La primera película tuvo suficiente éxito como para soñar con Atomic Blonde 2, pero por ahora parece que eso no sucederá.
En 2017 se estrenó la primera película dirigida por David Leitch y protagonizada por Charlize Theron, James McAvoy, John Goodman y Sofia Boutella. Con un presupuesto de 30 millones recaudó 100 millones en todo el mundo, por lo era fácil pensar que Atomic Blonde 2 se haría realidad. Pero pasan los años y la secuela no avanza.
Ahora el director David Leitch ha revelado en una reciente entrevista con MW: «Ha habido muchos obstáculos con Atomic Blonde 2 en lo que respecta a temas de derechos. No puedo hablar de todo, pero bueno, quién tiene el control y cómo se fue volviendo cada vez más complicado, con demasiados productores involucrados, y es realmente difícil encontrar una forma de desenredar todo eso y hacer una secuela en un lugar que quiera hacerla. Es un mundo del que estoy muy orgulloso, y es un personaje que me enorgullece haber creado con Kelly y Charlize. Amo esa película y amo los 80. Así que sí, ¿me encantaría volver? Al 1000%. Sin embargo, con tantos productores involucrados, se convirtió en un enredo total. Sabes, cuando empezamos a pensar en eso».
Así que es una lástima, ya que la primera fue genial y Atomic Blonde 2 me parece una buena idea. Sin embargo, deben hacerla con todos los elementos a favor y no que tenga que ser una lucha entre director y productores, ya que eso suele acabar mal.
¿De qué trata la primera?
Atomic Blonde (2017) es un thriller de acción y espionaje con un estilo visual que combina la estética del neo-noir y el estilo ochentero, sumergiéndonos en una Berlín dividida en los días previos a la caída del Muro. La historia sigue a Lorraine Broughton, una agente del MI6 reconocida por su destreza y su enfoque implacable en sus misiones. Lorraine llega a Berlín con una tarea clara pero complicada: recuperar un microfilm conocido como The List, que contiene los nombres de agentes de inteligencia de ambos bandos. Este documento es tan valioso que su posesión podría cambiar el equilibrio de poder entre Oriente y Occidente en plena Guerra Fría.
Desde el inicio, la misión de Lorraine está plagada de complicaciones. Al aterrizar en Berlín, es emboscada por agentes de la KGB, y a medida que avanza, descubre que no puede confiar en nadie, ni siquiera en su contacto, David Percival, el jefe de la estación del MI6 en Berlín, un personaje excéntrico y de moral ambigua. La relación entre ellos es tensa, ya que Lorraine sospecha de las intenciones y lealtades de Percival. Pronto se da cuenta de que él podría estar jugando un doble juego, lo que la pone en una posición aún más vulnerable y la obliga a actuar con astucia para cumplir su misión.
Mientras investiga la muerte de su colega James Gascoigne, Lorraine descubre pistas que la llevan a sospechar de todos los que la rodean.
Esto incluye a Satchel, un agente doble que ha estado saboteando al MI6 durante años. En el transcurso de su misión, Lorraine encuentra a Delphine Lasalle, una espía francesa novata con quien desarrolla una relación romántica, aunque también impregnada de desconfianza y peligro. Delphine se convierte en una aliada inesperada, pero Lorraine sigue cautelosa, consciente de que cualquier vínculo emocional puede ser utilizado en su contra.
Uno de los puntos álgidos de la trama ocurre cuando Lorraine y Percival intentan extraer a Spyglass, un agente de la Stasi que ha memorizado The List. Esta operación se convierte en una impresionante secuencia de acción en la que Lorraine muestra sus habilidades en combate cuerpo a cuerpo mientras enfrenta a agentes de la KGB en una lucha desesperada por salvar a Spyglass. Sin embargo, Percival sabotea la misión disparándole a Spyglass, revelando así su verdadera lealtad y confirmando las sospechas de Lorraine sobre su traición.
A partir de aquí, Lorraine pone en marcha un plan para desenmascarar a Percival como «Satchel».
Tras una serie de intrincadas maniobras y una secuencia final llena de suspenso, logra presentar evidencia manipulada para inculpar a Percival ante el MI6. Sin embargo, en un giro inesperado, descubrimos que Lorraine tiene una identidad aún más compleja. En su encuentro final con Bremovych, el líder de la KGB, se revela que ella también ha estado trabajando con la CIA, utilizando su identidad para manipular y enfrentar a ambos bandos en su propio juego de espionaje.
La narrativa de Atomic Blonde ofrece una visión fascinante del juego de traiciones en el mundo del espionaje durante la Guerra Fría, donde las lealtades cambian constantemente y nada es lo que parece. La película mezcla una estética impactante con coreografías de acción magistrales, especialmente en escenas de lucha que destacan por su realismo y brutalidad. Además, el contexto histórico de la caída del Muro de Berlín añade una capa de tensión y relevancia a la trama, convirtiendo a Atomic Blonde en un thriller memorable.
Atomic Blonde 2 hubiera sido una gran idea, sobre todo porque podrían tener una nueva trilogía o saga de acción muy interesante.