Cuando el mal acecha al universo, solo la unión de los dioses más fuertes puede hacerlo frente: ¡Thor y Hércules mano a mano contra la oscuridad!
Tras la salida de Stan Lee, Roy Thomas se encargó de buena parte de los títulos de la Casa de las Ideas, mientras seleccionaba a otras escritores para continuar las historias de Marvel. Entre ellos escogió al que sería uno de los nombres más recordados en la industria, recogía el testigo en Spiderman, Los 4 Fantásticos y la serie que nos ocupa, Thor, era Gerry Conway.
El guionista ha dejado algunas de las paginas más recordadas en varias de las series que tomó, y en su producción se incluyen cabeceras de Marvel , DC, series de TV y películas, una leyenda por derecho propio que recuperaba la aventura cósmica en la cabecera del Dios del trueno, y lo unía durante una buena cantidad de números con el Principe del Poder, Hércules.
Los años 70 fueron años convulsos en la industria del cómic, las ventas bajaron, los costes de publicación aumentaban, y los recortes afectaron no solo a la cantidad de paginas de las entregas, si no también a la cantidad de autores, la gran cantidad de artistas no evitaba que los editores tuvieran que hacerse cargo de muchos guiones. Y Gerry Conway era uno de los que al contrario que el resto, quería más, su ambición era no solo escribir algunos de los cómics más populares del planeta, si no ser el editor jefe de los mismos. No fue así, y, cómo él mismo admite, su orgullo desmedido le llevo a abandonar Marvel. Pero durante esa última época, nos dejó varias joyas, entre ellas más de un año de historias de Thor con el que fue su mejor compañero en la serie, el legendario John Buscema.
Conway había llevado a cabo en la serie de Thor algunos cambios para poder aumentar el nivel de la serie, separarlo de Asgard para que el regreso a la ciudad dorada fuera un evento épico, la enemistad con su padre, Odín, y dejar la identidad de Donald Blake definitivamente apartada para involucrarse más en una vida de aventuras que llevaban al Dios del Trueno lejos de Midgard. La resolución del guionista llevo la serie a un punto álgido donde cada saga era mayor que la anterior, más arriesgada, más difícil, y con mayores obstáculos, era la demostración de que la idea de Cecil B. Demille del cine, podía trasladarse a otros medios y cumplir su máxima: “Las películas deben comenzar con un terremoto e ir creciendo en acción.»
Esta última etapa de El poderoso Thor se convirtió en la transformación final del personaje de superhéroe y dios, a explorador espacial, a aventurero en un espacio que recordaba a los escenarios de las historias pulp, y funciona a la perfección. Las grandes amenazas que el universo ocultaba amenazaban a Asgard y a la vida misma, y planteaban secretos y reflexiones más grandes que las simples batallas que siempre encontraba el dios rubio. La esclavitud, el destino, el aislamiento, la caída de los ídolos, hasta una iteración del mito de Persefone se asomaba a la serie.
Pero Conway y Buscema buscaban algo más, y necesitaban que Thor tuviera un compañero más mundano, igual de noble pero con apetitos más terrestres, los asgardianos resultaban demasiado estirados para plantear la oscuridad que muchas veces implicaba la existencia, y trajeron a otro tipo de dios, mucho más humano, con debilidades y aspiraciones terrenales y apetitos grandes por la vida, el león del Olimpo, Hércules. Como toda buena unión entre héroes es la batalla la que forjó su amistad, y es otra vez luchando que comienza su nueva relación, esta vez en terreno olímpico e invadiendo el mismísimo Hades.
EL arte corría a cuenta de uno de los más legendarios autores de Marvel, el que sin duda alguna es el más recordado junto a Jack Kirby: John Buscema. De rostros expresivos y acción a lo grande, el dibujante nunca dejó lejos a su dios de pelo dorado, y su larga carrera en Conan no impidió que dejara grandes páginas en Thor , de acción, de poder, y sobre todo de fuerza, con desarrollos y viñetas que salta del papel para impactar el rostro del lector. Nunca Mjolnir salió tantas veces de su página para sorprender al seguidor marvelita. Los lapices de John Buscema acompañaron la mayoría de las historias, pero no podemos olvidar a Rick Buchler y su gran hacer. De la linea más “Kirbyana”, el autor demostraba que la espectacularidad era la firma de Marvel.
El poderoso Thor. Batalla a las puertas del infierno es el adiós de un gran escritor a la serie, y a Marvel, pero no es una despedida triste, está llena de lo que hizo grande a Gerry Conway, la acción, el espectáculo, y contenidos más allá de la simple pelea de superseres y dioses. Sentido, dirección, profundidad, nunca han faltado en sus historias, y si bien se alejó de la Casa de las Ideas por otros prados más verdes, al final, volvería al lugar que le permitió convertirse en el gran autor que es hoy día.