Con su película cerca, Morbius necesitaba una actualización, y le toca a Vita Ayala escribir la nueva vida del vampiro viviente
Michael Morbius ha vivido como un monstruo durante mucho tiempo, ha encontrado un lugar donde sus dones sirven para algo bueno, aunque no sean limpios. Pero la posibilidad de una cura nunca se aleja de su mente, y eso le lleva a cometer errores, errores que cuestan vidas, y que al final hacen que el monstruo venza demasiadas veces.
La creación de Morbius el vampiro viviente vino dada por una circunstancia muy específica del mercado del cómic USA, el Comics Code. Esta autocensura no permitía el uso de personajes de terror como los vampiros, pero dándole una vuelta de tuerca al tema, alguien pensó que, si estaba vivo, no era un vampiro como el de las leyendas, y podría pasar ese mecanismo de control. Y acertó.
El nacimiento de Michael Morbius a la oscuridad tenía su origen en la ciencia y no en lo sobrenatural, y su necesidad de sangre era para aliviar una enfermedad, eliminando el carácter legendario de los vampiros, pasaba a ser otra creación fallida del hombre, lo que le permitía jugar en el mundo de los superhéroes sin quebrar el Code. Pero el tiempo ha mezclado a Michael con lo sobrenatural repetidas veces, al final, sus inicios siempre tienen mucho que ver, pero cada autor tiró para el camino que más le gustó, y en los 90 fue el mundo de lo extraño el que más popularidad tenía. Así pasó a ser un vampiro real, un Hijo de la Medianoche, y morir. Pero en Marvel, la muerte es relativa, y no pasó demasiado tiempo fallecido. Para dejarlo en pocas palabras. Michael Morbius es hombre maldito por la ciencia, y juzgado por lo sobrenatural.
Con el estreno de la película protagonizada por Jared Leto sobre el personaje cerca, si el coronavirus no la retrasa demasiado, Marvel decidió que Morbius necesitaba una actualización. Ya había tenido un ligero retoque para mantener su papel de ejemplo de la mala ciencia, pero con un pasado simple y visitado y revisitado tantas veces, un lavado de cara era necesario. Y le tocaba a una de las caras más novedosas de La Casa de las Ideas hacerlo, y así Vita Ayala se encargó del proyecto.
La historia comienza donde se dejó al personaje, siendo un protector de los más débiles, y viviendo fuera de la ley y la sociedad, mientras busca una cura para su enfermedad. Desesperado por sobrevivir, los ecos del pasado siempre vienen a su mente, y los remordimientos no suelen ser buenos consejeros a la hora de trabajar. Morbius roba material a criminales para continuar sus investigaciones, y de repente hay una posibilidad y aliviar su dolencia. Quien roba a un ladrón tienen cien años de perdón, dicen, pero no dicen que pasa si el ladrón quiere de vuelta lo robado. Y así el Fundidor, un villano muy clásico de Marvel, persigue al vampiro viviente, porque le ha robado, y porque quizás haya algún beneficio extra de la mano de una extraña mujer. Esta trasunta de Van Helsing persigue a Michael por motivos personales, el pasado nunca duerme mucho tiempo.
Ayala despliega sus artes sobre el personaje para traernos una aventura en la que el personaje perderá su humanidad, retrayéndose ya no a su estado anterior, sino a uno más primitivo y bestial, recordándonos los errores de las prisas y de dejarse dominar por el miedo. Y como suele ser costumbre en la vida de Morbius, es Spiderman el que ejerce de conciencia, de Pepito Grillo, ayudándole y recordándole que su irresponsabilidad siempre agrava su estado. Con sencillez, y una narración en la que la acción es muy recurrente (es Marvel, sin batallas épicas no sería lo mismo), construye un nuevo pasado para el personaje, sin sustituir el antiguo, sino aumentando su historia, y buscando nuevas vías para desarrollar una personalidad que, tras tantos años, ha dado muchos giros, y ahora, vuelve a su línea inicial, la ciencia y su mal uso.
Hasta tres dibujantes trabajan en este tomo, pero eso no estropea la sensación de continuidad. Muchas veces que muchos artistas metan mano acaba formando un collage que estropea la lectura, otras, con estilos muy diferentes, crea una sinergia que potencia la historia. En este caso, Marcelo Ferreira, Paulo Siqueira y Francesco Mobili encajan perfectamente, con un estilo oscuro y dinámico, todos con sus detalles, pero consiguen un conjunto regular, que no da la sensación de interrupción con el cambio de artista. El dibujo es detallado en todo caso, y siempre oscuro, con negros definidos y contrastados, ya que el mundo de Morbius es oscuro, pero, aunque vive en las sombras, realmente no es un ser oscuro totalmente.
Viejas Heridas es un buen punto para engancharse a un personaje que ha sido maltratado por la edición española de sus aventuras. Poco material está disponible y la calidad el mismo es como mínimo cuestionable. Pero para el lector novel, es la oportunidad de tener una buena historia, sin ser sobresaliente, sobre el vampiro viviente que dentro de poco llegará a las pantallas de manos de Sony, y pasará a formar parte del Spiderverso junto con Venom, Carnage y el Spiderman de Tom Holland.