Cullen Bunn sigue cambiando el panorama mutante con ‘Magneto’. Axis plantea cambios, que Erik Lensherr acepta y transforma a su beneficio.
Con la ya conocida noticia de que el guionista Cullen Bunn continuará su trabajo en una cabecera de la ‘Patrulla X’ tras ‘Secret Wars’, tomamos la serie de ‘Magneto’ con más ímpetu, ya que no se perderá lo que desarrolla. Bunn ha dado en el clavo, y por ello le han dado la oportunidad de cambiar todo lo que pueda en la raza más “temida y odiada”.
Con retraso llega a la serie el evento ‘Axis’ a la serie, no produjo excesivos cambios en el mundo Marvel, pero para Magneto ha significado un paso adelante.
La caza de Cráneo Rojo ha salido mal y nuestro protagonista es capturado y obligado a repasar su vida y sus fracasos, un horror para cualquier hombre, y también para el mutante amo del magnetismo, pero la llegada del nuevo Ongslaught hace que tenga que rehacerse y luchar. Y al final es el gran mutante malvado de la historia de la Casa de las Ideas el que salva los trastos a los héroes. Y de paso ha recibido un mensaje de ultratumba, unas palabras de Charles Xavier que cambiarán todo. ¿Todo? ¿En serio? No del todo, los métodos de Lensherr siguen siendo más oscuros que los de los héroes, más expeditivos, y sus armas muchas veces son tan peligrosas como las de sus enemigos.
Cullen Bunn ha hecho algo que pocos se han atrevido, ha cambiado a Magneto, no hablamos de volverlo bueno, no hablamos de cambiarle de bando, hablamos de darle una motivación diferente. Y lo hace aplastando poco a poco los obstáculos que el amo del magnetismo tenía en su camino. Genosha es su gran pecado, y el retorno al mismo supone su gran batalla. Ganarla no es redimirse, es aceptarla, avanzar y pelear por el nuevo futuro de los mutantes.
Con la asfixiante presión de Secret Wars y su desarrollo, nos olvidamos de que esta serie es anterior, y que su resultado ha sido muy importante para la franquicia mutante. No hay más que mirar las series X que van a surgir tras el megacrossover y la importancia del hombre que protagoniza esta historia que cada vez que avanza pisa nuevos caminos y aplasta viejos conceptos. Cullen Bunn ha decidido que Magneto vuelva a ser un líder, que no es un viejo villano cansado, es una fuerza desproporcionada que empuja una voluntad de hierro.
Quizás sea la historia menos importante para la trama la mejor de estos números, la del trasfondo de cierta extraña y misteriosa señorita que ayuda a nuestro señor del magnetismo. Un relato lleno de dureza y de sentimientos, de reacciones y de extrañas personas, las de aquellos que adoran a Magneto, o le odian, pero sobre todo los que son capaces de hacer una feria centrada en su persona, para poder compartir y vender recuerdos de sus acciones.
Siguen siendo Gabriel Hernández Walta y Javier Fernández los encargados de mostrar las palabras de Bunn. Y lo hacen contundentemente, con oscuridad y suciedad, porque Magneto ya no pelea desde el cielo como un dios poderoso y malvado, lo hace a pie de campo, en primera línea, se ensucia. Si Hernández continua siendo el más canónico de la pareja, sí que demuestra más contención y más capacidad para mostrar más que sólo una imagen. Fernández es más dinámico, más “histérico”, capaz de mostrar salvajismo y calma en la misma situación, potente, rápido y de trazo duro y lleno de líneas, la acción tiene fuerza y sentimiento. Una buena selección para plantear esta historia que cuenta la calma y la tormenta de una guerra subterránea.
La serie que sustituye a los X Men hasta el final de Secret Wars ha tenido sus altibajos, pero ahora se enfoca para ser una bala de cañón bien dirigida, directa a lo que lleva pasando en el mundo Marvel desde que nacieran los mutantes. A la guerra racial, y esta vez Magneto tiene la razón y el método para hacerla valer. No será bonito, no será limpio, pero Erik Magnus Lensherr ganará la batalla o morirá luchándola.