La temporada 1 de El Pingüino llega a su final y es impactante. Sin duda una de las mejores series de 2024 de HBO Max.
Atención SPOILERS. El final de El Pingüino es una culminación magistral que solidifica la narrativa de Oswald Cobblepot, también conocido como Oz, en el turbulento universo de Gotham. Después de ocho episodios que exploraron tanto su lado oscuro como su peculiar carisma, este desenlace presenta un capítulo sumamente intenso, en el que cada acción y decisión empuja a Oz hacia su destino inevitable. La serie, producida en colaboración con Matt Reeves, el director de The Batman, y dirigida en su último episodio por Jennifer Getzinger, logra cerrar todas las tramas abiertas, dejándonos un sabor agridulce y la promesa de un futuro imponente para Oz, ahora listo para competir con el Caballero Oscuro.
La historia retoma inmediatamente después del dramático evento del episodio 7, en el que la guarida de El Pingüino está en ruinas y el imperio de Oz se tambalea. Aquí, el conflicto entre Oz y Sofía, interpretada con intensidad por Cristin Milioti, llega a un punto álgido. Tras ser capturado por los hombres de Sofía, Oz se ve forzado a confrontar sus propias vulnerabilidades, una situación que la serie maneja con maestría, ya que nunca le permite al espectador desconectar de las complejidades emocionales del protagonista. En una confrontación desgarradora entre el Pingüino y su madre, motivada por los asesinatos de sus hermanos, el episodio deja ver cómo las traiciones y lealtades familiares han moldeado a Oz.
Todo se complica.
La serie El Pingüino ha sido conocida por sus momentos oscuros y su enfoque psicológico, y el final no es una excepción. Un elemento crucial en este episodio es la relación de Oz con Vic, interpretado por Rhenzy Feliz. Vic ha sido no solo el leal subalterno de Oz, sino también una especie de reflejo de los habitantes de Gotham, mostrándonos cómo el poder de Oz afecta a aquellos en su entorno más cercano. En un momento final conmovedor, la interacción entre Oz y Vic se convierte en una de las escenas más impactantes y emocionalmente cargadas de la serie, donde la admiración y la desilusión colisionan, revelando las profundidades de sus personajes.
El episodio también aborda un tema que ha estado presente a lo largo de toda la temporada: la redención y la inevitable caída de Oz. Durante la mayor parte de la serie, Colin Farrell ha interpretado a Oz con una mezcla fascinante de oscuridad y encanto que, a pesar de sus actos, logra atraer a los espectadores a su causa. Sin embargo, este último episodio cambia drásticamente esta perspectiva, recordándonos que Oz sigue siendo, en esencia, un villano. A través de una serie de revelaciones y una escena icónica que ha sido descrita como «la que todos recordarán», la serie nos muestra el verdadero rostro de Oz, un Pingüino despiadado y manipulador, dispuesto a todo para recuperar el control de Gotham.
Las actuaciones son un punto fuerte en esta conclusión.
Farrell, quien ha trabajado con prostéticos para crear la apariencia física única de El Pingüino, logra transmitir una amplia gama de emociones, desde la desesperación hasta la ira, sin perder nunca la esencia del personaje. En particular, la escena de interrogación entre Oz y Sofía es un momento clave, donde la intensidad de ambos actores convierte la tensión en algo tangible. Milioti, como Sofía, entrega una actuación desgarradora que resalta el deseo de venganza, rompiendo con la tradicional representación de los villanos de Batman como meros personajes desequilibrados. En cambio, su personaje tiene una motivación personal profunda que añade una dimensión más humana y trágica a su confrontación final con Oz.
El episodio cierra con una visión de Gotham que podría ser reconocible en futuras películas de The Batman. Aunque El Pingüino es una serie que funciona como complemento, sus eventos tienen un peso narrativo que podría influir en los personajes de la gran pantalla. Reeves y su equipo han sabido construir un universo en el que la historia de Oz no solo es un preludio, sino una trama completa por derecho propio. Esto le permite a la serie evitar el «síndrome de la serie spin-off», en el que la historia principal queda estancada para no interferir con los futuros desarrollos de los personajes en otras producciones. En cambio, El Pingüino presenta una historia autónoma y poderosa, que enriquece el mundo de Gotham sin que sus eventos se sientan superfluos o inconsecuentes.
Se ha convertido en un personaje temible.
Finalmente, el último episodio logra cerrar con una frase emblemática: «El Pingüino ha muerto; larga vida al Pingüino». Esta declaración no solo cierra la serie, sino que también redefine a Oz como un verdadero titán en el inframundo de Gotham, alguien que ha experimentado la pérdida, el sufrimiento y la traición, pero que ha salido más fuerte y más decidido a consolidar su poder. Es un final que deja la puerta abierta para futuras confrontaciones con Batman y que posiciona a Oz como una figura fundamental en la lucha por Gotham, un personaje tan complejo como letal.
En resumen, el final de El Pingüino es un logro que lleva al personaje de Oz Cobblepot a un nivel de profundidad y desarrollo pocas veces visto en adaptaciones de cómics, convirtiéndolo en un antagonista memorable y una pieza clave en la narrativa de Gotham.