Vuelve nuestro espía acrobático, el primer pupilo de Batman sigue su guerra secreta. Su nombre es ‘Grayson’.
Antes Nightwing, ahora un susurro, un secreto, pero siempre será el héroe que saltaba de cornisa en cornisa en Gotham o Bludhaven. Ya no pelea con supervillanos, ahora combate terroristas y espías, es diferente, pero no fallará, por algo fue entrenado por el hombre más peligroso del mundo.
Dick Grayson continúa su cruzada dentro de ‘Octopus’. La información sobre esta organización es tan difícil de conseguir que hasta uno de los grupos más poderosos del nuevo universo DC tiene problemas con ellos, ‘Stormwatch’. La organización hace acto de presencia a través de uno de sus más peligrosos y terroríficos agentes, ‘Midnighter’. De éste conflicto surge una situación que define a nuestro transformado Nightwing. Pero si algo destaca de nuestro héroe es su decisión, su fuerza de voluntad.
En parte es su entrenamiento, pero sobre todo lo hace porque hay que hacerlo. Sólo con un acto demuestra que nuestro ‘Nightwing’ no ha desaparecido, está ahí, es esa fuerza por hacer lo correcto, ese guerrero que Batman forjó como un soldado y se convirtió en algo completamente diferente, un héroe. Un hombre que para salvar a un bebe, que por su ideal de lo correcto y lo incorrecto, de lo que hay que hacer para que el mal no gane ventaja, moriría. Es un espía, pero no es cínico, no es un hombre sin fe, cree, en lo bueno y lo justo. No es James Bond, es más complejo, es un superhéroe sin traje. Es Grayson, Dick Grayson.
La serie continua a un nivel notable, demostrando que en el mundo superheroico todavía se puede trabajar una historia sin que suena manida o sea necesario romper y destruir personajes, ciudades o mundos. Grayson es la constatación de que una buena historia pequeña es tanto o más interesante, en algunos casos, que un gran estallido de espectaculares poderes y grandes secretos, de combates épicos y enormes verdades eternas. Por eso Tim Seeley y Tom King no juegan a especular, las historias tienen principio, desarrollo y final, las subtramas se incorporan y añaden riqueza hasta que se resuelven, sencillo, delicado, elegante y eficaz.
Si algo destacaría cualquier lector en esta cabecera estoy seguro que sería el buen trato a los personajes, complejos y atractivos. La nueva Cazadora,Helena Bertinelli es un gran ejemplo. Y como la transformación brutal en la vida del protagonista ha cambiado muchas cosas, lo ha obligado a madurar y evolucionar, sigue siendo nuestro Richard Grayson, no ha dejado de ser ese acróbata saltimbanqui que vestía mallas verdes o azules, pero su responsabilidad es mayor. Y los secundarios con sus misterios, sus pequeños defectos y sus decisiones, completan este fresco, del que esperamos ver mucho más. De verdad, cada vez que incluyen a alguien es porque es necesario, por que añade, y sobre todo por que son esas historias las que hacen avanzar la trama psicológica del cómic.
Si la historia funciona, también es gracias a Stephen Mooney y Mikel Janin cuya narración es fluida y ágil, que puede contar una pelea física tanto como psicológica de forma creíble con ritmo y sobre todo, con claridad y espectacularidad, cuando es necesaria. Una gran elección de los dibujantes en el apartado gráfico, mejor Janin que Mooney, pero no desentona en ningún caso.
Grayson es una serie que se está ganando la reputación de gran cabecera a golpe de buenas historias de cuidadas tramas y sobre todo porque es un cómic de espías y héroes, de misterios y conspiraciones. Dicho más brevemente: Es adictiva, espectacular, divertida y tiene todo lo que un aficionado al cómic de aventuras puede pedir. Ya no lleva mascara, pero que dure mucho tiempo con este nuevo uniforme gris.