El Green Lantern, Hal Jordan, tiene un caso que cerrar, pero antes, ¡tiene que salvar la Tierra de ser vendida ilegalmente!
Continúa la nueva obra cósmico-policiaca de Grant Morrison, su reescritura de El green Lantern, Hal Jordan, nos conduce esta vez a dos conceptos completamente contrarios, una redada por venta ilegal de planetas, y una discusión con “Dios” para que libere la Tierra.
ENTRE HILL STREET BLUES Y STAR TREK
La nueva epopeya cósmica de Grant Morrison usa todos los trucos de las buenas tramas policiales. Como una serie de televisión, nos lleva al caso a larga distancia con el “caso semanal”, como si de un procedimental se tratara el escocés trabaja con calma construyendo un poquito cada vez. Una historia que redefine a los “policías espaciales” de DC como nunca se había hecho, desde la perspectiva de una investigación policial y de los límites de los procedimientos y los posibles abusos de la ley.
Como suele ser normal en el escritor introduce temáticas un tanto ajenas a la temática principal. Así como estudio la mitificación o la identidad creada como un nivel consciente con capacidad propia de desarrollo y autonomía en su Batman (además de muchas otras cosas), en su Green Lantern empieza con una muy fuerte, Dios. Esa imagen tranquilizadora, y la aceptación de cualquier tipo de sacrificio que llegue de esa figura icónica y de su poder y capacidad para cambiar la realidad y mejorar todo, pero con trampa. Vale que la trampa es muy grande y al final sigue siendo una historia de ciencia ficción y superhéroes, pero la respuesta de Jordan, eso, es una definición muy propia de una figura policial que muestra un poco de ese pasado punk que tiene Morrison y su opinión personal sobre la policía.
UNA VISIÓN «DIFERENTE» DEL UNIVERSO DC
Liam Sharp no se corta en dejar claro que no le importa el género que le pongan por delante, que siempre da todo lo que tiene. Con su capacidad para desarrollar nuevas percepciones de los monstruos, criaturas de pesadilla y las razas alienígenas que ya conociamos del universo DC, estas, ganan un nivel nuevo, el de seres que producen miedos atávicos en nuestras meninges. Su enfoque de todo el mundo de Green Lantern es biológico, como si H.R. Giger metiera mano desde detrás de su subconsciente, y eso implica una tecnología que une lo biológico y lo anacrónico, para ejemplo esa nave velero a remos. Para los que no gusten de esos detalles y quieran una epopeya ci fi clásica, quizás no sea su cómic.
Con esta revisión, Morrison está jugando otra vez con los conflictos clásicos del personaje, su resistencia a sus superiores, con los casos que resuelve muchas veces por instinto y fuerza en lugar de siguiendo las reglas. Pero, recordemos, todo esto, es porque en algún lado hay un traidor, y aun no sabemos quién es.