¡Pasa hasta en las mejores familias! Hace más de 10 años, James McAvoy, reconocido por su interpretación de Charles Xavier, dejó de lado un vicio.
Tal vez conozcas a James McAvoy, te suene su nombre o seas capaz de recordar su rostro sin problema. Si no, pues se trata del actor mejor conocido recientemente por interpretar al profesor Charles Xavier en las nuevas películas de losX-Men. Sin embargo, hace más de una década, este artista no era tan famoso o de tan fácil asociación para el imaginario colectivo. No obstante, para eso del 2007 ya tenía particulares historias en set que contar.
A diferencia de otros actores que normalmente cuentan sobre su relación con los otros participantes de un rodaje, sus dificultades para desarrollar un papel o cosas así, la historia de McAvoy se asocia a los videojuegos. Y sí, que te gusten los videojuegos en pleno siglo XXI es normal, pero… ¿Llevarlos a tu trabajo?
Pues bueno, descabellado o no, esto fue lo que le ocurrió a la celebridad durante las grabaciones de Becoming Jane, una de sus primeras apariciones en Hollywood.
“Mi pareja en ese momento me compró una Xbox 360 y The Elder Scrolls IV: Oblivion. Ese era el tipo de juego que siempre me había gustado cuando era niño: juegos de rol, Zelda, Secret of Mana, todo ese tipo de cosas. Me encantan los juegos de rol de fantasía”.
Al recibir el regalo, el artista quedó tan viciado en tal artículo que decidió llevarlo consigo al estudio, así podría jugar en los tiempos libres. A medida que esto acontecía, algunos sentimientos acompañaban su mente.
“Entonces estaba aquí en Dublín. Tenía que irme a la cama a las 10 PM porque me levantaba a las 6 AM todas las mañanas y tenía toneladas de líneas y todo ese tipo de cosas, pero me quedaba despierto hasta las cuatro de la mañana jugando a Oblivion. Y pensaba: ‘Este juego me está llevando al descuido’”, agregó.
Dadas las circunstancias, el intérprete tuvo que tomar una decisión radical. “Me fui a la cama a las 5:35 AM. Mi auto hizo sonar su bocina afuera como a las 5:45 AM y dije: ‘Dios mío, tengo que hacer algo. Así que me levanté, saqué el disco de la Xbox 360 y encendí la placa de gas. Simplemente puse el disco allí y lo vi chamuscarse y derretirse un poco. Estaba como: ‘Bien, terminamos, terminamos, ¡nunca más!’”, confesó el actor.
Y tú… ¿Tienes algún hábito por abandonar?
Fuente: Forbes