Nuevas polémicas acechan a los fandoms del mundo: Superman, X Men o El jueves, nunca nos liberamos del drama.
Si algo define a los aficionados al cine, series, cómics y cultura pop en general, es el gusto por el drama. Las grandes historias tienen que tener héroes y villanos, grandes luchas y destinos inexorables evitados en el último segundo. Pero la realidad es mucho más compleja, y los bandos más difusos.
O dicho de una forma más sencilla, ni lo que nos gusta es lo mejor, ni lo que odiamos es lo peor, ni somos el ejemplo del habitante medio del planeta.
¿Por qué está reflexión? Porque empezamos a sonar a gallinas cluecas. Formamos bandos de los que no puedes salir una vez dentro, lo que hacen es que el general del grupo de turno, con su cábala de sabios consejeros, dirija nuestras opiniones y gustos hacia donde se debe. Si, hablo de los fanáticos.
Da igual si eres seguidor de Snyder, te puede gustar lo que hace Gunn; si eres fan de la trilogía clásica de Star Wars, te pueden gustar las secuelas; no hay problema en ser un loco del UCM, si Ant Man no te gustó está bien; puedes leer mil cómics de DC y que no te guste nada que los Titanes hayan tomado el lugar de la JLA; que el enésimo reinicio mutante te agota, no pasa nada por decirlo ni eres menos seguidor de sus cómics, y un largo etc.
Hace muchos años, cuando era un adolescente barbilampiño, había una guerra en los cómics, no podías leer Marvel y DC, no podías jugar a rol y a wargames, eras de Sonic o de Mario, y al final la realidad nos puso en nuestro sitio con los 90 y las crisis del entretenimiento en general.
Mi punto de inflexión fue cuando tuve que defender el Sin City de Frank Miller frente a una horda de fanáticos Marvel que solo aceptaban el Miller de Daredevil. Descubrí que no me importaba que a ellos no le gustará el nuevo estilo de Miller, a mí me encantaba, y me parecía una evolución no solo en su obra sino para el cómic, de ahí descubrí otras obras en blanco y negro, mi reducida visión se expandió de golpe, no me abrí a todo, pero comencé a ver mas, y desde ese día sigue aumentando.
Esto no es la vida, para algunos es una gran parte de ella, porque es su tiempo libre, su pasión y hasta un objetivo para ganarse la vida, pero para la mayoría es un entretenimiento, una diversión que nos aporta mucho a la vida, pero no la dirige ni domina. Aceptémoslo podríamos vivir sin nada de esto, lo hacía mucha gente antes de la locura que ha sido el siglo XXI para la cultura Pop. El 99% de la población mundial así lo hace. Porque las redes no son la realidad, no son todas las personas y mucho menos deben ser nuestras maestras a la hora de pensar y opinar.
No creo que un simple texto en medio de la red vaya a hacer gran cosa. El impacto en este mundo hiperconectado es breve y escaso, pero eso no significa que de vez en cuando no debamos recordar que está bien apoyar tus aficiones y a aquellos que las crean (no opino igual de apoyar empresas y corporaciones que comercian con sueños, destrozándolos y reduciéndolos a meros productos genéricos si es necesario, pasando por encima de quien sea y como sea para lograr sus objetivos).
Todo este maravilloso rollo se puede resumir en algo muy breve: sed felices con lo que seáis felices, dejad al resto ser felices con lo que sean felices, no dejes de hablar, debatir y criticar, pero hacedlo sin rebajar al resto, hacedlo con sentido común y siempre con la intención de aportar y crear un fandom sano que apoye la creación y la originalidad, aunque no nos gusten hay cosas que son buenas y tienen q ser defendidas.
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