Solo hay dos palabras para hablar del Estela plateada de Lee y Buscema: “Obra Maestra”. El cómic que dio un paso mas allá, que rompió su época, que se adelanto a su tiempo, la obra que buscaba conocer ese gran misterio, la humanidad.
Corría el año 1968 y tras su aparición en ‘Los 4 Fantásticos’, el plateado surfista había llamado la atención del público. Y no solo los lectores querían más de la misteriosa figura, Stan Lee veía en el triste personaje una fuente de pureza que podía ayudarle a mostrar un tipo diferente de cómic, uno que tuviera mucho más que acción, que pudiera ir más allá del entretenimiento.
Jack Kirby era el creador del cromado alienígena pero no se encargó de la serie, un joven dibujante que iba para estrella, John Buscema, sería el elegido para la tarea. En su primer número, el que contaba el origen de Estela, la influencia del “Rey” era evidente, pero su propia personalidad acabo por tomar el total control del arte de la serie, entregando algunas páginas que están reservadas a los anales del mundo del cómic americano. Su visión del fornido surfista acabo dando forma al personaje que ahora conocemos, lo adelgazo, lo estilizó, lo convirtió en un ser de triste mirada y elegantes movimientos, menos mecánico que el de Kirby, que mostraba con sus delicados gestos la profundidad de un alma que brillaba como una estrella. El trabajo siempre fue recordado por el ilustrador con cariño, tanto que cuando se le pidió un autoretrato con sus obras para una serie de posters, se rodeo por la estela del plateado álien.
Con el dúo principal encontramos a grandes entintadores de la talla de Joe Sinnot, que acababan de rematar tan magno trabajo, y que sin duda puede decirse, que sirve de ejemplo a cualquier artista que toma los lápices para dibujar a Estela Plateada, o cualquier otro personaje trágico en su concepción más profunda.
La aventura no duró demasiado, año y medio de colección, pero sí que trajo bastantes discusiones, Lee solía pedir múltiples cambios en las paginas, ya que su idea de Estela estaba enfocada y clara, y sólo veía un resultado, el suyo. Buscema, conocido por no gustar de dibujar coches, ciudades y elementos contemporáneos, gustaba de explayarse en todos los números que no contenían dichos elementos, y aunque no ponía objeciones y llevaba a cabo los cambios ordenados, no siempre trabajaba de buena gana. Un ejemplo es la visita de Estela a Asgard, donde Buscema desarrollo un trabajo que mostraba un mundo artúrico, que no terminó de convencer a Lee, que ya tenía en mente el mundo alíen que Kirby desarrolló. Al final quedó un punto medio que muestra un Asgard medieval alejado de las nociones tecnológicas que el “Rey” solía mostrar, pero que no se diferenciaba en gran medida del marcado por el canon Marvel.
Las historias que se trataron en el año y medio de publicación de la serie fueron siempre profundas y más dirigidas a un público con cierto grado de madurez. No sólo el amor, la amistad, la justicia o la heroicidad que tanto se veía en los cómics de la Casa de las Ideas estaban presentes, la libertad, la violencia, el arrepentimiento, la fealdad de la humanidad, la ambición desmedida, la repulsa y el odio, la incomprensión, las mentiras y la corrupción de los poderosos, todo ello se paseaba por las páginas de Estela Plateada. Tramas como las tentaciones que sufría el alienígena de piel cromada a manos del diablo en persona, que quería poseer su alma, la creación egoísta de algo tan importante como la vida, el racismo no sólo contra el álien, sino contra un científico de raza negra, de cuya amistad gozaba Estela , una visión de los héroes de Asgard, superhéroes para los humanos, pero barbaros violentos para el surfista plateado. Quizá demasiado maduro para un público juvenil como tenía Marvel mayoritariamente.
Pero si el público no respaldaba el proyecto, sus autores peleaban por él. Y Buscema firmaba las grandes páginas de una serie prodigiosa. Con no más de 6 viñetas por página, era capaz de darnos el espacio infinito, el tiempo sin límite y los monstruos más horribles y poderosos. Siempre con la forma Marvel de trabajar, siempre espectacular, pero con algo más. Sus personajes eran poderosos en su formas, e aspectos múltiples y gestos que mostraban mucho más e lo que los textos contaban, villanos desgarbados y deformes a pesar de su total normalidad en su figura, monstruos de inigualable poder que referían a viejos conquistadores, John Buscema dejaba el alma en cada número. Su recompensa fue una obra recordad por todos, y personajes que ahora son claves en todo el universo Marvel, como Mefisto. Creado por Stan Lee en las letras para ser el demonio que tienta a Estela como lo hizo Lucifer con Jesucristo, Buscema lo plasmó con una forma que aún dura hoy día, alguna transformación según la época mediante. Un ser de maldad pura de formas simples que mostraban poder, oscuridad, fuego y azufre, en sólo una figura oscura y tenebrosa que hizo las delicias de los lectores, y acabo convirtiendo al mefistofélico personaje en uno de los villanos más reconocidos de la Marvel.
Aunque Stan Lee no sea el gran genio que se le considera, quizá sí que lo sea como creador, pero no como guionista en la opinión de este que escribe. Su forma de trabajo acababa dejando mucho en manos de sus equipos, a los que elegía muy bien, así el resultado tenía siempre una gran calidad, lo que le permitía poder llevarse más merito del que realmente tenía. Pero en Estela Plateada eso cambia totalmente, ya que Lee se tomo a titulo persona esta serie, obsesionado con ella era capaz de volver loco a John Buscema con detalles y cambios en su trabajo, hasta el límite de hacerle cambiar paginas porque no eran lo que quería. Y si a nivel artístico estaba así de trastornado tenía un problema muy gordo como editor consigo mismo, cuando la serie no vendía se daba broncas por su poca capacidad de convencer al público de lo grande que era la colección. A pesar de su amor por su obra, al final gano su trabajo de editor sobre su alma de escritor, y Stan Lee acabo cerrando la serie.
Una obra magna, lo mejor que ha dado Stan Lee como literatura, según el que suscribe, y que a nivel artístico encumbró a John Buscema al nivel de dibujante legendario, quizás demasiado poderosa para la época, demasiado metafísica para el público de Marvel en aquel momento. Pero siempre podremos disfrutar esta increíble y única aventura en 18 números del mayor filosofo de la Casa de las Ideas. Estela Plateada, el que surca los densos océanos del cosmos, sin hogar, sin familia, buscando el bien de todos, porque su sentido del deber, arrogante y bienintencionado, le lleva donde brillan las estrellas, y allá donde pueda encontrar una esperanza para un alma tan atribulada que no puede estar quieta, a la que puedes seguir por ese camino plateado que deja al surcar el cósmos.