Jeff Lemire y Doug Mahnke trasladan a La Cosa del Pantano a una pesadilla climática para contarnos la gran batalla que decidirá la supervivencia de la humanidad.
Tras una larga espera Lemire y Mahnke finalizan su historia sobre el elemental del Verde. La Cosa del pantano regresa para enfrentarse a su sustituto. Pero esta vez su legado no es vida, el Parlamento ha decidido acabar con la Humanidad y Alec Holland está cansado de la batalla. Una pesadilla postapocalíptica en la que el valor, la vida y la familia se enfrentan a su desaparición, y sus defensores les han dado la espalda hace ya mucho.
La Cosa del pantano fue creada por Len Wein y Berni Writghson como iteración del monstruo de Frankenstein, un monstruo surgido de la manipulación irresponsable de la ciencia. Pero poco a poco se transforma en algo mayor, una representación de lo racional imponiéndose a lo salvaje, y como avatar de la humanidad frente a lo extraño, lo sobrenatural, hasta que llegó Alan Moore.
El inglés entró como un vendaval en el mercado americano, y su primera gran obra fue La Cosa del pantano. En solo un episodio cambió toda la realidad del personaje, y en poco tiempo creó una cosmogonía nueva que acabaría siendo muy importante para todo el universo DC, los elementales y sus avatares, un mundo que estaba vivo y respondía a los ataques contra él son ya un pilar establecido. Toda esta época y su impacto también fue el germen de la creación del sello más importante de la historia de la editorial en su era moderna: Vértigo.
La Cosa tras Alan Moore
Todo esto convertía a Alec Holland y sus mundo en legendario. Y produjo que toda continuación fuera examinada y criticada minuciosamente y normalmente denostada por ser inferior. Otros como Brian K. Vaughn intentaron continuar la saga con la familia Holland, el resultado no fue interesante, aunque existieron ideas con potencial. Hoy hay una nueva Cosa del Pantano, Alec Holland sigue estando presente, pero Ram V el actual guionista de la colección prefirió alejarse del personaje y su mundo para crear con lo existente una saga diferente.
Pero todos echamos de menos a la Cosa original. Así que en el sello Black Label, hogar de las historias alternativas, adultas y fuera de canon, Lemire y Mahnke decidieron darle una conclusión, una de tantas que podrían ocurrir.
Un futuro en el que la Humanidad ha destruido la Tierra
EL futuro. Todo ha sido arrasado y la humanidad sobrevive a duras penas. La vegetación arrasada, la naturaleza aniquilada, el Verde clama venganza, la putrefacción tiene hambre y el rojo no puede destruir a sus hijos, un nuevo avatar debe nacer, pero esta vez no defiende al hombre, debe destruirlo.
Así es como Jeff Lemire comienza esta aventura de redención y de responsabilidad, de superación y sobre todo de cambio. Pero no es la Cosa la que tiene que pasar por este proceso, es la humanidad, representada por una pequeña población que comete actos crueles pero necesarios para sobrevivir, como siempre ha hecho el hombre, sin prever el futuro, sin cuidar de las consecuencias de sus actos. Y para contar esta historia una niña que representa el futuro, con ilusión, desconocedora del pasado, que plantea el cambio necesario que Alec Holland debe iniciar. Aunque sea obligado por John Constanine. Y el avatar del rojo tendrá que ayudar.
La Cosa vuelve para salvar a la Humanidad de sus decisiones
La serie es simple y directa, poca introspección. Los lectores conocen a los personajes de sobra, son algunos de los más populares de DC. Así que plantea, desarrolla y concluye su historia en una carrera a toda velocidad. Porque si algo es apocalíptico es rápido y brutal, como nos enseñó Mad Max. Hay esperanza, hay negatividad, Lemire se planta como la Cosa, escéptico que no cínico (ese es Constantine) en un nuevo mundo que no sabe si merece la pena salvar. Esta vez John es el héroe aunque no lo quiera, la llave para salvar la situación, pero a su estilo, expeditivo, maleducado y sin tener en cuenta a nadie que no sea él, como el viejo mundo que muere en las primera páginas del cómic.
Todo esto merece una imagen muy específica, dura, directa, feista, llena de suciedad, Doug Mahnke es perfecto para hacerlo. Porque su capacidad para crear monstruos y acción es notable, porque domina las gestualidades extremas y porque aunque se le conozca más por Green Lantern o Superman, es un autor con una capacidad para el horror enorme. El resultado son composiciones página con viñetas enormes, el formato álbum ayuda a que se suelte mucho, con acción y con mucha suciedad por centímetro cuadrado.
Una obra que se acerca más a la primera época de Alan Moore en la colección, pero sin querer tener su elevación, sólo un tema poderoso y una estética potente, y lo logra. Es una aventura con fondo pero adictiva y dinámica que se lee con fruición.
La Cosa del pantano Infierno Verde es un final, pero la Cosa del pantano nunca muere.