Heath Ledger hubiera cumplido 37 años hoy si la tragedia no hubiera llegado a su vida. Repasamos la carrera del legendario Joker de ‘El Caballero Oscuro’.
«Es más fácil obtener lo que se desea con una sonrisa que con la punta de la espada». Lo escribió William Shakespeare en una de sus muchas inolvidables tragedias, dramáticas historias que no distan mucho de otorgar la moraleja idonéa para contar los últimos días de un gran actor. Sobre Heath Ledger (Perth, Australia; 4 de abril de 1979) se ha escrito demasiado; más bien, sobre el Joker de Heath Ledger en ‘El Caballero Oscuro’ (Christopher Nolan, 2008) se ha escrito demasiado. Su terrorífica interpretación -más bien, re-interpretación del personaje- y caracterización como Príncipe Payaso del Crimen va a ser difícil de olvidar, por no decir imposible. No importa cuántos actores haya antes o después de aquel Joker: aquel personaje que hizo suyo será legendario.
La nueva sensación de Hollywood: El «niño guapo» que quiso alejarse de la fama.
Pero como hace milenios demostró Aquiles en La Ilíada, la inmortalidad tiene un precio muy alto. Un precio que Heath Ledger pagó con su vida. Tras convertirse en el nuevo «chico guapo de Hollywood» con películas como ’10 razones para odiarte’ (Gil Junger, 1999) y ‘Destino de caballero’ (Brian Helgeland, 2001), el actor australiano comenzó a llamar la atención con papeles mucho más tridimensionales como el de ‘Monster’s Ball’ (Marc Forster, 2001), ‘El secreto de los hermanos Grimm’ (Terry Gilliam, 2005) o ‘Los amos de Dogtown’ (Catherine Hardwicke, 2005). Precisamente, fue Hardwicke quien dio en la clave cuando dijo lo siguiente de Ledger: «Vino vestido como si durmiera en la calle, tapándose con la capucha de su jersey… ¡Era tan tímido! Esa era su defensa, esconderse bajo un aspecto desaliñado, no responder a lo que de él esperaban…».
‘Brokeback Mountain’: La cima de su carrera.
Esa es la clave para entender no sólo la carrera profesional de Heath Ledger, sino también su manera de entender el mundo. El nuevo «niño guapo de Hollywood» salido de una isla éxotica al que llegaron a ofrecer el papel de Spider-Man, pero el cual no quiso entrar en la ruleta rusa de la fama. Pero los que están destinados a ser estrellas acaban brillando, ya sean de forma intermitente o de manera fugaz. Por eso, el intérprete terminó en las manos de Ang Lee para regalarle al mundo una terrible a la par que hermosa historia de amor entre dos hombres en la profundidad de la irracional, homofóbica y montañosa tierra tejana. ‘Brokeback Mountain’ (Ang Lee, 2005) fue la consumación de Heath Ledger como actor definitivo. El actor había tocado la cima con sus propias manos, pero empezaba a quedarse sin fuerzas para seguir colgado en la cornisa.
‘El Caballero Oscuro’: Del hombre que ríe al hombre que perdió la sonrisa.
«Después de Brokeback Mountain, Heath podía hacer lo que quisiera. Pero quiso hacer completamente lo opuesto». Ese que habla es Steve Alexander, agente del actor australiano, en referencia a la decisión de aceptar el papel de Joker en ‘El Caballero Oscuro‘. Heath Ledger sería el nuevo Príncipe Payaso del Crimen, cogiendo el testigo de hombres como César Romero (‘Batman’, de los 60) y Jack Nicholson (‘Batman’, de Tim Burton). Cuando su aspecto salió a la luz, el fandom (somos terribles) criticó duramente la nueva versión del personaje y comparándolo constantemente con el clásico diseño de las viñetas, del cual se separaba. Cuando vimos el resultado definitivo, sólo pudimos aplaudir con la boca abierta. Lo había vuelto a conseguir. Es más, lo había conseguido: se había hecho inmortal.
La noticia del suicidio de Heath Ledger sacudió Hollywood hasta los cimientos. La comunidad cinematográfica quedó completamente impactada, así como los espectadores que vivimos fuera de ese microcosmos de fama. Los especuladores no tardaron en intentar buscarle una lógica poética a este terrible acontecimiento. Los rumores sobre su locura a raíz de su interpretación como Joker se dispararon y las anécdotas alcanzaron cotas propias del Bigfoot de Todd McFarlane en el arco argumental Spider-Man: Percepciones. Pero aquí el monstruo no era un animal que cazaba humanos o un humano que cazaba niños… No había monstruos. No había cazadores. No había niños. Sólo había un hombre solitario que había perdido la ilusión por vivir o que, quizás, siempre le había pedido demasiado a la vida.
Heath Ledger pagó la inmortalidad con su vida, y nosotros perdimos a uno de los mejores actores de la primera década del siglo XXI.
Con el tiempo descubrimos los problemas familiares que rodearon los últimos días de Heath Ledger. Separaciones, custodias, problemas depresivos, ansiedad, etc. En la historia hemos comprobado como muchos hombres y mujeres no estaban hechos de la pasta que requiere la fama y el reconocimiento público. Kurt Cobain (Nirvana) no fue el primero, ni tampoco el último. La vida es una constante prueba que va más allá de la gran pantalla, aunque figuras como Jack Nicholson retomaron el discurso de los especuladores con declaraciones como: «Le avisé de que no cogiera el papel de Joker porque lo iba a destrozar. Heath era una persona con mucha empatía y se sumergía demasiado en sus personajes». El padre de Heath Ledger sacó a la luz esa inmersión que el actor australiano llevó a cabo, encerrado en un hotel, para preparar su papel de Joker. Papel que le otorgó un Oscar póstumo a Mejor Actor de Reparto, por cierto.
Hoy, cuando uno de los actores más memorables de la primera década del siglo XXI hubiera cumplido 37 años, desde CINEMASCOMICS.com queríamos recordarle con estas líneas. Líneas que escribo mientras repaso la saga de La Cosa del Pantano de Alan Moore y leo lo siguiente: «¿Quieres ver algo que da mucho miedo en realidad? Mira. El Joker no se ríe». Y entonces me pregunto: ¿por qué estamos tan serios? ¿Por qué no sonreímos más? Y llego a una conclusión: prefiero recordar a Heath Ledger sonriendo porque, como dijo otro payaso triste como Charles Baudelaire, «una gran sonrisa es un bello rostro de gigante». Y Heath Ledger era un actor demasiado grande.