El mundo de Cyberpunk ha convertido los implantes tecnológicos en su elemento más recurrente e importante. Pero ¿qué misterio esconden?
Los implantes cibernéticos son el aspecto más importante en el universo de Cyberpunk. Aunque tiene una acción alucinante, unas tramas secundarias interesantes y una crudeza emocional tangible, el anime de Netflix ha vuelto a demostrar que, como el videojuego de CD Projekt, todo esto va sobre los implantes. De principio a fin. En este mundo distópico, cabía esperar que el aumento tecnológico de los humanos fuera una característica de su vida. Casi todo lo sustancial de sus historias no sería posible sin esos implantes.
Aunque la historia de Cyberpunk: Edgerunners tiene alma y corazón, la conclusión más evidente es que la humanidad ha llegado a un punto en el que acepta el aumento tecnológico sin preguntarse si es una buena o una mala opción. El punto de partida del protagonista del anime tiene lugar cuando se implanta un software neuronal conocido como Sandevistan. Es habitual implantarse modificaciones corporales para obtener habilidades. Sin embargo, también existe un «mercado negro». La tecnología oficial es costosa. No todo el mundo puede permitírsela en Night City. Pero también entraña riesgos.
La herramienta perfecta para crecer socialmente
En la mitología de Cyberpunk, los implantes devienen en lo mejor y lo peor de la sociedad. No obstante, son indispensables para las clases sociales más desfavorecidas. Los pobres y la clase media de Night City se ven obligados a abusar de ellos para mejorar su posición en el estrato. En contraposición, tenemos los implantes militares o los implantes de lujo. Éstos son el apéndice de las clases sociales más elevadas. Multimillonarios y poderosos los emplean para mantener su estatus. Es una regla escrita con sangre.
Pese a ello, a diferencia de la sociedad en la que vivimos, donde el talento, la riqueza o la influencia no siempre son sinónimos de mejora o mantenimiento de la posición de una persona, en el universo de Cyberpunk los implantes sí han demostrado ser el vehículo para conducir a una persona al éxito instantáneo. Es un arma de doble filo, las cosas como son. Esa tecnología puede consumirte. También te aleja de la humanidad y te pone más cerca de las máquinas. Pero es una obviedad que puede mejorar tu posición social.
