esta no es una excepción para nada. Para el “¿papel?” de Poison Ivy se eligió a Uma Thurman, reconocida actriz de talento por ‘Pulp Fiction’, ‘Gatacca’ y ‘Kill Bill’ (ambas partes) pero siendo mayormente recordada por mierdas como ‘Batman y Robin’, ‘Mi Súper Ex Chirri’ y ‘Los Vengadores’ (no la del cómic, sino la de la serie de TV del 61 al 69). Al parecer esta película tiene anécdotas como para acabar todos muertos e incrustados en la silla, así que iré soltando las más humillantes. Todo estaba hecho a desgana por lo visto y el traje de Bat Gatita no era una excepción. Parece ser que era carísimo de la muerte y lo hicieron usando la silueta de la “Loca Silverstone” mientras esta se tomaba el Prozac suyo de cada día. El traje empezó a dar problemas a mitad de rodaje y eso es debido a que la loca de los gatos esta engordo en el film, así que todos los cabrones implicados en el proyecto empezaron a llamarla “Fat Girl”, ¿qué más da?, pero deberían haberse dado cuenta que todos estaban colaborando en un proyecto de cenagal en vez de mirar para otro lado e insultar a la peña. El traje de Freezer también tenía lo suyo, pesaba un copón, unos 45 kilos y moverse por lo visto era comparable a pisar un pasillo estrecho lleno de dados de cuatro caras, lo cual dificulto enormemente al buen hacer del “Chuache”. Además para justificar su mala interpretación en ‘Batman y Robin’, Clooney llego a decir que el traje de “BatGarrulo” era tan mierder que le dejaba exhausto entre toma y toma (eso es de intentar comprender el guion) y se quedó tan pancho. En líneas generales la película consigue ser peor que la anterior, y aparte de repetir las nefastas formulas del anterior film que ya he mencionado antes, añade peores actuaciones, mas color psicodélico, más negros de puticlub sórdido, mas estupidez y humor rancio por metro cuadrado y un Bane reducido a un puñetero recoge-cartones subnormal y drogata (En este caso el Bane de Gilipollan es admirable). El resultado final fue de escándalo, pero al menos la cinta acaparo muchos premios, lo malo es que todo fueron Razzies. Fue una película memorable para la caspa ficción con un argumento muy inferior, bastante mediocre y que culminó con la generalizada caídas de caras de vergüenza al intentar venderla en el mundo entero (excepto Alicia Silverstone, que como entonces ya estaba como una puta cabra no se enteraba de una mierda).
Fue el fracaso del siglo de la Warner, aun habiendo recaudado algo más de 200 millones de dólares (una recaudación de mierda incluso para aquella época). Pero lo más criticado fue la total ligereza y estupidez de la historia, los múltiples fallos en la sala de edición, el apestoso diseño de producción y el exceso de personajes que no aportaban nada a la trama. Chris O’Donnell también opinó negativamente (era para sobrevivir en el mundo del cine después de esto) sobre este bodrio: “Creo que deberíamos haber matado la franquicia. Cuando filmamos ‘Batman Forever’ sentí que hacíamos una película. Cuando rodábamos esta sentía que hacíamos un anuncio de juguetes” ¿En serio? Incluso el productor Michael Uslan estuvo de acuerdo en que deberían haber capado las películas de Batman antes de que se convirtiese en un virus que lo aniquilase todo. Años más tarde, en 2008, el presentador televisivo Jay Leno le preguntó a Clooney si había tratado alguna vez con Schwarzenegger (el Chuache Of Course). «Lo conozco», contestó, «destruimos juntos la franquicia de Batman» y ya está, ahí acabo su fustigación rectal con respecto a aquella basura, ni siquiera dio recomendaciones de echar H&S a tu televisor después de verla. Pero veamos el lado bueno de este asunto (no existe), cuanto más aburrido estás, tus fantasías, perversiones, ideologías, virtudes o defectos más recónditos de tu personalidad salen a flote, descubriendo así tu «yo» verdadero y en realidad eso es lo que paso con el puñetero Schumacher, que en la escritura de guión implico todos sus sueños húmedos masturbatorios y acabo convirtiendo a la franquicia en “sirope del bueno”.
Warner aprendió la lección y decidió solo hacer animación de Batman durante una temporada, entre las cuales incluyo como de lo mejorcito a ‘Batman del Futuro’. Pero esto no acaba aquí y pronto aparecería el nuevo salvador de la franquicia (poneos mientras leéis esto la canción ‘The Corrosion’ de los System of Mercy) ¡El inglesito productor de sirocos, el tío que menos le interesa hacer películas de superhéroes, Don Pretencioso en personaaaaaaaaa!: Christopher Noooooooooooolan.
La Warner fiel a sus costumbres y tras la última hecatombe fílmica decidió seguir una de las máximas de su existencia: Los directores de cine y los pañales tienen que cambiarse a menudo, y a ambos por el mismo motivo, así que Nolan les vino que ni pintado. Así pues en el 2003 Nolan y el cáncer que le sigue a todas partes (David. S. Goyer) fueron contratados para hacer una versión del Caballero Oscuro y la Warner le proporcionó cuantos penes de goma y vaselina necesitasen para el film. Como no, fueron diciendo que las anteriores películas eran unos ejercicios (de mierda) más que unos dramas y que lo que tocaba era hacerse un reboot como los cánones mandan y tomó como referencia el film del 78 de Superman. Pero Goyer que ya le había metido el falo por la oreja a unos cuantos superhéroes como Blade, El Cuervo y por supuesto a Nick Furia (poniendo a un más que competente David Hasselhoff en el papel protagonista), decidió probar un guion experimental, que una vez unidas las tres partes del mismo consigue que te de la risa floja, por no decir algo peor.
En el 2005 fui a ver ‘Batman Begins’. La verdad es que salí bastante satisfecho del cine y lo principal es que por fin Nolan había desterrado para siempre el desfile del día del orgullo gay de Schumacher, cosa que le agradezco. Una película con buen ritmo, con tramas suficientes y bien conectadas que consigue asentar las bases del futuro Batman. El film está lleno de actores admirables como Christian Bale recordado especialmente por mí en ‘American Psycho’, construyendo desde cero un Batman para la posteridad, Katie Holmes como la “Come-Placentas” (¿Era ciencióloga loca no?) que esta por allí de relleno, Michael Caine como el mayordomo Alfred, bordándolo como siempre que hace algo (Me pregunto si bostezará tan bien al levantarse de la cama), Gary Oldman alias Sirius Black interpretando al Comisario Gordon que consigue hacer muy creíble, Morgan “Hombre Libre” haciendo de Lucius Fox el chaval que le hace todos los juguetitos a Batman y como colofón el Dios del cine Rutger Hauer haciendo del tío que quiere quedarse con el control de las Industrias Wayne. Esteesotro pedazo de papel que nos regala el Holandés de la Tocha de Halcón peregrino, demostrando que él es el Dios de la interpretación y los demás meros mortales.
Hay momentos que se ralentiza mucho el film, haciendo demasiado hincapié en la filosofía de las acciones de los demás y sobretodo en las de Bruce Wayne. Un par de cosas que me sacaron de quicio fueron que cada vez salga menos Batman (ES EL PROTAGONISTA ¿RECORDAIS?) y sobre todo las trampas de guión que se cascan para darnos un giro “chachipiruli” y así todos los espectadores podamos conseguir llegar a nuestros orgasmos latentes a la vez. Pero si alguno de nosotros creíamos que Liam Neeson, nominado a un Oscar por la Lista de Schindler iba a ser un secundario por detrás del “Chino Cudeiro” que hace de Ra´s Al Ghul, realmente es que estos dos elementos nos toman a los espectadores por retardeds.
En el 2008 llega ‘The Dark Knight’ a los cines, y toda la people está llorando la muerte de Heath Ledger que lo acaba elevando a la categoría de leyenda de la actuación definitiva, precedido de multitud de manos peludas y cegueras temporales. A partir de aquí todo empieza a irse por el retrete. Nolan empieza a olvidarse de que esto es una película de Batman y se preocupa más en retratar la doble moral de los personajes, el politiqueo baratucho que se montan y cosas así, que en hacer la aventura de un Superhéroe, y decide nuevamente mostrarnos otra OPA hostil contra las Empresas Wayne. Pero los villanos se llevan el premio a la estupidez suprema. Comenzando con mi comentario anterior sobre el Joker de Ledger que se convirtió en la vergüenza del siglo, porque si no tenían que cambiar la calificación para edades del film, y un Dos Caras convertido en un deshecho social que hace las cosas a boleo y que acaba haciendo que nos tapemos todos la cara de vergüenza. Hay gente que dice que esta película es una obra maestra por encima del ‘Padrino’ o ‘Conan el Bárbaro’ del 82 y consigue hacer que me deshueve e indigne a partes iguales.
En el 2012 Nolan se ha afianzado como un falso Dios del cine que hace lo que directamente le sale de la entrepierna. Ahora solo le importa meternos filosofía barata como si él fuese “Jodoflorodowski” o algún elemento alienante de estos y va a su puta bola en piloto automático. El resultado son tres estresantes horas de anticlimax, lleno de marcianadas sin sentido, con tramas confusas e inexplicables, que hace que no te enteres de muchas cosas y que para rematar ME VI AYER OTRA VEZ. Esta vez me la vi con mi novia que me confirmo una serie de cosas: la primera que no se enteraba de lo que pasaba por el montaje caótico epiléptico imperante en la cinta, que le quedaron muchísimas dudas por aclarar del film y que quizás era algo cruel con Nolan porque era una película normalucha y de lo más entretenida. Es cierto que no es una película mala y eso, pero cuando un film tiene tufillo a pretencioso (Como las del puñetero Lars Von Trier de los cojones) y se mete en tantos berenjenales solo para acabar con un montón de agujeros de guión, quizás este caos audiovisual no sea TAN BUENO. Más de tres cuartas partes de la película no tienen acción de ningún tipo, es que directamente hablan de cosas y más cosas solo para rellenar metraje: filosofía barata blablabla, tonterías sin sentido blablabla. ¡Joder si al menos se insultan verbalmente habría acción, pero es que ni eso! Entre los momentos épicos de traca del film está el de cuando intentan recuperar el control de Gotham a Bane, en el cual se ven planificaciones varias, gente acobardada, numerosos movimientos de alfiles y yo que sé que más, para que se acabe solucionando en una “Todo menos Épica” batalla campal cutre de ¡¡¡¡¡ cinco minutos!!!!!. Pero cutre e ilógica es decir poco y aquí asistimos a la mala gana de los extras que están huyendo de los planos de cámara loquísimos que nos regalan, haciendo como que hostian a alguien, y atacando de uno en uno sin estorbar a Batman y Bane, no vaya a ser que Nolan te ponga el pene en la boca como castigo, y encima aderezado todo esto con una violación completa de la orientación de la cámara .¿¿¿¿¡¡¡¡ pero que cojones es esto !!!!????
Nolan se repite como el ajo en cosas que deberían decirse una vez o simplemente pasar de puntillas por delante de ellas (como el hecho de decirle cien veces a Bruce Wayne tonterías filosóficas para mejorar como persona y escapar de donde coño tenga que escapar) y un más que vergonzoso descuido en otros que deben ser más importantes. La forma de contar tan mal las cosas, prima por encima de la acción y la prioriza por encima de los duelos interpretativos entre personajes, o de encontrarnos con peleas que hagan que todo el rato que nos ha hecho chupar sus cojones peludos hayan valido la pena. Pero no, eso sería una película de Batman convencional, Y NOLAN NO QUERÍA HACER ESO, QUERÍA JODERNOS LA MENTE.
Este ser tiende a poner más esfuerzo en exponer las dudas y replanteamientos varios de un hombre que es el inequívoco e incorruptible símbolo de la ciudad (Si, como ‘V de Vendetta’, humanizando al máximo el personaje), en hablar sobre las dudas, el sentido del deber, y moralidad que tienen los policías ante un sistema corrupto, que de poner a Batman patrullando la ciudad por la noche con su coche y reventando el culo la gentuza con la que se encuentra. Y lo que más preocupa es que cada vez el superhéroe salga menos y haya más morralla filosófica por metro cuadrado. Él prefiere hacerse pajas a dos manos con las metáforas visuales burdas que nos regala, con los monólogos filosóficos a lo Paulo Coelho y en remarcar y subrayar lo profunda y cargada de mensaje que está su película, repitiendo una y otra vez los mismos conceptos para ver si al final puede conseguir que todos acabemos en coma profundo.
Nos encontramos ocho años después de la anterior película, en la que un Bruce Wayne en posición fetal perpetua en su mansión de estilo Victoriano, esta demacrado y decrepito hasta el límite y que ha colgado el traje de Hombre Murciélago Forever and Ever. Hasta que llega el “Motherfucker” definitivo del server a Gotham para subirse unos cuantos niveles de experiencia a costa de cuantos pringados se encuentre por el camino y su nombre es Bane. Como ya he dicho esta PARA EL ARRASTRE, y es más, el médico le confirma que ni siquiera tiene cartílago en la pierna, pero no pasa nada porque se pone cuatro alambres de la exposición de Pablo Serrano de Zaragoza y otra vez a hostiar a quien se le ponga por delante. La rehabilitación esta tan mal contada como un chiste de Arévalo, y pasa casi de largo, pero Pepito Alfred habla con el de si debe volver a dar caña o no, de que si un hombre corriente y moliente puede resistirlo o no, de si Batman tiene que ser un símbolo o un tatuaje de putón o no y de que tiene que buscarse un chochete, que empieza a parecer marica… ¡Valientes bastardos! ¡De esa repetitiva mierda filosófica NO NOS LIBRA NI DIOS!
Luego se llena eso de personajes listillos como el policía random John Blake (interpretado por Joseph Gordon-Levitt también llamado el futuro Sandman) que queda con Bruce Wayne para tomarse un café, y en la conversación le revela que por los poderes de la ciencia infusa o el mentalismo a lo Patrick Jane le dice que una vez le vio guiñar un ojo cuando era pequeño y que en ese momento supo que él era Batman. En serio no hay por donde pillarlo, pero menos mal que no hay más bocazas listillos de estos por Gotham, porque si no Bruce Wayne mantendría su identidad secreta tanto, como los caramelos de un pederasta puestos a la puerta de un colegio.
Después de cosas que no vienen al caso, Bane le hace un Fatality a Batman con un “Rodillazo Finish Him” y lo deja como Ramón Sampedro. Pero si la anterior recuperación fue la “Hostia puta joder” la de después está protagonizada por el Jesucristo Moro de la prisión, que es contada de una manera chapucera, lenta, reiterativa que acaba dándote ganas de vomitar de ¿felicidad? Y de pedir a Stallone urgentemente que ruede esa escena como hizo en Rocky y le demuestre a Mongolan como se hace una escena de recuperación y superación personal. Pero no os preocupéis porque Wayne acaba volviendo al mundo real desde el quinto pino donde lo han abandonado para que se muera del asco, mientras su ciudad se va a la puta mierda, como si no supiésemos que iba a pasar esto. Y no es que no sepa Mongolan cómo hacerlo (en otras películas suyas demuestra que sabe hacer las cosas) o que no sea consciente de que se necesitan ciertas cosas para conectar con el personaje y su caída en desgracia. Simplemente se la trae al pairo y no cuenta la historia de un personaje, LO USA COMO UN MCGUFFIN para componer su oda filosófica sobre la lucha eterna entre el bien, el mal y lo neutral. Y para esas cosas me leo otras cosas de ciencia ficción como la ‘Biblia’ o la ‘Dragonlance’.
La historia de Bane la cuentan muchas veces de manera ambigua solo para meternos un giro de guión chapucero y así podamos terminar de excretar tranquilos. La cambia, la muta, la cuenta mal a posta solo para que recibamos ese golpe en la mandíbula y te deje agilipollado en el proceso, pero acaba dejándote con muchas dudas razonables (y algunas incluso sexuales) y si lo piensas bien no cuela y hace aguas por todas partes. ¿Cuantos escaparon de la cárcel, uno, dos, o un par de millones? ¿Porque se empeñan en hacernos creer que escapo uno? ¿Una cárcel de Morolandia que es un pozo de mierda donde los presos sólo tienen que trepar para salir? ¿Y lo intentan de uno en uno? ¿Cuándo hay un escollo insalvable, porque no se ayudan entre ellos y le pasan una tabla de madera al de arriba para que pueda escapar y después ayudar a los demás? ¿Son retrasados mentales o qué? ¿Por qué si al final acaba mínimo una persona escapando de esa cárcel no les lanza una cuerda como Bruce Wayne hace cuando escapa, para que se vayan los demás a sembrar el caos? Todo esto es para explicarnos la parábola de la resurrección del Fénix de la que ya he hablado en otras críticas, y nuevamente nos la cuelan con otro polluelo feucho de Fénix. Luego tenemos a Bane (impresionantemente interpretado por Tom Hardy) que ha reclutado a gentuza de la sociedad como reyes que han abdicado, políticos corruptos, recoge cartones, mossos d’esquadra y demás para convertir a Gotham en su putita de los domingos y reventarla de paso. Así que no me metas ‘El Juego de Tronos’ de otro empresario que le hace otra OPA hostil al moñas de siempre porque me importa un cojón si la ciudad se va a convertir en un cráter de escoria humeante.
Cuando esto sucede y tras minutos y más minutos de explicaciones en las cuales nos dejan claro que nada ni nadie puede salir de Gotham, nadie tiene la brillante idea de pedirle ayuda a Superman (que vive al lado por cierto) para solucionar el marrón y la única solución para esto es que Batman pida tele transporte para uno a la Enterprise con destino a Gotham, quese reúna con Catwoman en un basurero (la mejor Catwoman ever y consiguiendo que pueda respetar por fin a una anoréxica random como Anne Hattaway) y al grito de guerra de ¡Sodomía! Se vayan juntos a reventarle el culo a Bane. Y por favor ya vale de que el Comisario Gordon siga llorando por las esquinas después de ocho años con lo que paso en el final de la anterior película por ¡cuarta vez! Ni que salga Mathew Modine arruinando su carrera definitivamente (por si no fue suficiente en ‘La Isla de las cabezas cortadas’) y convirtiéndose en el capitán cobarde del día que no quiere cumplir con su deber porque cuando ve a Bane se le hace un plastón del quince en los calzoncillos. Sácame a un ejército de maleantes que está buscando activamente a los maderos para pasarlos por la guillotina y estos a su vez deban usar tácticas de acción y sigilo como Solid Snake en ‘Metal Gear Solid’ (el primero solo, el resto son basura) en vez de seguir martirizándome con más idioteces filosóficas random. Aunque siempre nos queda la escena en la que tres mil policías de Gotham se pasan cinco meses bajo el subsuelo, para acabar emergiendo en perfecto estado, limpios, con la raya del pelo hecha y sobretodo afeitados (mis respetos por la multinacional Gillette), listos para una batalla campal que deberían perder solo porque al acostumbrarse a la oscuridad, como que el sol te hace algo de daño a las retinas. ¿Escena de traca? No, es el honor y la justicia vomitado desde el inframundo, que no te enteras. Esta lucha está al nivel de una batalla campal medieval hecha por la Canon, en la cual todo el mundo tiene armas de fuego los primeros diez segundos, y después se meten hostias a melé porque mola y punto. Se olvidan que viven en los USA y que tienen la segunda enmienda a su favor, eso sin contar por supuesto, que las balas las puedes comprar en el “Wall-Mart” de enfrente a precio irrisorio al lado de los condones. Parece que es más fácil hacer una escena así de cutre con gente quieta como un tronco inerte y muerto, haciendo como que se hacen pupita en vez de hacer algo que sea emocionante de verdad. ¿En que estaría pensando?
Después de meter cosas y más cosas que no llevan a nada, en la sala de montaje Nolan descubre que es demasiado larga y que la gente tiene vida más allá del cine, por ello decide precipitar el final como si nosotros decidiésemos de paso precipitarnos por un acantilado de 210 metros de altura. Este es el momento en el que por fin todos nudos deberían desatarse, pero no, los nudos se atan más, te constriñen la garganta y empieza a parecerse a muchas constrictor jodiéndote el rabo. Todo los aficionados al cómic sabíamos lo que iba a pasar (si nos hemos leído las sagas ‘The Cult’ y el arco argumental de Bane) y aun así muchos se quedaron mudos de impresión al ver la nada alucinante sorpresa de meterte por el gaznate un Final Boss que en la película NADA NI NADIE TE LO ANTICIPA (mi propia novia lo adivino al azar sin haberse leído ninguna de las sagas anteriormente mencionadas), cargándose el clímax que debería haber estado a la altura de dos villanos, que por cierto a partir de este momento no reciben ni la importancia ni el respeto que se merecen, ya que parece más importante parar una cuenta atrás de una bomba nuclear que darles algo de reconocimiento a estos personajes. Es como un episodio de 24 pero en cutre y salchichero ¡Ay Caramba!
Pero esto es debido a que el magnífico Bane que lo ha hecho de puta madre durante toda la película, acaba muerto en el más miserable de los finales posibles, convirtiendo su eventual muerte en un gag cómico digno de Mel Brooks. Pero claro, hay que sacar a toda hostia a este villano de pantalla para meterte otro a calzador que no pinta una mierda y que en vez de desarrollarlo a lo largo del film, te lo desarrollan en otra conversación digna de una charla con un personaje “percha”. Y es que Damas y Caballeros, ya no queda más basura filosófica que meternos a presión por el ano, y hay que darse caña para acabar pronto.
A ver tampoco es que sea mala (para eso hay cine de serie Z), pero el problema es lo pretencioso del film y la absoluta perdida de escenas para contar algo más que la NADA MAS ABSOLUTA, y que debería haberse cambiado por algo más de acción y no tanto “palabro” de cultureta. Pero no todo es malo, como he dicho, Bane es el villano más maravilloso que ha tenido la trilogía de esta cucaracha coprófaga del cine. Es inteligente, carismático, fuerte, rápido, con sus ideas muy bien llevadas a cabo, un adversario definitivamente imponente, que no mata a nadie si no es absolutamente necesario, o para dar una lección a sus soldaditos-putitas. Pero si Bane es cojonudo, Anne Hattaway merece todos mis respetos como Catwoman. Cada gesto, movimiento, ademan, guiño de ojo y demás, con o sin traje, consiguen que veas que ella es Catwoman y las anteriores unas Ful de Estambul y aunque se echa de menos bastante más tensión sexual con Bruce Wayne, de vez en cuando se meten algún que otro comentario subidillo de tono para anticiparte lo que es más que probable que suceda.
Michael Caine demuestra estar a la altura de las circunstancias, demostrando que él es quien manda en la película (a excepción de encontrarse de morros con Rutger Hauer en la misma escena) y tocándole decir todos discursos emotivos y reiterativos de todos films de Nolan, aunque a estas alturas ya sobren del todo.
Christian Bale sin duda está más que sublime, aun limitado por el papel higiénico que usan como guion, es maravilloso verle como actúa, con sus movimientos, tics, peculiaridades y demás que imprimen de un gran realismo al personaje (menos cuando está llorando por las esquinas, y es a menudo) y demostrando finalmente que si ha hecho algo mal no es culpa suya sino de Nolan y su cáncer acoplado. Aunque creo que le sobra la voz cazallera.
Toca hablar de Marion Cotillard pero no puedo decir nada bueno de ella en esta película. Es un personaje capado desde el principio sin sustancia ni gracia alguna y tratado superficialmente hasta los límites de lo tolerable. Especial mención a la voz de doblaje española (Interpretada como el culo por Sarah Dahan), que consigue empeorar su papel en un +200%, no como la de Bane (Pere Arquillué) que retumba, tiene matices y es totalmente maravillosa. Me vería la película otra vez solo para ver las escenas en las que habla Bane, con eso lo digo todo.
No todo es malo en la película y hay escenas maravillosas como el primer encuentro entre Wayne y Selina Kyle que tiene momentos de curiosa complicidad, la pelea sucia de Bane contra Batman sin nada de música de fondo (en vez de la estridente banda sonora que se coloca para estos momentos) para enfatizar más en el dramatismo de la escena, y aunque hay más comentarios filosóficos que hostias al final solo te dan ganas de que Batman vuelva a Gotham y le parta la cara al “Motherfucker” ese, en el momento final eyaculativo súper heroico que todos esperamos con ansia y que al final acaba dejándonos “a medias”. Pero estamos hablando de quien estamos hablando y es de un tío que le interesa más que el rollo político social de una historia, que las hazañas de un héroe como peich manda.
En resumen, nueve horas de películas, 40 minutos que sale Batman en total (me refiero a Bale disfrazado de Halloween), mucho despropósito, mucha tontería filosófica y mucho de nada, que te prometía unos cuantos Final Strike, y que acaba convirtiéndose en otra piscina de lefa. Pero no quiere decir que Nolan no sea un buen director, porque el tío cuando hace sus cosas como ‘The Prestige’ o ‘Memento’, el tío lo borda y cada una de esas películas es un diamante de esos sobre los que cantaba Marilyn Monroe. Pero con el Caballero Oscuro no ha convencido para nada, es más ha decepcionado, y quizás debería recordar este elemento que esto es una película de superhéroes y que la filosofía de ese tipo se la guarde para sus proyectos personales e intransferibles y no para joder a un personaje con una trayectoria vital tan larga. También especial énfasis al chapucero intento de poner cosas de hipster para hacer creer al espectador que siempre tuvo razón, que nunca estuvo loco y salga del cine creyéndose más listo que nadie.
Pero esto no acaba aquí y por lo visto la Deadly Alliance (Nolan, Goyer y Snyder) se han unido para malparir una película de ‘Superman VS Batman’. Solo temo el día que se edite el metraje y se convierta en una película infumable a obturación rápida con monólogos superfluos que no vienen al caso, consiguiendo definitivamente cargarse la franquicia.
Pero no os preocupéis gente, seguid adorándoles así que seguirán haciendo lo que les salga del nabo