En la película Deadpool 3, hay una versión de Wolverine que pierde el control y es algo de lo que se arrepiente mucho, ya que cuando esto sucede es mejor no estar cerca.
Deadpool 3 comienza con Wade Wilson tratando de localizar a un Wolverine que ayude a su universo, después de encontrarse con varias versiones, escoge uno que perdió el control después de que los humanos mataran a los X-Men. Así que vamos a repasar qué ocurre cuando eso sucede.
En estos estados de pérdida de control, Wolverine puede desencadenar su «furia berserker», una forma de combate extremadamente violenta y desinhibida. Su habilidad para razonar se reduce notablemente, y su agresividad se incrementa a niveles peligrosos.
En ese momento nadie está a salvo.
Wolverine actúa sin considerar las consecuencias, atacando con una ferocidad que lo vuelve imparable. Esto lo convierte en una máquina de destrucción que puede enfrentar a varios héroes simultáneamente, eliminándolos sin compasión ni remordimiento. Este nivel de descontrol se ve amplificado cuando es sometido a control mental y le obligan a asesinar ya que con su impresionante habilidad para recuperarse y su esqueleto de adamantium, termina causando una masacre en la que sus antiguos compañeros de equipo caen uno tras otro.
La capacidad de Wolverine para eliminar a sus aliados con tal eficiencia y brutalidad, incluso cuando es consciente de sus acciones, demuestra lo letal que puede ser en su estado más descontrolado. Pero el impacto de perder el control es profundo tanto en el sentido físico como emocional. Aunque su capacidad para regenerarse le permite sobrevivir a casi cualquier ataque, el efecto psicológico y emocional de actuar de esta manera deja una marca duradera en él y en quienes lo rodean.
Héroes y villanos a por Logan.
hay una historia donde Logan se convierte en el rey del infierno después de derrotar al diablo, pero esto no es el fin de sus problemas. Cíclope, quien había sido testigo de la brutalidad de Wolverine, estaba determinado a detenerlo a cualquier costo.
Lo que sigue es un despliegue de las alianzas y enemistades más inesperadas dentro del universo de los X-Men. Ciclope, Magneto, Emma Frost y otros personajes emblemáticos unen fuerzas para detener a un Wolverine que ha sido poseído por demonios, llevándolo a perder el control completamente. Esta posesión espiritual convierte a Logan en una bestia incontrolable, más peligrosa que nunca.
Magneto, en un intento desesperado, utiliza su poder sobre el metal para arrancar el adamantium del cuerpo de Wolverine, causando un dolor inimaginable. A pesar de los esfuerzos combinados, incluidos exorcismos y ataques físicos, la única manera de liberar a Logan de la influencia demoníaca es desde dentro de su propia mente. Emma Frost y otros intentan acceder a su psique, sólo para enfrentarse a barreras mentales y demonios que destrozan su mente.
El control que los demonios ejercen sobre Wolverine es tan profundo que incluso Ghost Rider y otros poderosos aliados no son rivales para él. En medio del caos, la mente de Wolverine es un campo de batalla, donde las personalidades fragmentadas y las memorias reprimidas luchan por la supremacía. Eventualmente, se revela que la única manera de salvar su alma es a través del fuego del Fénix, representado por una manifestación subconsciente de Jean Grey.
Este arco explora la fragilidad y la fortaleza de Wolverine. Aunque su cuerpo puede soportar el castigo físico más extremo, es su mente la que está al borde del colapso. Al final, Wolverine debe enfrentarse a sí mismo y a sus propios demonios internos, literalmente, para recuperar el control y decidir si quiere seguir viviendo. Este periodo demuestra que, aunque Logan es una máquina de combate imparable, es también un hombre atormentado por su pasado y sus propios impulsos destructivos, lo que lo hace aún más peligroso cuando pierde el control.