El Embarcadero vuelve con más fuerza que nunca. A pesar de que sus creadores no hayan conseguido un fenómeno mundial como lo hicieron con La Casa De Papel, Álex Pina y Esther Martínez Lobato han dado vida a una historia que todos los amantes de las series necesitamos. Si la primera temporada jugaba con tus emociones, en la segunda caerás en un abismo del que no podrás salir. La serie te atrapa sin vuelta atrás gracias a todos los componentes que la forman. El gran elenco, el thriller, la sexualidad, los paisajes y un final delirante hacen que Movistar+ se consagre con una de sus mejores series.
Las interpretaciones
El Embarcadero está marcada principalmente por sus grandes actrices. Verónica Sánchez e Irene Arcos, son la esencia de la serie, un huracán de emociones que dan rienda suelta a los instintos más primarios. A destacar también Álvaro Morte, que cuenta con la dificultad de hacer que el público empatice con un personaje infiel y misterioso, construido sobre un pilar emocional muy grande. Todos los personajes cobran mayor protagonismo, sobre todo Roberto Enríquez que consigue reflotar a Conrado guiando la segunda temporada.
Brutal trabajo de fotografía
En estos ocho capítulos de El Embarcadero, todo se multiplica excepto los escenarios naturales de La Albufera. Miguel Amodeo, director de fotografía, ha sabido captar como nadie los paisajes de Valencia. Aunque si lo comparamos con la primera temporada cae en detrimento. Mención honorífica a los diferentes directores que han conducido esta segunda tanda de episodios por saber mostrar de una manera tan real y perfecta todas las situaciones que han ido atravesando.
Una de las cosas que más llama la atención de El Embarcadero, es el continuo montaje en paralelo de la serie. Los cambios temporales están muy marcados por transiciones impresionantes que no llevan a confusión, aumentando al mismo tiempo la intriga de cada escena.
La voz en off nos transporta toda la temporada de El Embarcadero hasta acabar con el clímax de Cecilia Roth, una última etapa a su altura. Al igual que el resto de personajes en ese último capítulo frenético cerrando todas las tramas y con un final lleno de lecciones de vida.
En definitiva, podemos afirmar que en la segunda temporada aumenta la sexualidad, los secretos, la pasión, las mentiras pero desde una narrativa inmejorable. Nos da todo lo que esperábamos y por eso, El Embarcadero puede que sea la serie más ambiciosa e imprescindible del catálogo de Movistar+.
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