Gandalf nunca usó su verdadero poder en la trilogía de El Señor de los Anillos. Pero ¿por qué motivo? ¿Qué razones tenía el Mago Blanco?
Muchos espectadores siguen preguntándose por qué Gandalf no usa su verdadero poder en El Señor de los Anillos. En la trilogía de J.R.R. Tolkien, este personaje es un antiguo y poderoso ser conocido como un Maia. Sin embargo, durante toda la historia se restringe a sí mismo en cuanto a la manifestación de su verdadero poder. A pesar de su inmensa capacidad, el Mago Blanco se encuentra limitado por el papel que debe desempeñar. Su misión no es la de luchar directamente contra el Señor Oscuro Sauron, sino guiar y asistir a los seres de la Tierra Media en su propia lucha contra el mal.
Cuando los Istari, entre ellos Gandalf, son enviados a la Tierra Media, se les prohíbe usar su poder para influir en los seres o el orden natural del mundo. Esta restricción subraya que la defensa de la Tierra Media contra las fuerzas del mal recae en los Hombres y los Elfos, los Hijos de Ilúvatar. El rol de este personaje de El Señor de los Anillos como mago es apoyarlos. Básicamente, enfrentar a fuerzas que están más allá de su poder. Y también asegurarse de que las personas adecuadas estén en los lugares correctos en el momento adecuado. Algo que probablemente también veamos en la serie Los Anillos de Poder de Prime Video.
Un seguidor de las doctrinas Maiar hasta el final
A diferencia de Saruman, quien cayó en la tentación de querer controlar y dominar, Gandalf comprendió la importancia de no interferir con el orden natural de las cosas en la Tierra Media. Los Maiar de El Señor de los Anillos, a los que pertenecen ambos magos, nunca fueron destinados a ser gobernantes. Todo lo contrario. Su destino era asistir, guiar y poseer la sabiduría. Extralimitarse en este aspecto sería un error muy grave. Algo que el amigo de Bilbo Bolsón, siempre más humilde que Saruman, entendió a la perfección.
A pesar de su poder, Gandalf no posee todas las mismas habilidades en su forma de mago que en su forma original como Olórin el Maia. Su cuerpo y mente como mago son distintos. Y esto se evidencia cuando se enfrenta al Balrog. Tras su resurrección como «El Blanco», adquiere más poder y quizás recuerdos de su época como Olórin. Pero, a pesar de ello, no posee la plenitud del poder de un Maia y sigue sujeto a las restricciones de los Istari. Por lo tanto, nunca mostró su verdadero poder.
La verdadera fuerza de Gandalf radica en su sabiduría. A diferencia de sus compañeros Istari, este mago es un astuto y eternamente curioso estudiante del universo de El Señor de los Anillos. Este don de sabiduría es precisamente lo que la Tierra Media necesitaba en su lucha contra Sauron. Y lo que distingue a este Maia mucho más allá de sus poderes mágicos limitados y los objetos mágicos que posee, como su famosa vara.
Fuente: Screen Rant
