En 1998 Blade llegaba a los cines y todo cambió
Si bien es cierto que se puede considerar el estreno de Iron Man en 2008 como el momento en que da comienzo el auge real de los superhéroes en el cine hay otros puntos de importancia previos, antecedentes que allanaron el camino. No me refiero a las películas de Superman y Batman, siempre han funcionado aparte, más a The Phantom (El Hombre Enmascarado) y The Shadow (La Sombra). Dos producciones de presupuesto ajustado pero bien usado, mostraban qué podía hacer el cine si confiaba en los superhéroes (o en los personajes Pulp en este caso). Y en 1998 llegó Blade.
Una película basada en un secundario de Marvel Comics que en muchas ocasiones no era ni conocido por los lectores. A otros les sonaba por haber aparecido en la serie de animación de Spiderman, con un look similar al que llevaría en el cine, pero no mucho más. Pero precisamente el tratarse de un personaje nada popular permitió que se trabajara con él a fondo, nadie esperaba nada del mismo y eso hizo que se pudiera crear casi de cero. No del todo, claro, pero sí se le cambió y de hecho a partir de entonces su versión del cómic también cambió.
Un héroe de cómic en el cine en una época sin ellos
Quizá sea complicado explicar cómo fue ver esta película en su estreno en el cine, ahora los superhéroes son moneda de cambio habitual y el género ha dado títulos muy buenos (y otros terribles), pero en ese momento por lo general sus presupuestos eran ínfimos y los productos eran tratados sin ninguna seriedad. No había respeto, no había interés, y eso siempre se notaba cuando uno se sentaba a ver tal o cual película. Los actores eran por lo general desconocidos, los directores más o menos igual, el guion bastante mediocre…
Y entonces llegó Blade con esa primera escena inolvidable. Posiblemente la mejor presentación de un héroe protagonista en la gran pantalla. La acción empezó a correr a raudales y ya no paró. Wesley Snipes estaba fantástico, la ambientación estaba cuidada, la inclusión de Kris Kristofferson fue una genialidad, el guion de David S. Goyer funcionaba a la perfección, la dirección de Stephen Norrington fue acertada y la película se convirtió en la primera de una trilogía. Wesley Snipes se había convertido en el primer héroe de Marvel en tener una película digna, una que fue consumida por miles de personas que sabían o no que era un personaje de cómic y es que en realidad eso no importaba (y eso era lo mejor).
Han pasado 25 años desde su estreno y regresar a ella siempre es un acierto. Y sin ella nada de lo que estamos viendo habría sido posible.