Drácula se esconde tras su aparente muerte, y prepara su venganza. Pero algo se cruzará en su camino, una mujer, y muchos sentimientos olvidados
La medida de un gran personaje la dan la medida de sus secundarios y rivales. En el caso de Drácula sus cadáveres suelen mostrar su poder, y los que sobreviven son los más habilidosos. Pero lo que más daño puede hacer a un ser inmortal son los recuerdos, y las emociones largamente olvidadas que surgen de entre las nieblas de ese pasado. Nueva entrega de la Biblioteca La Tumba de Drácula, con una entrega que supondría un impasse en la guerra del vampiro. En su búsqueda del poder y el dominio.
Tras la batalla con los esbirros del Doctor Sol y la destrucción de su base, los cazadores creen que Drácula ha muerto entre las llamas, y que por fin han llevado a cabo su venganza. Se ha acabado el camino de soledad y sombras que los perseguía y retornan a sus vidas. Pero la decisión de convertirse en el azote del vampiro los ha alejado de los que quieren, y de una vida real que ahora les golpea, el mundo ha seguido girando sin ellos. Y enfrentarse a todos estos cambios es duro.
Pero el Señor de los Vampiros no ha fallecido, herido, se esconde y planea, regresando a Inglaterra, casi más por instinto que por su propia voluntad, encuentra el camino de vuelta Allí, espera Shiela Whittier la nueva elegida por Drácula, que comienza a despertar sentimientos olvidados en el inmortal, y que podrían ser su punto débil.
La serie llegaba a un momento en el cual había que cambiar la narrativa, el enfrentamiento constante dejaba paso a problemas y conflictos individuales para los cazadores, y emocionales y de identidad para Drácula. Marv Wolfman dejaba paso a historias diferentes para que los lectores pudieran profundizar en los personajes, y de paso plantar semillas para futuras incertidumbres en ellos. EL tomo se completa nuevamente con un GIant Size, con guion de Chris Claremont, que nos presenta a una enemiga también ajena al paso del tiempo como Drácula, pero de una forma diferente, y con solo un objetivo, la venganza sobre el conde transilvano.
La serie sigue en manos de Gene Colan y Tom Palmer, y sigue transformándose. Cada vez las sombras, los claroscuros y el negro domina el espacio con fuerza. Drácula arrastra la narración a su mundo entre tinieblas, y Colan sabe cómo crear atmósferas atrevidas, impenetrables y absorbentes solo con su dominio de los negros. Palmer no se queda atrás y solidifica el dibujo y aporta la fuerza del sentimiento con unos colores más dispersos, con muchos colores básicos e iluminaciones sobrias que absorbe el negro de las tintas que aplica a Colan. Gene Colan es el dibujante que mejor ha planteado a Drácula en un cómic americano, oscuro, envuelto en sombras, señorial y aterrador.
La Tumba de Drácula es una oportunidad de descubrir y redescubrir un saga inmortal, como su protagonista, que está en el imaginario colectivo de cualquier lector de Marvel que tenga cierta edad, y que puede enseñar a los recién llegados, que todo lo que ahora leen, tuvo un origen muy puro y que aún a día de hoy, brilla sobre el resto.