El próximo 25 de mayo se estrena en España ‘Han Solo: Una historia de Star Wars’ y os traemos un repaso del Universo expandido con las aventuras del capitán del Halcón Milenario
El próximo día 25 se estrena ‘Han Solo: Una historia de Star Wars’, tras numerosos problemas que han acompañado toda la producción. Desde diferencias creativas que causaron el despido de los directores Phil Lord y Christopher Miller hasta la dificultad del actor protagonista para meterse en el papel del mercenario y piloto Coreliano, Disney ha ido retrasando la promoción de la película por miedo a que una mala recepción arruine su incipiente universo compartido. De todas formas no parece que esperen alcanzar los números de The Force Awakens o The Last Jedi, y se conformarán con una taquilla salvable que, como mínimo, les permita dar luz verde a las secuelas que formarán la trilogía de Han Solo.
Poco se sabe del argumento del film, salvo lo que presuponemos debido a los tráilers. Han y Chewie son reclutados por un grupo de mercenarios, el villano pertenece a la misma raza de guerreros que Boba Fett, los Mandalorianos, y el cazarrecompensas puede hacer una aparición estelar si nos fiamos de ese fotograma en el que adivinamos la silueta de la Slave I. También podremos ver el primer encuentro entre Han y Lando Calrissian y cómo este último pierde las llaves del Halcón Milenario al apostarlo todo a una mano de cartas.
Lo que nadie espera realmente es que el guion de la película adapte fielmente algunas de las novelas de Star Wars publicadas en la década de los noventa y que conforman lo que se conoce como Universo Expandido. Libros, cómics o videojuegos han explorado todos los rincones de la galaxia creada por George Lucas, en ocasiones de la mano del propio creador de la saga. Fue él quien escribió la primera novela basada en su propio guión del Episodio IV y autorizó secuelas como El Ojo de la Mente o la famosa Trilogía de Thrawn, situada cinco años después de El Retorno del Jedi. También ayudó a diseñar algunos personajes, como el príncipe Xizor, que se convertiría en uno de los favoritos de los fans, a la vez que se reservaba el derecho de poder modificar cualquier historia anterior, junto con narrar el pasado de Darth Vader y su caída en el Lado Oscuro.
Por supuesto, no debemos esperar encontrar literatura de calidad entre sus páginas. Son productos que predican a conversos y no pueden evitar caer en el fanservice, aunque de vez en cuando encontremos atisbos de genialidad. Algunos cómics se han situado milenios antes de los acontecimientos de las películas, y otros han llegado más allá al mostrarnos a Luke Skywalker casado con la antigua asesina del Emperador, Mara Jade, a los gemelos de Han y Leia luchando contra el lado oscuro, o al emperador resucitado a través de clones en una eterna búsqueda de la inmortalidad. Incluso, cuando los autores decidieron que habían agotado el tema del Imperio, la galaxia sufrió la invasión de los Yuuhzan Vong, que se llevarían por delante a Chewbacca en el primer libro de la serie, Vector Prime. Había un nuevo horizonte sin explorar ante nosotros.
Pero cuando Disney compró los derechos de Star Wars, anunció que todo lo que formaba parte de este Universo Expandido dejaba de formar parte del canon oficial, y aunque no iban a dejar de venderlo, lo harían bajo el sello “Legends”.
De pronto lo que habíamos leído en la trilogía de Han Solo ya no tenía validez, y aun así, estamos seguros de que algunas ideas de estas novelas serán recicladas en el cine. Si Thrawn ha vuelto a la actualidad tras su aparición en la serie Rebels, puede ser interesante ver qué era lo que los fans de Star Wars conocían sobre el piloto más veloz de la galaxia… hasta ahora.
La trampa del Paraíso
Cuando conocemos a Han Solo es, como casi cualquier personaje heroico que se precie, un huérfano que vive en las calles. Bajo la protección de Garris Alcaudón, Han aprende en las calles de Corellia el oficio de carterista, estafador y mendigo, mientras sueña con tener su propia nave y convertirse en el mejor piloto de la galaxia. La única forma que tiene de alcanzar su propósito pasa por alistarse en la Academia Imperial. De modo que intenta escapar ayudado por una wookie llamada Dewlanna, que muere en un enfrentamiento con Alcaudón. Como todos los libros de Star Wars, cae en la inevitable necesidad de recordarnos una y otra vez acontecimientos que ya sabemos, por lo que el joven Han se despide de su amiga asegurándole que si algún día puede ayudar a cualquier otro wookie, lo hará en su memoria.
Escondiéndose detrás de identidades falsas, Han encuentra trabajo de transportista de especies en Ylesia, una colonia religiosa donde los peregrinos trabajan en grandes minas de Brillestin, un bien muy preciado en la galaxia. El planeta está controlado por Teorenza, un sacerdote al servicio de los Hutts del clan Besadii, que tiene engañados a los fieles mediante algo que llaman “La Exultación”. Cada día, Teorenza transmite a los peregrinos una fuerte sensación de euforia y felicidad que ellos creen que proviene del Único, un ser divino que les carga de significado. Lo que no saben es que en realidad se han convertido en esclavos y que cuando queden agotados por el esfuerzo serán enviados a las casas de placer imperiales o a otros lugares más peligrosos como las minas de Kessel, de donde no saldrán con vida.
Han tarda poco en convertirse en imprescindible para los líderes de Ylesia, pero también se fija en una de las peregrinas llamara Bria Tarhen, una fanática más que trabaja en las minas y que parece convencida de que está allí alcanzando la autorrealización. Aunque los movimientos del piloto están controlados (incluso tiene un guardaespaldas muy parecido a Chewie), Han busca una forma de hacer comprender a Bria que está siendo engañada y sacarla de allí antes de que sea demasiado tarde. De paso, planea robar la impresionante cámara de antigüedades de Teorenza y vender las piezas en el mercado negro para conseguir el dinero con el que entrar en la Academia. Por supuesto las cosas se complican debido a los piratas espaciales contratados por un clan Hutt rival (ya llegaremos a eso) y un matrimonio concertado de la chica con un secuaz de Teorenza, pero logran escapar y regresan a Corellia, donde Bria se reúne con su familia, de clase acomodada y que no sabían nada de ella desde hacía mucho tiempo. Acogen también a Han con los brazos abiertos, pero le reconocen debido a que en los tiempos en los que trabajaba para Alcaudón, Han ya se había hecho un nombre en su planeta natal como un estafador especializado en hacerse amigos de los ricos y convencerles para que invirtieran dinero en negocios fantasma. Bria y Han abandonan el lugar hasta que finalmente, ella se da cuenta de que Han nunca podrá cumplir su sueño mientras siga con ella. Abandonado y solo, Han tiene que escapar de Alcaudón, que aparece en Coruscant listo para acabar con su antiguo alumno predilecto. Tras sobrevivir a duras penas, Han se dirige a la Academia, listo para prestar servicio al Imperio…
La maniobra Hutt
El segundo libro es el mejor de la trilogía, no solo porque lance al lector un montón de referencias y personajes conocidos, sino porque tiene la trama más original y explora una de las razas más particulares de la galaxia: Los Hutts. En La trampa del Paraíso, Han escapa de unos piratas y tiene que aterrizar de emergencia en Alderaan, donde recibe un mensaje pregrabado de bienvenida de parte del virrey Bail Organa. Este pequeño guiño para los fans (e insisto, son los únicos lectores de estos libros), se queda en nada cuando vemos a Boba Fett, Lando Calrissian, El Halcón Milenario y, por encima de todos, a un wookie llamado Chewbacca que al comienzo de este volumen, sigue a Han Solo hasta una taberna donde el piloto intenta ahogar sus penas. Acaba de ser expulsado de la Academia con deshonor por enfrentarse a un superior, que en ese momento estaba azotando a un grupo de esclavos wookies en un campo de trabajo. Y además, parece que el agradecido y peludo alienígena ha contraído una especie de “deuda de vida”, que le obliga a estar junto a él para siempre. Algo que le viene bien cuando en una partida de sabacc, los demás jugadores creen que está haciendo trampas e intentan separar la cabeza de Han de sus hombros. Juntos buscan trabajo en Nal Hutta, el sistema de origen de los hutts, y donde el culto de Ylesia parece que sigue captando fieles. A pesar de que han pasado cinco años desde la última vez que vio a Bria, Han no puede evitar buscarla entre los fieles, ya que ha escuchado que muchos de los que escapan estaban tan enganchados a la Exultación que acabaron regresando al planeta. Lo que Han no sabe es que Bria se encuentra efectivamente allí, salvo que trabajando para un grupo de resistencia que busca apoyos suficientes para formar una Alianza Rebelde que luche contra los excesos del emperador Palpatine, que parece estar quitándose la máscara de dictador benevolente para mostrarse implacable contra los que le llevan la contraria, especialmente contra los no humanos (Esto es un curioso ejemplo de cómo una de las grandes carencias de las películas originales se convierte en un detalle fundamental del personaje. El Imperio es mayoritariamente humano porque era más barato contratar extras a los que vestir de gris que diseñar todo tipo de seres alienígenas que se pasearan por los cruceros imperiales). Bria no es la única que sigue la pista a Han. Teorenza, el sacerdote de Ylesia, también tiene espías por todas partes, deseando cazar al humano que le hizo perder una gran parte de sus riquezas.
Han y Chewie entran en contacto con Jiliac El Hutt, líder del clan Desilijic, que opera en Nar Shaddaa, conocida como Cuna de los Contrabandistas, el único sitio capaz de disputarle a Mos Eisley el título de mayor lugar de maldad y vileza. En los alrededores existe una serie de agujeros negros conocido como Las Fauces, una especie de triángulo de las Bermudas espacial donde muchos pilotos han perdido la noción del tiempo y el espacio, y que será importante al final de la novela en otro de esos pequeños fallos que se convierten en virtudes. Uno de los primeros trabajos para el clan Desilijic consiste en transportar al sobrino de Jiliac, Jabba, hasta su palacio en el desértico planeta de Tatooine. En la bodega de la nave llevan una extraña mascota conocida como “devorador de sangre”, y que suponemos, será el antecesor del Rancor al que se enfrenta Luke en El Retorno del Jedi. Han se gana el aprecio de Jabba cuando logra acabar con unos piratas del clan Besadii, y más aún cuando descubre que el piloto puede darles información sobre Ylesia, lo que les ayudaría en la guerra comercial que mantienen con los otros hutts.
Mientras tanto, Teorenza ha llevado su obsesión por Han Solo a un nuevo nivel cuando contrata los servicios del cazarrecompensas más famoso de toda la galaxia: Boba Fett.
Fett es uno de los personajes más carismáticos de Star Wars, y también uno de los grandes damnificados por el retcon de Lucas. Aquí descubrimos que su nombre original es Jaster Mareel, de modo que tras el estreno de El Ataque de los Clones, esta parte del personaje queda invalidada por la versión cinematográfica… hasta que los autores de otros cómics y novelas aseguran que Jaster es en realidad un pseudónimo que Fett utiliza para cubrir sus pasos, y que en realidad, es el nombre de una figura paternal que cuidó a Jango Fett cuando éste solo era un muchacho. Fett no tarda mucho en encontrar a Han, que intenta rehacer su vida con una ilusionista a la que ha conocido en un teatro, y que al parecer tiene deudas pendientes con el Imperio. Han recibe una dosis de un químico que le obliga a obedecer las órdenes del cazarrecompensas, y solo se salva porque en ese momento aparece un nuevo personaje. Un tipo apuesto y deslenguado al que nosotros sabemos que ya hemos visto en alguna parte antes incluso de que nos digan el nombre. Lando Calrissian ha estado buscando a Han para proponerle un trabajo. Ha estado jugando al sabacc en Bespin y ha ganado una nave espacial, pero no sabe cómo pilotarla. Se trata de un viejo carguero, poco más que un enorme montón de chatarra conocido como el Halcón Milenario. Han se enamora de inmediato de la nave y decide que tiene que ser suya, aunque no sabe cómo conseguirlo. De momento tiene que huir de Nar Shaddaa para evitar ser encontrado de nuevo por Boba Fett.
Las tensiones entre los clanes Besadii y Desilijic aumentan hasta el punto de que se organiza una reunión al estilo mafioso entre los líderes hutt. Jiliac y Jabba acuden a discutir con Aruk, el jefe de Teorenza y el que controla el sistema Ylesiano, y acuerdan un fin de las hostilidades, aunque todos saben que es una promesa que no van a cumplir. Las cosas no pintan bien para Jabba. No es solo que Aruk sea más poderoso que ellos, sino que su tío, Jiliac, se ha transformado en… tía. Los hutts son hermafroditas y tienen a su descendencia por sí mismos, llevándolos dentro de su cuerpo durante muchos años hasta que pueden sobrevivir por sí mismos. El embarazo hace que Jiliac deje de prestar atención a los negocios, lo que les pone a todos en peligro. Por suerte, Jabba tiene un plan: asesinar a Aruk a través de Teorenza, que cada vez está más descontento con sus jefes del clan Besadii. Juntos acuerdan envenenar a Aruk paulatinamente hasta que sus facultades mentales estén completamente mermadas, lo que haría que el control del clan pasase al hijo taimado del líder Hutt, Durga.
Han huye con la ilusionista Xiverri, ganándose la vida en espectáculos circenses mientras planea cómo pasar el resto de su vida con ella. Solo para ser abandonado una vez más con la esperanza de volver a encontrarse más adelante en el futuro. Al mismo tiempo, Bria va haciendo contactos en la rebelión y se convierte en una confidente de un alto mando imperial, que le cuenta que el emperador ha puesto sus ojos en la codicia de los hutts y planea dar una lección a la Cuna de los Contrabandistas. Y Jabba, que ve cómo los ingresos de su clan descienden por culpa de la apatía de Jiliac, decide pagar una enorme cantidad de dinero al mismísimo Fett para que deje a Han Solo tranquilo, ya que le necesita. Envía a Han a discutir con el Moff imperial un posible soborno para que deje Nar Shaddaa en paz, y allí es donde vuelve a encontrarse con Bria después de tanto tiempo. Ambos fingen no conocerse, pero es obvio que entre ellos aún hay algo, aunque sea resentimiento. Han le lanza su proposición al almirante encargado del ataque: los hutts se ofrecen comprarle su plan de ataque para descubrir una forma de derrotarle. Al mismo tiempo, el almirante recibe un mensaje cifrado donde se le ordena fracasar en el ataque. No está claro de quién procede. Solo sabe que haga lo que haga, su carrera está más que acabada.
Nar Shadda no solo es el lugar de residencia de una enorme cantidad de contrabandistas. También lo es de sus familias, y de miles de seres inteligentes que tienen vidas honradas. Mientras algunos imperiales piensan que Palpatine está perdiendo el control de los sistema exteriores al buscarse demasiadas confrontaciones. Las órdenes son arrasar el lugar hasta que no quede nadie con vida. No se trata de un asalto ni un asedio, sino un completo exterminio. Y lo único que tienen Han y el resto de los maleantes del lugar son sus propias manos y una ligera ayuda de los hutts, aunque solo sea porque así protegen sus propios intereses comerciales. La batalla es encarnizada y cuentan con la ayuda de Xiverri, que crea la ilusión de una gran flota aliada que aparece de la nada, lo que da a los auténticos defensores de Nar Shadda el tiempo suficiente para atacar el flanco de las naves imperiales. Con las bajas suficientes para justificar una retirada, el almirante ordena a las tropas imperiales que se retiren. Días después Han aparece, como acordaron, para efectuar el pago del soborno, pero la reunión queda interrumpida y el piloto tiene que esconderse en un armario cuando alguien se presenta en el apartamento. Han no llega a ver de quién se trata, solo escucha una inquietante respiración mecánica y cómo el oficial se asfixia hasta morir.
Amanecer rebelde
En comparación con toda la emoción del libro anterior, aquí solo podemos rescatar dos escenas importantes y una enternecedora. La primera ocurre justo al comienzo, en la que Han, escuchando que en Bespin se celebra un gran torneo de sabacc, decide invertir todas sus ganancias en pagar la suscripción. Su deseo ahora va más allá de la Academia Imperial: quiere tener su propia nave. Y a lo largo de los días, mientras Lando y él pasan a las rondas finales, un sueño empieza a formarse en su mente. Cuando le toca enfrentarse a su amigo, Lando parece muy seguro de su mano ganadora, pero Han espera que se esté lanzando un farol. Lando entonces decide subir la apuesta con cualquier nave de su depósito, y Han acepta. Cada uno muestra su mano y por una carta, Lando pierde la partida. Han es rápido al reclamar su premio: le pide El Halcón Milenario.
Una vez con la nave en su poder, decide que es el momento de incluir todas las mejoras que llevaba años soñando hacer. Consigue un hiperpropulsor militar, añade compartimentos secretos, una torreta nueva, y más modificaciones de las que se siente muy orgulloso. El primer destino es Kashyyyk, donde Han planea vender armamento a los wookies y donde Chewie, de paso, espera encontrar a una hembra a la que hace más de cincuenta años que lleva esperando.
En Nar Shaddaa, Durga el Hutt descubre que su padre, el gran Aruk, ha muerto tras una corta enfermedad. Convencido de que no puede ser casual, ordena que examinen el cadáver del antiguo líder del clan Besadii, pero los médicos no encuentran nada sospechoso. Es entonces cuando entra en escena el príncipe Xizor, que se hizo famoso en la novela Sombras del Imperio. Xizor, un alienígena de piel verde, trenza y largas uñas, es el líder de la organización criminal Sol Negro, la más poderosa de la galaxia. Siempre en la búsqueda de un mayor poder y riquezas, el príncipe desea convertirse en aprendiz del emperador, y quizá algún día derrocarlo y asumir su lugar. Xizor le ofrece a Durga todos los recursos de la organización para descubrir a los asesinos de su padre, aunque en el fondo todos saben que ha sido obra de Jabba el Hutt y su tía Jiliac. A cambio, le pide una gran parte de los beneficios de las colonias Ylesianas durante los siguientes años, algo que Durga tiene que meditar largamente para no poner en peligro la estabilidad de su clan. Ya tiene bastantes gastos, incluyendo la recompensa que ha puesto sobre Bria Tharen, convertida ahora en líder rebelde que de vez en cuando ataca Ylesia buscando liberar a los esclavos y acabar con el tráfico de especia.
Teroenza ya no sabe a quién odia más, si a ella o a Solo, pero la verdad es que a quien menos aguanta ahora es a los hutts, que quieren entrometerse en todos los aspectos de su gobierno sobre la colonia. Poco a poco va pensando en proclamar su independencia, sobre todo ahora que Durga es un líder joven e inexperto.
Han ha rehecho su vida con una nueva chica llamada Salla, con la que parece que podría llegar a tener algo más, pero que de repente parece muy interesada en contraer matrimonio y abandonar la vida de contrabandista para establecerse en un trabajo honrado. Ahora le toca a Han huir, porque sabe que no hay forma de detener a Salla ni convencerla de que es una mala idea. Pero al mismo tiempo, el personaje de Han Solo desaparece durante gran parte de este libro para dejar paso a los problemas de Jabba con su tía Jiliac, cada vez más despreocupada ahora que ha tenido una pequeña cría que vive dentro de ella. Bria también cobra más protagonismo, reuniéndose con senadores de planetas conocidos como Alderaan e incluso intentando conseguir el apoyo de los hutts, aunque sin mucho éxito. Y aunque no nos lo confirman, vemos que una chica que se hace llamar Invierno y que viaja con la delegación de Alderaan podría ser nada menos que nuestra princesa, aunque solo sea por la cantidad de veces que repite lo muy unida que está a Leia y la cantidad de tiempo que han pasado juntas. No hay ninguna razón para esto más que lanzar un montón de guiños al lector, que a estas alturas sabe cuándo vamos a presenciar algo relevante o que nos remita a las películas. Tampoco es descabellado introducir a Leia ya que cuando la conocemos, ella de por sí es una líder rebelde en sí misma.
Bria propone a la rebelión un plan sobre Ylesia, esperando no solo liberar a los miles de esclavos (muchos de los cuales esperan que se unan a sus filas), sino conseguir también las fuentes de Brillestin que tanto valor tienen en el mercado negro, y que podrían serles de utilidad. Al fin y al cabo una rebelión necesita armas, munición, naves, uniformes, alimentos… etc etc. Y al mismo tiempo, Bria encontraría una forma de vengarse de sus antiguos amos y del falso culto al que profesó amor absoluto durante demasiado tiempo. En ese momento aparece Fett, que se ha infiltrado de incógnito en un crucero donde están teniendo lugar esas reuniones. El cazarrecompensas ata a Bria y le explica lo que va a hacer con ella, a lo que la chica responde con una petición. No va a implorar por su vida ni a intentar negociar. Solo le pide que le transmita a su familia un mensaje para informarles de que ha muerto. Cada poco tiempo ella se asegura de que sus padres reciban noticias de que está a salvo, pero no quiere dejarles con la incertidumbre esperando un nuevo mensaje que nunca llegará. Fett, hombre de palabra, acepta. Y si no fuera porque Lando aprovecha ese momento para intentar colarse en el camarote de Bria armado con un ramo de flores, seguramente hubiesen salido del crucero por la puerta de atrás.
Durga, convencido ya de que Jiliac está detrás del asesinato de su padre, le reta a un duelo según la tradición de los Hutt. Han y Chewie llegan justo a tiempo para ver cómo Jabba se hace a un lado para presenciar la pelea, y le dice al piloto que, ocurra lo que ocurra, él sale ganando con todo esto. Durga vence a la débil Jiliac y se marcha, con Jabba convertido ahora en líder del clan Desilijic. El cuerpo de su tía se estremece y de él emerge la pequeña cría, que no está en ninguna posición para disputarle el poder. Sin embargo, Jabba, a solas con ella, cree que es mejor no dejar ningún cabo suelto. Ahora, Jabba acepta ayudar a Bria Tharen y la alianza rebelde a cambio de la promesa de que destruirán las minas de Ylesia, mermando así al clan Besadii. El hutt les proporcionará todo lo que necesiten, y, una vez reunidos, Bria le asegura a Han Solo que esta vez robarán la totalidad de la cámara de las antigüedades de Teorenza, y se repartirán el botín. Esos son demasiados problemas para Durga, que ve que Teorenza está a punto de librarse de su control ahora que ha recibido enormes pagos del clan Desilijic y los ha invertido en armamento. Durga decide contratar a Fett para que le traiga el cuerno que el sacerdote luce en su frente para colgarlo en su sala de audiencias.
Los rebeldes atacan Ylesia, acabando con los guardias y haciendo saltar por los aires los almacenes de especias y las minas. Rota la ilusión de la Exultación, Bria consigue así su tan ansiada venganza, pero se guarda un último as en la manga. Cuando Han y ella llegan a la cámara de las antigüedades, ella apunta a su antiguo amor diciéndole que lo siente mucho. La rebelión es todo lo que ahora tiene, y necesitan el dinero. Solo así podrán ganar y destruir al emperador y todo lo que representa. Además, los espías han informado de que cerca de Kessel el imperio está preparando algo de lo que podría depender el destino de planetas enteros. Asqueado, pero ya no muy sorprendido, Han va a responder, pero entonces aparece Teorenza, armado y listo para disparar. Solo le queda decidir a cuál de los dos odia más. Un disparo resuena en la sala… y el sacerdote cae mortalmente herido. Boba Fett sale de entre las sombras y activa un cuchillo vibrador, cortando el cuerno de la cabeza del cadáver y guardándoselo en una bolsa como prueba de su éxito. Después se marcha sin hacer demasiado caso a Han o Bria, diciéndoles que, al menos ese día, no está allí por ellos. Lejos de ser un villano de segunda categoría al servicio del mal, estos libros nos dan la oportunidad de ver a Fett como un personaje completamente neutral y pragmático al que no mueve el odio, sino el dinero.
Han abandona Ylesia a tiempo para evitar una explosión que destruye todo el complejo, pero en el camino pierde a Bria para siempre. Nunca más volverá a verla, y a menudo se preguntará si, en alguna otra parte de la galaxia, ella está pensando en él. Y así es. En medio de una base imperial tomada a cañonazos, y arrinconada sin escapatoria posible, Bria está cumpliendo la que será su última misión. Ha logrado acceder a los planos de una estación espacial tan poderosa, que el emperador la ha llamado Estrella de la Muerte. En esos momentos, mientras los disparos acaban con ellos uno a uno, Bria transmite los planos a una nave Alderaaniana que orbita cerca del planeta. Convencida de que no hay escapatoria para ella y sus hombres, toma una píldora que lleva encima para evitar ser capturada, y se lanza al ataque.
Días después, en Mos Eisley, Han Solo nota una pistola clavada en la espalda. Boba Fett le ha encontrado sin mucho esfuerzo, ya que se ha convertido en uno de los hombres más buscados de Tatooine. Uno de los últimos envíos para Jabba el Hutt salió mal cuando una nave imperial abordó el Halcón Milenario para registrarlo en busca de contrabando. Para evitar ser capturado, Han lanzó el cargamento a Las Fauces, donde esperaba recuperarlo más tarde, salvo que nunca apareció. Ahora Jabba se ha olvidado de todos los favores que le debe a Han y reclama su cabeza. Pero Fett no está ahí por eso. En su lugar, le pregunta cuál es el nombre del padre de Bria Tharen, pues le prometió enviarle el mensaje. Así Han descubre que ella ha muerto y, también, que Fett es un hombre de palabra.
Desolado, Han se dirige hacia la cantina, donde Chewie está buscando formas rápidas de ganar dinero. De momento ha encontrado a un par de pasajeros que llevar a Alderaan. Un anciano y un muchacho algo irascible, a quien el lector conoce demasiado bien…