Repasó a la serie Expediente X.
Con los labios amoratados y envuelta en plástico, Laura Palmer sacudía al público norteamericano a principios de los noventa. Su asesinato era el mcguffin de Twin Peaks, la serie creada por David Lynch donde explorábamos los entresijos de un pueblo maderero a través de los ojos de un agente del FBI aún más extraño. Gracias a su éxito, poco después aparecería otra serie que no sólo la superaría en popularidad, sino que también, más de dos décadas después, planearía su regreso a un panorama televisivo más atractivo que nunca.
Expediente X es uno de los pilares de la televisión moderna.
La historia de Mulder y Scully, dos agentes del mismo cuerpo federal que investigaban casos paranormales, es una fuente inagotable de genialidades, guiños cinematográficos y humor negro, mezclado con terror, conspiraciones políticas y todo tipo de monstruos. Ayudó a definir la forma en la que las series no sólo se realizaban sino también cómo llegaban al público, convirtió a sus protagonistas en sex symbols y propiciaría la aparición de películas, cómics y todo tipo de merchandising. Y eso sorprende en un show que en su estreno fue definido como algo “que olía a cancelación”, y que sin embargo, lo tuvo todo de su lado para llamar la atención.
Los orígenes de Expediente X
En 1991 Oliver Stone estrenó JFK, donde exploraba varias teorías conspirativas sobre el asesinato de Kennedy. Este tipo de cine político vino muy de la mano con nuevos descubrimientos por parte del pueblo estadounidense sobre su propio gobierno. Se acercaba el fin de la Guerra Fría y por primera vez salían a la luz historias sobre los científicos nazis que trabajaron para los EEUU después de la guerra, y la gente descubría que no todo había sido tan blanco y negro como había pensado siempre. La fiebre de los OVNIS y abducciones extraterrestres había evolucionado de historias de marcianitos verdes a oscuras teorías acerca de que el ejército también estaba implicado en experimentos alienígenas. Chris Carter, un joven guionista sin mucha experiencia, mezcló este tipo de argumentos con el cine negro de los setenta y la estética de El Padrino de Coppola, además de series de vampiros y seres sobrenaturales que emitían de madrugada. Este pastiche acabaría funcionando muy bien sobre todo gracias a que se apoyaría en unos personajes muy bien definidos que serían los motores de todo.
Los personajes
El agente Dale Cooper llegaba a Twin Peaks cargando consigo un montón de excentricidades. Aficionado a las tartas y a relatar su vida a su secretaria, llegaba a obsesionarse por descubrir al culpable del asesinato de la joven Palmer. Partiendo del mismo esquema, Carter diseñó a su agente Fox Mulder y añadió una implicación personal en el caso: Mulder buscaría a su propia hermana, desaparecida de su hogar familiar cuando sólo era una niña y, supuestamente, raptada por extraterrestres. Mulder era un agente brillante de gran inteligencia que desconcertaba a sus superiores encerrándose en el sótano para investigar casos de platillos volantes, y algunos de ellos, deseando quitársele de encima, le asignaron una compañera encargada de refutar sus teorías. Dana Scully se basó en otra agente del FBI muy popular por aquel entonces, la Clarice Starling de El Silencio de los Corderos, y sería una revolución por su personalidad. Para empezar, no era en absoluto un objeto sexual (Fox quería a Pamela Anderson para el papel) y su carrera de medicina ponía por primera vez a una mujer a realizar autopsias y todo tipo de pruebas médicas truculentas que hasta entonces, algunos pensaban que eran demasiado duras para una débil fémina. La relación entre ambos también es interesante porque ella era la escéptica y él, rompiendo el molde, era quien se creía todas las teorías y conspiraciones. Ambos personajes calaron en el espectador porque además vivían obsesionados por su trabajo y carecían de las habilidades sociales más básicas. No tenían amigos, no salían de copas y, en el caso de Mulder, ni siquiera veíamos que tuviese habitación propia. Dos personas con tantos complejos resultaban atractivas y generaban una gran empatía, quizá porque eran tan imperfectos como pocos personajes de la televisión solían ser, y eso los hacía más humanos.
David Duchovny y Gillian Anderson fueron las mejores elecciones de casting posibles. El primero aportó mucha de su inteligencia, aire irreverente y humor negro, haciendo que mientras Chris Carter le definía como un cruzado, Duchovny le humanizaba a través de chistes malos o su supuesta afición a la pornografía. La química entre ambos actores fue fundamental, como también la sutil tensión sexual que se demostraba en cada capítulo. Mulder y Scully eran como androides, con ningún aspecto afectivo en sus vidas, así que cualquier pequeño detalle entre ellos, como un roce o una mirada, parecía decir mucho más. A lo largo de las temporadas se apoyarían mutuamente mientras Mulder buscaba a su hermana de forma incansable, y su relación sería muchísimo más profunda que un simple romance de oficina.
Mitología de Expediente X
Existen dos formas de desarrollar una serie de televisión. La primera es muy utilizada por las sitcoms, donde cada capítulo es autoconclusivo y no guarda ninguna relación con los siguientes. Los personajes experimentan poca o ninguna evolución y la trama no suele alargarse, mientras que la otra opción consiste en justo lo contrario. Esto suele ser lo que hacen las telenovelas, con tramas complejas y donde cada final suele contar con un cliffhanger para mantener a la audiencia enganchada. En Expediente X la idea inicial era optar por la segunda opción, pero en el tercer capítulo, con la aparición de Eugene Victor Tooms, decidieron introducir lo que se acabaría conociendo como el Monstruo de la Semana. Estos capítulos, sin relación alguna con la trama alienígena, mostrarían leyendas urbanas como el Diablo de Jersey, casas encantadas, virus mortales, asesinos con poderes mentales, presos que regresaban tras ser ejecutados en la silla eléctrica y todo tipo de sucesos paranormales. Esto proporcionaba una fuente inagotable de historias, por no mencionar la clara influencia del cine en sus guiones. Así podemos encontrar homenajes a La Cosa de John Carpenter o incluso Atrapado en el Tiempo, donde Fox Mulder se ve obligado a revivir el mismo atraco una y otra vez.
Los fans se encuentran divididos respecto a esta estructura. Algunos prefieren la trama dura y otros muchos adoran los episodios sueltos porque son también más relajados, artísticos y hasta rodean la autoparodia, como ocurriría a partir de la segunda temporada con cada vez más frecuencia. El resultado es un producto tan extraño como atractivo donde le horror, el gore, la política, la ciencia ficción y hasta los chistes más absurdos tienen cabida en un mismo guión.
Expediente X las Películas
Muchas series han dado el salto a la pantalla grande, y no todas ellas lo han hecho con éxito. A día de hoy aún hay quien espera que el reparto de Friends se reúna por una última vez, o incluso que Juego de Tronos ruede su gran final en tres dimensiones para llevarlo a las salas de todo el mundo. Con Expediente X, el mayor presupuesto de una película sirvió para entregar un guión que tenía mucho que ver con la trama alienígena y que ayudaba a aumentar su escala, haciendo que en 1998 la gente que no seguía los capítulos no entendiese del todo qué estaba pasando. Abejas, aceites negros y naves espaciales enterradas en la Antártida eran espectaculares pero demasiado rebuscadas para un público casual. Al contrario que otras muchas, la película sirvió para hacer de puente entre las temporadas quinta y sexta, incluyendo un cambio de escenario. Sería también el pico de popularidad de la serie, iniciando una suave decadencia que se aceleraría cuando David Duchovny abandonase la serie, propiciando un final que mostró también el caos argumental del caso de la hermana de Mulder, algo muy típico en las series de los noventa.
En 2008, los rumores de que Mulder y Scully podrían volver se confirmaron con una película de bajo presupuesto titulada I Want To Believe, y que lejos de continuar con el final del show (la profecía de que los extraterrestres invadirían el planeta el 22 de Diciembre de 2012), decidió resolver un pequeño caso de tráfico de órganos que no tuvo éxito en taquilla cuando se estrenó la misma semana que El Caballero Oscuro de Christopher Nolan. La película en sí tenía la difícil tarea de recuperar a personajes que habían acabado en un lugar muy delicado y ya ni siquiera formaban parte del FBI, con la esperanza de una tercera entrega que debería haberse estrenado en la temida fecha de la invasión alienígena… que nunca llegó.
El revival de Expediente X
Expediente X nunca terminó. A pesar de que series como Fringe, Sobrenatural, Bones, CSI y otras tantas han copiado sus esquemas, las relaciones entre sus personajes e incluso están desarrolladas por las mismas personas, la popularidad de los agentes del FBI no se ha diluido. Cierto es que sus actores desaparecieron durante unos cinco años hasta que regresaron por todo lo alto en varias producciones televisivas como Californication o Hannibal. A día de hoy han logrado quitarse de encima la imagen de sus primeros papeles importantes, y son mucho mejores actores, más relajados y también, están menos preocupados por el encasillamiento. Su relación con los Expedientes X nunca ha sido del todo afable, pues nueve años de trabajo intensivo son más que suficientes para que haya tensiones, como la denuncia de David Duchovny contra el creador Chris Carter sobre un fraude empresarial destinado a pagarle menos al actor por sus derechos. Aun así siempre se han mostrado dispuestos a volver, y en cada entrevista les preguntaban sobre la próxima película de la saga, que nunca llegaba y ellos sorteaban con una sonrisa y un par de comentarios destinados a contentar a los fans. También eran noticia ocasionalmente cuando se les veía juntos por la calle o incluso, cuando ambos se hicieron una cuenta en Twitter e intercambiaron un saludo y una carita sonriente, lo que les colocó como Trending Topic mundial dejando claro que la gente estaba interesada aún en ellos y en su esquiva relación personal. Es un rumor constante y casi una broma interna que ellos mismos se encargan de perpetuar, que ahora que ambos están divorciados mantienen una relación.
Desde 2002, la televisión ha cambiado. La aparición de Netflix y el auge de internet también han propiciado la aparición de series más cortas con grandes presupuestos y argumentos mucho más cuidados, sin miedo a la censura o a la calificación por edades. Es el caso de Vince Gilligan, uno de los mejores escritores de Expediente X y que después lograría el cielo con Breaking Bad, quizá uno de los mejores ejemplos sobre la calidad a la que ha llegado la pequeña pantalla. A pesar de muchos intentos por parte de Carter y los propios fans de lanzar una tercera película, Fox se negaba a ello. Se decía que la cadena quería mantener los derechos en busca de realizar un reboot dentro de algún tiempo, pero le quedó claro que Mulder y Scully, con las caras de sus actores, son el núcleo de la serie. Ya tuvieron problemas cuando en las últimas dos temporadas intentaron cambiar el reparto.
Tras unos cambios en la dirección de la cadena y con el sorprendente anuncio de que Twin Peaks iba a regresar a las pantallas no como un reboot, sino como una continuación de aquel extrañísimo final, muchos volvieron sus ojos hacia otros productos similares que pudiesen traer de vuelta con los mismos actores en busca no de un reinicio, sino de un revival. Entre todos ellos, Expediente X y Prison Break son las que han salido adelante, teniéndolo mucho más fácil la primera de ellas. Convirtiendo en tiempo récord lo que parecía imposible en un contrato que firmar, el rodaje del cuarto capítulo ya ha comenzado e incluso podemos ver un tráiler donde Mulder y Scully, trece años después de abandonar la televisión, regresan con sus linternas y platillos volantes. Lo harán sólo durante seis episodios en una mezcla de trama y monstruos de la semana, incapaces sus actores de comprometerse o incluso, aguantar las maratonianas temporadas de veintidós capítulos que ya han empezado a desaparecer. Con estreno el 16 de Enero del año próximo, son sin duda el plato estrella de Fox, que ha visto por fin la enorme franquicia sin explotar que tenía a su disposición. Con temporadas cortas y mayor presupuesto, puede que nos encontremos ante un epílogo a la serie o algo que deje las puertas abiertas a nuevas temporadas o incluso tal vez, a esa ansiada tercera película. Poco se sabe del argumento y las intenciones de este regreso, salvo que de nuevo, la verdad vuelve a estar ahí fuera.