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La serie de televisión de Ozark, disponible en Netflix, ha cogido una de las claves de Breaking Bad y la ha copiado en su historia.
Se han señalado algunas similitudes entre Ozark y Breaking Bad, pero en el caso de la serie de Netflix es Wendy (Laura Linney) y no Marty el que se ha convertido en un villano con el tiempo. Wendy no es la esposa habitual en las historias de criminales y mafiosos. No es una víctima inocente e inconsciente, sino que está tanto o más involucrada que su esposo en los esquemas criminales de la familia. A medida que acepta la nueva vida que Marty impuso a su familia, Wendy comienza a sentirse cada vez más viva. Un arco de personaje copiado directamente del legendario Walter White (Bryan Cranston).
Tanto Ozark como Breaking Bad sorprendieron a los espectadores a través de sus apasionantes historias y complejos desarrollos de personajes. Quizás la serie de Netflix es una versión más oscura y acelerada que la historia de Vince Gilligan. Cuenta la historia de un hombre insatisfecho con su vida que se mete al mundo del hampa por una serie de catastróficas desdichas. Por suerte, termina prosperando. Mientras que la historia de Walter White no cuenta con su familia, la de Marty sí se involucra en los negocios criminales, diseñando sus propios planes y ayudando al marido.
De ama de casa a villana criminal
Wendy Byrde ha «copiado» a Walter White con su transformación a lo largo de las cuatro temporadas de Ozark. Desde sus orígenes hasta sus acciones más despiadadas, nos ha recordado inevitablemente al protagonista de Breaking Bad. Wendy atraviesa todas las etapas de un personaje que se va transformando en un villano. Pasa de ser una ama de casa infeliz e infiel a una matriarca del crimen que toma el control de los negocios de su familia. A menudo sin el conocimiento o la aprobación siquiera de su marido. Como le sucedió a Walter White, Wendy se siente cada vez más «viva» con la vida que tiene. Termina aceptando su identidad como villana y renuncia a su inocencia de antaño.