Este próximo 31 de octubre llega a nuestros cines Escape, la nueva película dirigida por Rodrigo Cortés, protagonizada por Mario Casas, quien asume uno de los papeles más intensos y desgarradores de su carrera.
La producción, que lleva el sello del reconocido Martin Scorsese, aborda temas profundos sobre la condición humana y la lucha interna que surge a raíz del estrés postraumático. Con una historia que ahonda en los traumas que conllevan los accidentes de tráfico y en el peso de la culpa, Escape promete ser una película que no dejará indiferente a nadie.
¿De qué trata Escape?
Escape sigue a un hombre llamado «N», quien ha perdido toda esperanza y motivación en su vida después de un accidente de tráfico en el que fallece su esposa, un hecho por el cual él mismo se siente absolutamente responsable. Atrapado en un dolor que no sabe cómo manejar y convencido de que las consecuencias no han sido suficientes, decide que la única solución es acabar en la cárcel, como una especie de penitencia autoimpuesta.
A partir de ahí, su obsesión por ser encarcelado crece y comienza a cometer una serie de delitos menores, con la única intención de que la justicia le conceda lo que tanto desea: perder su libertad. Sin embargo, en España, la justicia no siempre funciona al gusto de cada persona, y el juez encargado de su caso se niega a enviarlo a prisión, ya que resulta insólito que alguien cometa delitos de forma voluntaria solo para ingresar en la cárcel.
Escape y la salud mental
A través de esta historia, la película refleja de manera cruda cómo la salud mental puede llegar a trastornar a las personas de maneras que, desde fuera, pueden parecer imposibles de comprender. Nadie en su sano juicio desea pasar el resto de su vida en la cárcel ni dejar de ser una persona libre para convertirse en un número o en alguien sin importancia.
Sin embargo, Escape nos recuerda que muchas veces las personas envían señales de ayuda incluso antes de colapsar, aunque no siempre se logran ver o interpretar correctamente. No es exactamente el caso de «N», ya que desde el principio se nos muestra a un hombre con una salud mental muy deteriorada, alguien que ha perdido toda perspectiva y que no puede procesar el dolor que lo consume.
Es refrescante ver cómo la película también explora el impacto de esta situación en las personas cercanas al protagonista. Su hermana, quien es su principal apoyo emocional, está agotada y ya no sabe qué más puede hacer para ayudarlo. En varios momentos de la historia, el espectador siente el impulso de darle un abrazo, ya que ella también ha perdido la comprensión y el apoyo de sus padres, y se siente completamente sola intentando salvar a su hermano, que solo parece tener un objetivo en mente: entrar en la cárcel, dejando de lado toda su vida y a todos los que lo aman.
Los mensajes de la película
Escape plantea dos realidades poderosas y perturbadoras: la primera es que, en muchas cárceles, los presos no siempre encuentran oportunidades reales para la reinserción social; por el contrario, en ocasiones, el trato inhumano mina cualquier posibilidad de que, algún día, la sociedad los reciba mejor. Esto plantea una crítica importante sobre el sistema carcelario y la falta de apoyo real para aquellos que cumplen su condena.
El otro mensaje de la película es que, muchas veces, lo que creemos querer no es lo que realmente necesitamos. «N» anhela ingresar en prisión, pero en realidad, lo que necesita es ayuda en una institución de salud mental, pues no se encuentra en condiciones para vivir en sociedad. En lugar de recibir el apoyo adecuado, se enfrenta a la incomprensión y frustración de quienes lo rodean, quienes no logran entender el alcance de su dolor. Solo quiere aislarse en prisión, donde cree que finalmente encontrará su lugar, ya que nadie le ha ofrecido una alternativa real, sana y esperanzadora.
Una reflexión necesaria
Esta es una película que deja una sensación agridulce, una especie de invitación a reflexionar sobre las fallas de nuestra sociedad en el trato hacia aquellos que sufren problemas de salud mental. Escape nos recuerda que no siempre sabemos cómo ayudar a quienes están a nuestro alrededor, especialmente cuando las señales no son evidentes. La película sugiere que, tal vez, como sociedad, aún no hemos entendido cómo brindar apoyo y que, mientras sigamos así, el sufrimiento de estas personas será prolongado y, en muchos casos, invisibilizado.
Con un mensaje poderoso y una interpretación profunda de Mario Casas, Escape es una película que plantea muchas preguntas y que invita a todos los espectadores a reconsiderar el papel que cada uno juega en el bienestar de aquellos que nos rodean.
¡Esperamos que la disfrutéis y os invite a reflexionar! ¡Nos leemos!