Gerard Francis Conway apenas había cumplido los dieciocho años cuando escribió su primer comic para Marvel a finales de 1970 y con diecinueve ya guionizaba The Amazing Spider-Man. Panini Comics recoge, en tomos de gran volumen, la obra que Conway llevó a cabo cuando regresó a las series arácnidas a finales de los ochenta.
Spider-man: El legado previo
Gerry Conway es recordado como uno de los más relevantes escritores de Spider-man. Y esa afirmación no es vacía, entre sus historias tiene el honor de contar con los episodios que llevaron a La Muerte de Gwen Stacy o la creación de personajes como Punisher (El Castigador) o El Chacal (el Profesor Miles Warren). Tres años (1972-1975) al frente de la colección principal del trepamuros que dejaron una huella imborrable en los lectores, pero también en Peter Parker.
Sin embargo, esa no es su única herencia en Marvel, también pasó por algunos episodios de Los Vengadores, Capitán América, Daredevil o Los Cuatro Fantásticos, por citar solo algunos, pues la lista de series en las que aportó su granito de arena en los años setenta es bastante larga.
Con esa presentación no es de extrañar que fuese designado para volver a llevar las riendas de Spider-man a finales de los ochenta, con un regreso plagado de intenciones pues en los primeros números de Web of Spider-Man que pasaron por sus manos ya nos dejó una introducción a un personaje que causaría sensación, un villano de nuevo cuño que no solo golpeó la vida de Parker, también la de su amigo y editor Joe “Robbie” Robertson. Lonnie Lincoln puede que no os suene a todos, pero si empleamos su “nombre de guerra” seguramente la reacción sea muy diferente, hablamos de Lápida.
Un asesino venido a más, con deseos de convertirse en uno de los amos de Nueva York y sin miedo de mancharse las manos, aunque tenga un ejército de hombres armados con fusiles de asalto a su servicio.
Las tramas personales
Presentar a un hombre alto, de tez pálida dado que es albino, aunque de raza negra, con una dentadura temible y una fuerza brutal que con una sola mano le permite quebrar cuellos con facilidad, podría bastar para crear a un villano temible, pero si todo eso lo batimos bien y le añadimos relaciones personales que (gracias retrocontinuidad) son añadidas desde la juventud de Robertson, nos encontramos con una historia de las que llegan al corazón, que nos deja patente la importancia que para Conway siempre ha tenido enfrentarse a los dilemas planteados por tener que tomar determinadas decisiones. Pero lo que deja siempre un poso en cada camino elegido son las consecuencias y tener que afrontarlas.
Deber y responsabilidad son dos términos que conoce bien Spider-man, son parte de su base como personaje, no solo en la faceta superheróica, también en el día a día de Peter Parker, incluso cuando hablamos del pasado. Todo ello conforma una larga crónica donde Robbie pasará no solo por hacer frente a ese fantasma pálido que ha vuelto a su vida cuando menos se lo esperaba, dará con sus huesos en la cárcel y tendrá que seguir batallando con su presencia allí, lo que le dotará para el resto de sus vidas con una némesis que nadie vio venir pero que tan buenos ratos nos ha hecho pasar.
Eso no es todo amigos
Pasan tantas cosas en este volumen que es muy fácil dejarse cosas en el tintero. Conway recupera al Castigador para esa misma saga, regresa sobre la figura de Gwen Stacy en el Annual relacionado con La Guerra de la Evolución, retoma a Carroña (otra vuelta de tuerca del Profesor Miles Warren), tiene tiempo para hacer protagonista a J.Jonah Jameson en una aventura con hombres lobo (entre ellos su secretaria, Glory Grant) y salen el Puma, el Camaleón y un largo etcétera de secundarios con Marta Plateada al frente.
Un despliegue que cuenta con Alex Saviuk y Sal Buscema para representarlos adecuadamente en el papel, dos dibujantes que dejaron un buen sabor de boca en aquellas etapas, en Web of y Spectacular respectivamente, sobre todo el menor de los Buscema.
El tomo se completa con la participación de Spider-man en los tie-in de la saga Inferno, por lo que por el bien de la continuidad en la lectura se han incluido los episodios de The Amazing Spider-Man llevados a cabo por David Michelinie y Todd McFarlane, dado que la trama se sigue entre todas las colecciones arácnidas, envolviendo al Duende Verde de Norman Osborn con el otro Duende (más fácil es diferenciarlos en su terminología inglesa Green Goblin y Hobgoblin), además de dejarnos la presencia del Lagarto o el retorno de Ned Leeds. Un compendio que continuará próximamente pero que en este primer volumen ya nos hace perder el aliento por completo.