La Biblioteca Marvel de Panini acoge las primeras aventuras de Namor lejos de la superficie en una combinación de aventura, fantasía y ciencia ficción pulp.
Marvel crecía a pasos agigantados, nuevas series aparecían cada mes y los superhéroes parecía que se iban a comer el mundo. Hacía falta más contenido para llenar los kioscos y Stan Lee recuperaba personajes de eras anteriores para la nueva época. Namor fue uno de ellos, creado por Bill Everett fue uno de los Invasores que combatieron a los nazis en la Segunda Guerra Mundial, pero en Los Cuatro Fantásticos y Daredevil, Lee lo recuperó como villano. Pero la popularidad del hombre submarino y de Atlantis terminaron por darle su propio serial enTales to Astonish.
Nuevamente Stan Lee asumiría los mandos de las historias y los diálogos, dejando el arte en manos de un joven desconocido Adam Austin, este era el seudónimo del que a posterior recordaremos como uno de los grandes maestros del cómic norteamericano, el amo de las sombras y los negros: Gene Colan. Era común usar alias para trabajar en DC y sacarse en Marvel un extra.
Con este equipo las historias mezclaron todo lo que Lee alcanzaba a ver como vendible, una historia de amor imposible en un triángulo de deseos no correspondidos con el villano de la función, una traición y un reino en peligro, una revolución social en pro de un gobernante mejor dotado y elegido por su ascendencia.
Todo esto respondía mucho a la época, Stan Lee al igual que Ditko había tenido contacto con Ayn Rand y su filosofía y algo se dejaba entrever en esta historia, aunque Lee abandonó esta corriente de pensamiento posteriormente Ditko se bañó en ella profundamente y creo algunos personajes en otras editoriales cuyas ideas libertarias llegaban a rozar los fascismos.
Pero dejando atrás esto, Lee apostó por la aventura en un mundo submarino nuevo y fantástico, dotó a Namor de nuevas habilidades que surgían en caso de necesidad y abría la visión al personaje a una unión con el océano más profundo.
Si bien Lee no profundizó en los temas más polémicos de Namor, la monarquía, la tiranía o la democracia o el personaje superior, estos aparecen pero no molestan en una colección cuya mejor baza era estar tan completamente separada del resto del universo Marvel que podía introducir a otros héroes y villanos fácilmente.
Hank Pym y Janet Van Dyne, los vengadores Hombre Hormiga y la Avispa, o el Amo de los títeres fueron los primeros en aparecer, pero siempre en un ambiente marino que no tenía nada que ver con las urbes de los superhéroes.
Fue este mundo separado en el que la fantasía y la magia, de los seres monstruosos se mezclaban con tanques y rayos mortales en una lucha por el trono de un reino en peligro al más puro estilo de Flash Gordon. Lee deja que el pulp se introdujera un poco en los superhéroes que le habían sucedido y sustituido en el imaginario popular.
Pero si en algo se pudo apoyar sin preocuparse, fue en el talento de un joven Gene Colan, o Adam Austin si lo prefiere el lector, que todavía no era el talento que llegaría a ser, pero ya dejaba muchos ejemplos en algunas páginas de lo que estaba por venir, los enfrentamientos con los Sin Rostro o los ambientes submarinos más oscuros son testimonios de este futuro. Vince Coletta entinto su arte en un principio, y conocido por entregar muchas páginas, asistimos a su método, quitar detalles del dibujante y eliminar muchas sombras para ganar tiempo. El resultado era luminoso y definido, pero restaba fuerza a autores que necesitaban de contrastes como Colan.
Namor el Hombre submarino es una saga corta dentro de los estándares Marvel de la época, pero desde luego es una de las más recordadas, por ser muy diferente de sus hermanas. No era un superhéroe y su moral no era la justicia, era un rey y su moral partía de él mismo y sus obligaciones para con el reino. Era Namor, y su futuro será brillante.