El reloj del juicio final 6. Mientras el reloj se acerca a la medianoche, los juerguistas salen de fiesta, los villanos se reúnen y los payasos se maquillan para iniciar su actuación.
En El reloj del juicio final 6, los héroes están en su punto más bajo, la opinión pública los ataca, los medios los criminalizan, y su respuesta es el silencio. Pero no abandonan, siguen protegiendo a los débiles, a los indefensos, y equilibran la balanza de la justicia. ¿Y los villanos? Se reúnen, y planean, y discuten, y puede, que al final hubieran tenido un plan, nadie dice que hubiera sido bueno, pero podrían haberlo tenido.
UNA OBRA TRAGICÓMICA
La Marioneta y el Mimo tienen sus planes, un nuevo mundo, un nuevo futuro, sin vigilantes, sin límites, solo los que se pongan a si mismos, y el Joker es su elección. Quizás hayan apuntado muy alto, pero hacen reír al payaso del crimen, y eso es mucho, le han dado un Batman de regalo, y eso es aún mas, pero han traído con ellos su mundo, y eso, es muy jodido.
Las dos creaciones de Geoff Johns resultan atractivas como pareja criminal, como villanos que parecen de opereta, pero que en realidad viven en el mundo de Asesinos Natos de Oliver Stone. Dónde nació todo ese rencor, el odio a los policías, ese amor eterno, ese buen humor, macabro, pero alegre, todo eso en unas pocas paginas. Salpicadas de algo más, del descubrimiento para los extranjeros de la forma de funcionar de los villanos del mundo DC, a veces bien, pero la mayoría, a golpes y gritos. Y alguien va a querer acallarlos, con ruido, mucho ruido, y algún chiste malo, del que solo él conoce la gracia.
UN EQUIPO CREATIVO LENTO, PERO SEGURO
La pareja de Johns y Gary Frank sigue dejando ideas de una trama dura y compleja, donde hay muchos elementos nuevos que tienen que ser explicados. Así como dieron vida al nuevo Roscharch, de nuevo pausan su historia para acercarnos a los nuevos invitados a este extraño colage que une lo presente y lo pasado con un futuro negro y temeroso. La vida de Marioneta y Mimo salta a la palestra para que los lectores juzguen, y no suelen ser piadosos.
La verdad que dentro de la serie puede ser el capitulo de menor calidad, que no de calado, los dos payasos responden a un estereotipo bastante común, solo su forma de crearse sus nuevas identidades tiene interés. Con un par de escenas de excusa para que conozcan a los villanos, comienza la acción, y dejamos de espera que la trama avance, no es el momento. El lector pensará que es un punto crucial para la serie, y la verdad es que es importante, pero es relativamente poco atractivo como historia. Johns sabe contar historias pequeñas que acaban produciendo grandes eventos, pero en este número, se queda en la historia, porque el Joker lo ocupa todo, él es el evento, y la trama avanza sin que Mimo y Marioneta dejen demasiado poso.
WATCHMEN SIGUE SIENDO EL MOLDE DE LA ESTÉTICA
Gary Frank sigue demostrando que su imitación de la estructura de Gibbons es perfecta, que su composición emula la obra seminal, y también que no va a poder salir de ella para contar la historia a su manera. Ser la continuación de Watchmen empieza a dejar el trabajo de Frank en un nivel notable, pero que no le deja enseñar todo lo que sabe hacer. Sigue siendo una historia bien narrada y detallada hasta el extremo, con una imagen potente que acompaña a una historia que siempre es oscura.
El reloj del juicio final empieza a presentar un plan general, encontrar al Doctor Manhattan era el comienzo, pero la situación de los héroes del mundo DC complica todo, y hay que solucionar muchas cosa, y no hay tiempo. Estamos ante una obra que tiene personalidad propia, pero utiliza elementos que ya existían, y es más fuerte en esos momentos, que plantea las preguntas correctas cuando se crece. Quizás el peso de Watchmen sea mucho, pero hay destellos que pueden significar que la segunda mitad de la serie va a romper todo lo esperado y ser alucinante, o acabar en un enorme farol que el lector no deje pasar.