‘Toy Story 1 & 2’, ‘Bichos’, ‘Monstruos S. A.’ y ‘Buscando a Nemo’. Hasta el momento, Pixar se había decantado por entre otras cosas una animación llena de comedia en todas sus producciones, si bien su última película hasta la fecha, la sublime ‘Buscando a Nemo’ aportaba un grado más de madurez que sus antecesoras.
¿Y ahora qué? Pues era momento de confirmar esa madurez y de ser creativo a la vez, haciendo algo nuevamente diferente. Y Pixar nos regaló no solo para mí otra gran película de animación de la compañía líder en este campo, sino una de las mejores películas jamás hechas sobre la temática del superhéroe, y que perfectamente podía haber sido rodada en imagen real. Además fue un punto y aparte, ya que la primera película para la compañía del director Brad Bird (‘El gigante de hierro’) quiso dejar de lado la comedia (que la hay en buena cantidad, pero más sutil) y decantarse por un tono más adulto en su primera parte, aplastando al espectador con acción a raudales desde mitad de película hasta el final, además de ser la primera película Pixar en la que los seres humanos son enteramente protagonistas.
No es este el momento de comentar todas las virtudes técnicas y calidad que alcanza la película a través de los medios utilizados y que nadie puede rebatir, sino lo que hay detrás de todo eso, un magnífico guión: guión cuidado desde el primer hasta el último personaje, desde la primera a la última escena y desde el primer al último diálogo.
Es curioso lo que esta película me ha hecho sentir a lo largo del tiempo. La primera vez que la vi, la semana del estreno, la película me descolocó. No me esperaba algo así de Pixar, pues estaba esperando “algo de Pixar” (hay que recordar los títulos previos) y no una película tan seria, por lo que salí de la sala algo frío, como si un rayo de Frozono me hubiera alcanzado. Pero, en contra de lo que me ha ocurrido con otras cintas que me encandilaron la primera vez, ‘Los increíbles’ es la película de animación que más he revisitado en los últimos años, gustándome más y más a cada pase, encontrando en ella algo más que una película de animación, además de pequeños detalles y sutilezas.
Robert Parr o Mr. Increíble añora sus días de gloria, en los que los superhéroes eran gente querida y respetada, pero que tras algún incidente no deseado, fueron apartados, llevados al anonimato y reinsertados en la sociedad. Ahora cuenta con una familia donde todos sus miembros tienen poderes pero que no pueden utilizarlos, pues ya no ejercen como tal. Su vida está llena de hastío y amargura, hasta que alguien que sí le parece conocer le propone volver a enfundarse el traje. Tanto su mujer, que es reacia al pasado y se encuentra cómoda en su vida presente, como sus hijos pequeños se verán envueltos también en la aventura cuando sepan que su marido y padre, respectivamente, se encuentra metido en un lío de proporciones mundiales.
‘Los increíbles’ es una película de la que se podría hablar mucho y bien de todos sus apartados, pero déjeme que hable de uno que especialmente me fascina y no es otro que la época/fotografía utilizada, acertadísima para lo que se está contando y que está dividida en dos, claramente identificables. Una primera parte que se desarrolla en los 60 y principios de los 70, con una paleta de colores de tono monocromático y cielos grises que va a la par con los sentimientos de nuestro protagonista masculino, anodinos y tristes y que evocan incluso a la época política americana anterior a esos años, de protestas, guerras y carreras espaciales. Situación política alterada que, pese a no ser nombrada en ningún momento, sí que parece rondar en el ambiente.
A la vez que presenciamos el cambio físico y mental del protagonista sintiéndose de nuevo libre y valioso para la humanidad, también somos participes de un cambio fotográfico en la película, entrados ya en los años 70 y con la llegada en la película a una isla llena de color y cielos abiertos, color que también destaca en los nuevos trajes de los superhéroes o incluso en el brillo de sus cabellos. Todo se vuelve alegre, colorido, lleno de vida, al igual que Mr. Increíble.
Por otro lado, y ya que de superhéroes trata este especial, hablemos de ellos. La familia protagonista, con poderes propios para cada miembro, forma un equipo mucho más compacto que el de ‘Los vengadores’, la cual, déjeme añadir, ha bebido mucho de la película de Pixar para lograr el éxito, aunque personalmente me parece mediocre y que no le llega ni a la suela de los zapatos. De hecho, comparé las dos películas, cómo se describe los personajes en una y otra película. En ‘Los increíbles’ podríamos, en un acto de imaginación, hasta poder dilucidar qué es lo que le gusta para comer a Edna Moda o qué ropa le gusta llevar a Síndrome más allá de la capa, siendo estos solo personajes secundarios, ya no hablo de los principales. Ahora, intenta imaginarlo en ‘Los vengadores’ de Whedon. Imposible, no lo intente, puesto que los personajes solo fueron diseñados para ser ‘cool’, guapos y repartir estopa a los malos. No sabemos nada de sus vidas más allá del martillo, las flechas y la furia ¿incontrolada?
‘Los increíbles’ merece ser elevada a lo más alto del género al que pertenece y que no es el de la comedia ni la animación, sino el de la acción, y afinando, al de los superhéroes. Una película modélica que, como una cebolla, cuenta con infinidad de capas y temas a tratar: la familia, los amigos, la vejez, la libertad por hacer aquello que realmente te hace feliz, la satisfacción de sentirse pleno, el fanatismo, la imposibilidad de olvidar las experiencias y vivencias que te han formado como persona, la soledad del héroe o la responsabilidad ante ti mismo y ante los demás. Una película que, si bien no es perfecta, está muy trabajada, sobre todo antes de ponerse a rodar/dibujar una sola escena, algo de lo que debieran aprender todos y cada uno de los cineastas que achacan su fracaso a la mala suerte o a los gustos del público. No. Brad Bird y su equipo trabajaron muchísimo. Después claro, llegó el éxito. Y eso no tuvo nada de increíble.