Su nombre ha pasado a la historia, ya que Leónidas desafió al brutal ejército persa junto a un pequeño grupo de espartanos.
El nombre de Leónidas, el rey espartano que lideró la famosa defensa en el paso de las Termópilas contra el inmenso ejército persa, es conocido por muchas personas gracias a la película 300 de Zack Snyder. Sin embargo, es esencial separar la realidad histórica de la ficción cinematográfica. Ya que fue una figura real que pudo resistir durante tres días en esa batalla, pero a diferencia de la película, no era un hombre en su mejor forma física, ya que tenía aproximadamente 60 años en ese momento. Aun así, la interpretación de Gerard Butler es memorable.
En el siglo V a.C., Esparta era una de las ciudades-estado más importantes de Grecia, con una sociedad y un enfoque en la vida militar que la diferenciaban de otras ciudades como Atenas, Corinto y Tebas. Esparta carecía de murallas y acrópolis, ya que estaba rodeada de montañas y creía que no necesitaba tales defensas. Su sociedad estaba orientada completamente hacia la vida militar, y los ciudadanos espartanos, llamados homoioi, eran entrenados desde los siete años en la agogé, el sistema educativo espartano que rechazaba el individualismo y se centraba en la preparación para la vida militar.
La educación espartana era rigurosa y comenzaba desde el nacimiento.
Los recién nacidos eran sometidos a evaluaciones físicas, y aquellos que se consideraban lo suficientemente robustos eran entregados a sus familias, mientras que los que no cumplían con los estándares eran abandonados. Los niños, desde los siete hasta los veinte años, vivían en barracones militares, donde se les enseñaba a leer y escribir de manera básica y se les instruía en el manejo de las armas, la disciplina y la obediencia ciega.
El camino hacia convertirse en un soldado espartano estaba lleno de dificultades, incluyendo la falta de comodidades como pañales, exposición al sol y al frío, y la promoción de la resistencia al miedo. Las niñas también recibían educación estatal en actividades físicas, como el atletismo y la lucha, pero su enfoque estaba en convertirse en madres que engendraran hijos fuertes para el Estado.
La forma de gobierno en Esparta era única.
Tenían dos reyes que compartían el poder y eran también sacerdotes de Zeus. Esta diarquía se originó en la mitología, donde dos hermanos gemelos descendientes de Hércules gobernaron al mismo tiempo al no poder determinar quién había nacido primero. Esta estructura de gobierno fue adoptada para evitar el abuso de poder por parte de un monarca dictatorial.
Leónidas I, un diarca de Esparta, provenía de la dinastía de los Agíadas y asumió el trono en el año 490 a.C. a los 50 años de edad. Se casó con la hija de su medio hermano, Gorgo, y tuvo al menos un hijo, Plistarco, quien se convirtió en rey después de su muerte.
La famosa batalla de las Termópilas tuvo lugar en el año 480 a.C. después de que los atenienses infligieron una derrota humillante a los persas en la batalla de Maratón una década antes. Darío I, el monarca del Imperio Aqueménida, intentó conquistar Atenas en la llanura de Maratón, pero los atenienses lograron derrotar a los persas a pesar de estar en desventaja numérica. Posteriormente, Jerjes I, el hijo de Darío, reunió un enorme ejército persa y marchó hacia Grecia para vengar la derrota de su padre.
¿300 contra 1.000.000?
El tamaño exacto del ejército persa es objeto de debate, pero las estimaciones modernas sugieren alrededor de 200.000 hombres. Antes de la batalla, Jerjes envió emisarios a las ciudades griegas, exigiendo tierra y agua como símbolo de sumisión al Imperio Aqueménida. Esparta y Atenas respondieron de manera desafiante, y esta negativa condujo a la batalla de las Termópilas.
Leónidas y sus 300 espartanos, acompañados por otros aliados griegos que en total se especula que serían unas 2000 personas, se enfrentaron al ejército persa en el estrecho paso de las Termópilas, donde la ventaja numérica de los persas se redujo debido al espacio limitado. A lo largo de tres días de intensos combates, los espartanos resistieron a los persas, infligiendo fuertes bajas.
Sin embargo, un traidor griego llamado Efialtes reveló a Jerjes un camino secreto que permitió a los persas rodear la posición de los griegos. A pesar de los esfuerzos de Leónidas y sus hombres, finalmente fueron superados y masacrados.
La derrota en las Termópilas fue un golpe para los griegos, pero finalmente lograron derrotar a los persas en batallas posteriores, recuperando su territorio y rechazando la invasión persa. El cuerpo de Leónidas fue decapitado y su cabeza fue clavada en una estaca por orden de Jerjes.
Después de la retirada persa, los griegos recuperaron el cuerpo de Leónidas y lo enterraron en Esparta, donde se erigió un mausoleo en su honor. Leónidas I y sus 300 espartanos se convirtieron en un símbolo de valentía y sacrificio en la historia de Grecia y del mundo.