Tras Crisis Final, el mundo DC tenía un héroe más, pero no nuevo, Barry Allen volvía de entre los muertos. ‘Flash: Renacimiento’ nos relata el cómo y el porqué de este retorno.
Durante la saga Crisis Final, se recuperaba al héroe que muchos tenían como ejemplo, no solo todos aquellos que portaban el relámpago en su nombre, sino para muchos otros que forjaron su amistad con el velocista de plata durante la aclamada ‘Edad de Plata’ del Universo DC. Pero aún había muchas preguntas sobre la vuelta de Flash, y Geof Johns se encargaría de contarlo, como ya hizo con Green Lantern en su propio ‘Renacimiento’.
Geoff Johns ya con estatus de guionista estrella nos trajo de vuelta a Hal Jordan, y tras ese gran retorno era el indicado para traernos a Barry Allen, o al menos para darle forma a esa vuelta. DC Cómics ha recuperado muchas veces a héroes de la edad de Oro o de Plata, pero traer de vuelta al hombre que murió por salvar el universo, el que hizo el último sacrificio, iba a costar algo más. Lo de Jordan fue redención, el caso de Allen es diferente, un sacrificio que finalmente no lo es pierde valor. Le tocaba a Johns explicar el porqué de ese retorno, y la mejor forma de hacerlo, cambiando la historia. Añadiendo nuevos detalles y cambiando el pasado del héroe abría nuevos caminos. Muchos de estos cambios acabaran siendo el canon de la nueva vida del velocista en televisión y en su nueva serie, así que aunque muchos no lo vieran totalmente correcto, tienen que admitir que funcionan.
Y así plantea el retorno del Flash más querido, con un misterio, con un gran cambio, con un gran misterio: ¿Por qué ha muerto el Flash Negro? Sí tiene que haber un Flash Negro, ¿Quién será el elegido? ¿Quién mató a la madre de Barry? ¿Está tú vida definida por ti mismo, o la ha cambiado alguien para llevarte a un punto de no retorno? A todas estas preguntas Johns añadió un cambio nuevo, redefinió la fuerza de la velocidad creada por Mark Waid y le dio un centro, una explicación para añadir fuerza a Flash, su símbolo, y a su reverso.
La historia se mueve a gran velocidad, entre carreras y luchas, para redefinir el nuevo papel de Barry Allen en el mundo DC, y lo hace acompañado de todos los secundarios que han llevado el relámpago, que lo han cabalgado, o que lo han originado. Lo más importante no es toda la gran batalla, es el origen del héroe, que lo mueve, que lo une al mundo, familia, esposa, responsabilidad, honor, esa moral incorruptible del policía más lento del mundo y el héroe más rápido (en este tomo Johns lo confirma, Superman no es tan rápido como Flash, sólo le dejaba pensarlo).
Y para relatar todo este mundo de velocidad, reflejos, tiempo, espacio, y teorías metafísicas sobre la estructura del tiempo, Johns conto nuevamente con un conocido compañero de aventuras Ivan Reiss. El dibujante da todo lo esperado, espectacularidad, ritmo elevado cuando la batalla empieza, y pausa cuando los personajes necesitan introspección. Llena las viñetas de líneas cinéticas y convierte los movimientos en borrones a pesar de la definición e su arte. Es un gran dibujante de superhéroes y superbatallas, brillante y claro, que narra con claridad y con composiciones de página que no dan descanso a la vista del lector.
Pero si este retorno era una buena noticia para muchos, no lo era para todos. Barry Allen volvía a ser el centro de todo, y se acababa un ciclo que se inició hace muchos años, tras las ‘Crisis en tierras infinitas’ de Wolfman y Pérez. Un cambio de ciclo para un personaje que siempre ha sido básico en el Universo DC. Si la trinidad es la base del actual panorama DC, Batman, Superman, Wonder Woman, la Edad de Plata tuvo en el segundo Flash, el segundo Green Lantern, la llegada de la Liga de la Justicia para sustituir a la Sociedad y las nuevas versiones de algunos héroes como su propia base, y el retorno de muchos de ellos significaba muchos cambios.
Para alguien que es admirador de la etapa de Wally West como Flash, que ha vivido y leído más del tercer velocista que de ninguno, que ha disfrutado leyendo sus aventuras y viendo como superaba a su predecesor, la verdad que la vuelta de tuerca que Johns desarrolla, hace daño. Si Mark Waid y el mismo Geoff Johns fueron capaces de convertir a West en un héroe a la misma altura, o superior, de Barry Allen, en esta serie cambian el paradigma de lo desarrollado para devolverle al segundo Flash su importancia dentro del Universo DC. Si bien es inteligente, poderosa, y da pie a una nueva serie de historias, deja al pobre Wally un poco apartado de ese mundo que él creo, de esa “Flashfamilia” que se reunió a su alrededor para poder luchar, y lo convierte otra vez en el compañero de Allen, y por ende, en un secundario. Y tras tantos años evolucionando, creciendo, y aprendiendo a vivir, resulta molesto para sus seguidores, entre los que me encuentro, que llegue Allen y se apodere de todo lo que West forjó.
La serie tampoco duró como para que todo lo planeado apareciera, la trama del hijo de Wally, la relación entre Barry y Bart y otros muchos recursos. Flashpoint cambió todo, y de paso volvió a tener a Barry Allen como completo protagonista. El Nuevo Universo DC, los Nuevos 52, dieron vida a un Barry Allen novato, más humano y menos perfecto, más cercano y parecido al Wally West que acababa de recibir su traje rojo, a una nueva serie de Flash, y una nueva fuerza de la velocidad, con un funcionamiento diferente, todo obra de Francis Manapul y Brian Buccellato. Pero eso, es una historia que aún se está escribiendo.
‘Flash: Renacimiento’ supuso el retorno de un héroe brillante, que ha servido de ejemplo a otros, y el fundador de un legado que ha trascendido a todo el universo DC. Por ello, cuando cierras el tomo, solo puedes decir : “Flash ha vuelto, creo que nunca se fue”.