Las andanzas de un samurái vagabundo en el Japón medieval, la vida de un padre y un hijo que se alquilan para asesinar, terminó hace muchos años, pero un nuevo lobo recoge al cachorro y el camino vuelve a tener caminantes que lo recorran.
Las aventuras del ‘Nuevo Lobo Solitario y su Cachorro’ cuentan historias duras, hermosas, emocionantes, y acompañarlos es un placer para cualquier lector.
Cuando Goseki Kojima falleció, Kazuo Koike perdido al mejor colaborador que tuvo, a un amigo, y al hombre que convertía sus ideas en historias. Pero poco después un joven artista, Hideki Mori, se presentaba ante el maestro escritor y le pedía que le permitiera dibujar lo que ha sido la obra mas emblemática del género jidai gekiga. Koike impresionado, decidió que era tiempo de continuar la historia. Pidió permiso a la viuda de su amado compañero para retomarla, y con su bendición y el nombre de Kojima como creador visual en los créditos, un nuevo Lobo recogía al cachorro y comenzaba una nueva andadura por el oscuro y violento Japón feudal.
Tras la muerte de Ogami Itto en el duelo final, Daigoro se encuentra sólo, Togo Shigekata un maestro del estilo Jigen- Ryu lo recoge tras aceptar ante el cuerpo de su padre tomar al niño como su hijo, protegerlo, y criarlo como un samurái. Pero si el final del Lobo cerraba la gran historia que comenzó cuando se convirtió en asesino para vengar una deshonra, el nuevo Lobo tiene un problema, se ha inmiscuido en una trama política de la que poco o nada sabe, y los asesinos le persiguen. Koike vuelve a tejer una trama larga para establecer el marco donde se mueven su nuevo personaje y su joven conocido, Daigoro, con calma y dando más información al lector que a sus protagonistas, retoma su narración como la dejo, con una gran historia que se desarrolla poco a poco, llena de pequeñas tramas que muestran con gestos y acción el carácter indomable de los samuráis, esos guerreros de antaño, y su oscuro mundo, lleno de violencia y honor. La diferencia entre Ogami y Togo es evidente desde las primeras páginas, aunque de alma semejante, no son el mismo hombre, honorables, rectos, fuertes, pero Togo es más alegre, no carga tan gran peso como portaba Ogami, y se nota en una actitud menos sombría, de gesto duro y adusto, es capaz de torcerlo más a menudo para sonreír y carcajearse.
Hideki Mori demostró con Bokko que es un buen artista histórico, con trazo preciso y dotado para la acción. Sin embargo en esta serie se adapta para ser lo más fiel posible al de Goseki Kojima, y logra un gran acercamiento. Aunque es más estático que el maestro, es un buen narrador, y la acción de sus viñetas es notable, pero en su homenaje está su estilo, más expresivo y con escenas menos trabajadas, en menos viñetas, esa diferencia le da un toque diferente al Nuevo Lobo Solitario y Cachorro. Es muy cercano, pero mientras la descompresión de Kojima con Koike era muy poderosa y sus expresiones mostraban con pocos detalles muchas cosas, a Mori le falta todavía para alcanzar esa capacidad de síntesis expresiva y de dilatación temporal. Pero a pesar de esas diferencias, el lector encontrar el parecido prodigioso, y el arte poderoso y atractivo.
Si Lobo Solitario es una obra maestra por derecho propio, y ha influido en todo tipo de autores, tanto de comic, como escritores o cineastas, esta continuación no se queda lejos de su antecesora. Todavía queda ver si el nivel de toda la serie es tan alto, y si llamarlo continuación al final acaba siendo solo por su diferencia temporal y no porque resulte otra fallida secuela como muchas veces se ve en el mercado Por el momento no es así, y aunque es diferente Lobo, el cachorro ha encontrado otro padre con un alma pura y de guerrero, como la de su padre, y el lector podrá conocer el mundo tras los ojos de ese niño.