Nuevo episodio de la columna semanal de Doc Pastor, «Impresiones de un traidor». Habla de ‘Escuadrón Suicida’, Mel Gibson y más locuras
A todos nos gusta Braveheart. Una de las primeras películas que dirigió Mel Gibson. La historia, muy decorada y cambiada, de William Wallace que se convirtió en uno de esos filmes que todo el mundo debía ver (y seguramente ha visto).
Este hombre logró hacerse un huequito en el corazón de todos gracias a las sagas de Arma Letal y Mad Max, y su inolvidable cameo en Los Simpson, pero después la cosa ha sido bastante más discreta y para el gran público casi solo puede citarse su aparición como villano en Los Mercenarios 3 y poco más (si acaso)
Entonces, de pronto (y citando a Jan), ¡Estalla la historieta! O la cabeza de muchos cuando leemos la noticia de que quizá el intérprete y también director sustituya a David Ayer al frente de Escuadrón Suicida. Una muy malograda película, que peca de aburrida y mediocre cuando viéndola queda claro que la cosa pudo ser muy distinta (hasta que el diablo metió la mano).
¿Hace falta realmente una segunda parte de tal desastre? ¿Para qué? ¿No sufrimos ya bastante en el cine con ella? No es necesario tanto odio en el mundo, de verdad que no. Si total, para volver a convertir la teórica nueva entrega en un caos sin orden ni concierto, metiendo a Harley Quinn hasta en la sopa con palanca, con Cara Delevingne intentando actuar (mal) y con Jared Leto (podemos sumar a Will Smith) molestos con lo que ha terminado en pantalla.
Por soñar…
Claro, que igual resulta que además de haber sido distinta esa defenestrada cinta, también podría haber sido buena. O no mala, al menos. Igual con otro montaje, más aprovechamiento del Joker, peso real del resto de personajes y una trama con algo de lógica todo podría haber sido distinto.
Por soñar.
¿Y una segunda parte con Mel Gibson dirigiendo?
¿Estamos locos?
Aunque…